“Los hombres son absurdos. Jamás emplean las libertades que tienen, sino que
exigen las que no tienen. Tienen libertad de pensamiento, pero exigen libertad de expresión”
Søren Kierkegaard
La filosofía no debe ser un sistema conceptual abstracto, ajeno a la vida y a la intimidad personal. Todo lo contrario, la filosofía debe expresar la existencia misma, esto es, un pensamiento concreto, cuyo devenir se identifica con la realidad del espíritu singular, es por eso que ser humano, es ser existente por esencia, es decir, libre, ésta libertad debe ser para él un ejercicio constante como categoría que le corresponde por ser particular, desde su principio busca por naturaleza ser feliz, busca la verdad, éste es su fin, el fin de la humanidad entera, es por esa razón que ser existente significa hacer, realizar, estar en busca de…, en la captación angustiosa de la posibilidad que tiene como individuo, gracias a su libertad personal, puede lograr su realización plena en una determinada categoría existencial, en la sociedad donde se encuentra hasta alcanzar la verdad.
Para explicar esto nos valdremos del pensamiento existencialista del filósofo y teólogo, Danés Sören Kierkegaard[1], gran parte de su obra trata de cuestiones religiosas como la naturaleza de la fe, la institución de la iglesia cristiana, la ética cristiana, y las emociones y sentimientos de los individuos cuando se enfrentan a las elecciones que plantea la vida. Debido a ello, el trabajo de Kierkegaard a veces se caracteriza como existencialismo cristiano.
Con el estudio de su pensamiento filosófico existencial, concreto, y, sobre todo cristiano, queremos dar a conocer la riqueza de sus propuestas y, a partir de ello dar posibles soluciones a nuestra sociedad, que se encuentra en una crisis existencial, destructiva de la personalidad de muchos hombres y mujeres, que envueltos en ella van perdiendo su libertad como personas individuales, y como bien lo expresa Kierkegaard: “El bien es la libertad” y “ la libertad es la verdad y la verdad es la que hace al hombre libre[2]”, y al mismo tiempo realizado en una realidad concreta, esto seria igual a su felicidad.
Ahora bien, estamos en una sociedad totalmente tecnificada, conflictiva, pragmática, absolutista, donde los valores y las conciencias cada vez van perdiendo su sentido y su objetivo en la sociedad común, y sobre todo como individuos que ejecutan sus facultades y energías en ella. Una sociedad donde las diferencias y discordias prevalecen sobre el “amor”[3].
Nos proponemos, indagar un poco sobre el papel del ser humano en la sociedad como ser individual y social; se hablara sobre su propio ser con las interrogantes de su existencias, el porqué y para qué estamos en el mundo insertos en una realidad concreta. Partiendo, tal como lo hizo Kierkegaard, de encontrarse primeramente a sí mismo. Cada quien debe tomar conciencia de su yo personal. Luego desde esta perspectiva debe verse cual es el papel de cada quien en la sociedad a la que pertenece.
El ser humano por naturaleza es social, necesita comunicarse con los otros o con un ser superior, de modo que la comunicación es parte fundamental en el entorno, social e individual, por medio de la comunicación el individuo se relaciona con los otros en amistad y amor.
Ahora bien, ¿Cuál es nuestro destino, cuál es el sentido de nuestra vida? La filosofía como ciencia de la sabiduría ha dado respuestas a muchos planteamientos, considerando la libertad, como la esencia de la existencia, las tendencias fundamentales del pensamiento de Kierkegaard son su anhelo apasionado de interioridad, que centra todas sus profundas reflexiones en el hombre como un ser completo existencial, y en su cultura, impregnada de especulaciones abstractas que hacían los pensadores de su tiempo. Cansado de esto, él busca con afán el sentido de lo vivido, el contacto directo con la existencia humana.
Por esto “el existencialismo ha recibido de Kierkegaard los motivos del pensar existencial[4]”, él es el defensor del individuo libre. Numerosos pensadores han filosofado sobre este término tan singular como lo es la existencia, señalando que ésta indicada una categoría de la que el ser humano es poseedor. Ahora bien, si nos preguntamos qué es en realidad la existencia, en términos generales, decimos que este término se deriva del latín “existetia”, vocablo que significa: “ lo que esta ahí, lo que está afuera _ existit_. La existencia en este sentido es equiparable a la realidad”[5], es decir, el ser real, nos evoca en cierto sentido el tener vida, estar en un lugar, hallarse en el mundo real y concreto, estar.
Kierkegaard, el llamado profeta de la existencia, vino a darle un nuevo sentido a este término aunque sin cambiar sus raíces originales, para el la existencia es, ante todo la del existente humano, individuo singular cuyo ser consiste precisamente en la subjetividad, y de esta forma en la libertad de elección. Otro de los términos clave es el concepto de libertad como parte del ser humano, del individuo existente. Para Kierkegaard la libertad debe ser practicada y sobre todo vivida, “hacerla vital ¡vivirlo yo mismo!”[6].
Nuestro autor se caracteriza precisamente porque no concibe la existencia y la libertad como algo meramente abstracto, sino como algo humano individual, subjetivo singular. La libertad es precisamente la parte fundamental de una existencia humana así concebida en su particularidad.
¿Por qué existo, que significa existir? Este difícil, pero evidente cuestionamiento al que muchos se niegan, hace resonancia en la conciencia Kierkegaard, ¿ Que hago en el mundo que estoy inserto, en una realidad concreta, personal?. ¿De dónde procede mi existencia?... La existencia es libertad nos dice Kierkegaard, poder ser, posibilidad, la existencia es posibilidad y en consecuencia angustia es el puro sentimiento de lo posible. Kierkegaard, nos dice: “La posibilidad de la libertad se anuncia en la angustia[7], como salto o posibilidad de alcanzar la libertad”, luego continua:
Lo posible corresponde por completo al futuro. Lo posible es para la libertad lo futuro, y lo futuro es para el tiempo lo posible. A ambas cosas corresponde en la vida individual la angustia” Nuestro pensador define la angustia como “la realidad de la libertad en cuanto posibilidad frente a la posibilidad[8]
Todo el pensamiento Kierkegaardiano, se centra en la forma concreta e individual posible que se da en el individuo, así nos los presenta en sus obras estéticas y religiosas. Le interesa más ver lo particular en todo. Aquí debemos señalar que el pensamiento de nuestro autor nace de una situación personal, de una experiencia vivida, hecha realidad, en su propia existencia interiorizada. Nos referimos al aspecto filosófico de sus reflexiones porque aquí debemos señalar la notable influencia del pensamiento hegeliano, que imperaba en el momento histórico en que vivió Kierkegaard. Para él el hombre es algo concreto, temporal, en un constante devenir, luchando entre lo temporal-terrenal y lo eterno. En este modo de ser existente y libre, el quién soy yo como ser que existe en una realidad concreta, vive sumergido en la angustia, en un constante movimiento.
Para que podamos entender la doctrina de kierkegaard es precioso saber que la palabra clave para comprenderla es libertad. Esta es la verdadera esencia de la existencia. La libertad hace posible el acto de fe, la fe en Dios. Nuestro filósofo profundiza sobre la existencia de este Dios creador, que impone en contrapartida el deber del hombre como ser creado. Dios hace al hombre independiente y libre. La elección que nosotros hacemos de Dios obra en virtud de Él mismo, porque en él nos movemos y existimos, pero es una elección libre. Para kierkegaard es necesario escoger a Dios.
Elegimos a Dios para poseer el yo, y obtener algo fuera de lo temporal, de lo terrenal, “por eso el que no tiene a Dios, tampoco tiene ningún yo, ni tiene libertad propiamente tal”[9]. con este argumento respondemos a la pregunta sobre quien nos dio la existencia real y concreta. Para Kierkegaard la libertad se encuentra en el individuo concreto con que vive en la historia y que la va manifestando por medio de actos propios y personales e individuales.
Podemos decir, que nuestro pensador, tomó como punto de partida fenomenológico la existencia. Ahora bien, cuando nos referimos a la experiencia o existencia, hablamos necesariamente del sujeto que tiene por objeto su existencia misma, particular. Aquí Kierkegaard va a abordar al individuo desde las esferas, que por su libertad que según él implica el camino de la vida. Estas esferas son: la estética, la ética y la religiosa; éstas se asumen a partir de la experiencia personal de la elección de lo posible, durante el salto en el que viene a concluir la esfera, que por su libertad haya escogido. Existencialmente, a medida que se vaya dando este proceso de elección, el sujeto vive la angustia de la posibilidad.
Para nuestro filósofo, son importantes los sentidos, ellos son parte esencial y fundamental para permitirnos tener un contacto con la realidad. Por medio de la percepción sensible entramos en contacto con el mundo existente: “a través de este medio obtiene el hombre una intuición sensible del movimiento real”[10].
Según Kierkegaard nosotros tenemos una fuerte dependencia de la fuente empírica para poder percibir el devenir actual; éste es uno de los fundamentos mas importantes que utiliza Kierkegaard para abolir la teoría idealista y absolutista de Hegel. Sin duda alguna, es importante el papel del movimiento en la elección sin ser absorbido por el movimiento. Según nuestro autor el movimiento de existir es un movimiento que debe conducir a la interioridad, a la libertad, y a la presencia de la verdad misma.
Pero ahora nos preguntamos; ¿qué es la verdad para Kierkegaard? El modo según el cual él concibe la verdad es muy claro, profundo, limpio. Para nuestro filosofo la verdad es “Transparencia”[11], simple, la mirada profunda interior que atraviesa todo sin obstáculos, lo transparente, subjetivo. Con esto Kierkegaard quiere decir que “Las verdades realmente importantes son personales, solamente esas verdades son una verdad para mí”[12].
El individuo debe ser transparente, con una vida interior profunda para poder así contemplar la verdad. Con esto alude a una autenticidad sin falsificación, sino patente y libre. Kierkegaard nos quiere decir que: “Para la reflexión subjetiva, la verdad es la apropiación, la interioridad, y se trata de profundizar en la subjetividad, lo esencial para el hombre no es conocer especulativamente la verdad, sino estar en la verdad. No hay, por lo tanto, verdad sino cuando hay verdad para mí, cuando se la apropia el sujeto y la vive”[13] .
Con esto, reafirmamos que la verdad para Kierkegaard es subjetiva. La causa por la que Kierkegaard realizó un estudio sobre la verdad, desde el punto de vista intelectual es según él: “el contenido de la libertad es la verdad y la verdad es la que hace al hombre libre, por eso precisamente la verdad es obra de la libertad, de suerte que ésta nunca deja de producir la verdad”[14] . Luego continúa señalando en discusión con Hegel:
La necesidad del pensamiento es también libertad; y, en consecuencia, al mencionar la necesidad del pensamiento, no hace más que hablar del movimiento inmanente del pensamiento eterno. Tales agudezas del ingenio sólo sirven para embrollar y dificultar la comunicación entre los hombres. Por el contrario, lo que yo digo es algo muy simple y sencillo, es saber, que la verdad solamente existe para el individuo en cuanto el mismo lo produce actuando. Si la verdad existe de cualquier otro modo para el individuo y éste no hace más que impedir que ella exista para el de modo dicho, entonces es que tenemos delante un fenómeno peculiar de lo demoníaco[15]
Es decir, el pecado, éste impide al hombre que la verdad plena habite en su interior. Ciertamente la verdad habita en el interior del hombre, pero con el pecado la niega por los fenómenos negativos que éste produce, es decir, se cierra a la libertad: “lo demoníaco es la no-libertad que quiere clausurarse en si misma”[16] Y al no tener no se tiene la verdad. Según Kierkegaard la angustia caracteriza la condición humana, quién vive en el pecado está angustiado, quien vive libre del pecado vive en la angustia de recaer en él, sin embargo, la angustia forma, porque destruye todas las certitudes del hombre hasta lograr poseer la interioridad y en consecuencia la verdad.
Según Kierkegaard la verdad es subjetiva, es decir, la verdad interior al espíritu, es menester saber que el toma como punto de parida la definición tradicional o clásica de verdad: adaecuatio mens et reí, la adecuación de la mente a la cosa. Él parece estar de acuerdo con la tradición agustiniana sobre la verdad, por la forma como puede verse relacionado su argumento sobre ella, con la afirmación agustiniana sobre la verdad.
San Agustín es el pensador por excelencia de la interioridad individual con respecto a la verdad; al igual que Kierkegaard su posición sobre la ubicación de la verdad es: “ in interiore homine habitat veritas”[17]. La verdad habita en lo profundo del hombre, en su interior. Kierkegaard dice: “la subjetividad significa interioridad, o a la actitud existencial del alma individual”[18]. Está claro que la estrecha relación entre Kierkegaard y San Agustín se debe a que sus definiciones tienen que ver con Dios como punto de equilibrio de la verdad esencial, Dios mismo es la verdad.
Lo que hemos hecho hasta ahora es profundizar en puntos fundamentales de la teoría del pensamiento existencialista-subjetivo de Kierkegaard, como lo son, la existencia, la subjetividad, la verdad y la libertad. Esta es la verdadera esencia de la existencia, es por ello que nos hemos detenido en estos términos fundamentales. Sin embargo, no hemos agotado el tema, porque nunca lo logramos, pues nuestro filósofo dedico toda su vida al estudio de la existencia del ser humano, para poder salvar al hombre de su tiempo, y devolverle su realidad interior, su personalidad interna para luego crecer, y llegar a encontrar la verdad en su interior y aprender a vivir.
Para Kierkegaard la vida es un arte y no una ciencia “Su punto de vista sobre la interioridad existencial, se ajusta muy cumplidamente a un arte platónico de la vida humana”[19]. Kierkegaard ofrece al individuo una unión entre el pensar y el vivir, vivir rectamente por parte de una persona moral y religiosa.
Sabemos que existimos y al igual nuestro ser posee según Kierkegaard, la libertad para actuar según nos parezca, pero también sabemos que existimos solos, sino que pertenecemos a una comunidad de individuos que en los últimos siglos, la sociedad pos modernista ha venido corrompiendo. A medida que nos dejamos inundar por la multiplicidad de oportunidades que existen en nuestra sociedad actual veremos que podemos escoger el bien y el mal en cada momento de nuestra vida, y por lo general sin darnos cuenta de que escogemos precisamente porque estamos en un mar de posibilidades, donde se nos hace cada vez más difícil encontrarle sentido a nuestra vida, y cuyas elecciones, las de nuestra vida, debemos asumir responsablemente, porque somos libres.
Es importante que nos preguntemos ¿Cuál es el sentido de nuestra vida? Vivir es estar en presencia de la existencia, de la libertad, es la fuerza potencial de poder realizarnos, una fuerza que poseemos para que a medida que enfrentemos los fracasos del vivir y sus dolores, entre otros accidentes exteriores e interiores que afectan al individuo, nos enfrentamos con nosotros mismos ante Dios. Nuestro autor nos ofrece con su teoría, algunas herramientas o elementos que podrían ayudarnos a tomar conciencia de que somos personas libres para luego salir a transformar la sociedad a la que pertenecemos. Esto será posible sólo después de haber adquirido frente a nuestras dificultades, fuerza, claridad y crecimiento interior.
Iluminados por Kierkegaard, con la luz y reflejo de su inteligencia y pensamiento, podemos darle un sentido a nuestra vida, y hacerle frente, entre otros, al fenómeno globalizado y despersonalizado del individuo como persona libre. Desde el pensamiento de Kierkegaard, hombre que vivió una intensa interioridad, buscamos que quienes nos escuchan logren reconocerse, primero como seres que se encuentran en medio de una cultura, de una sociedad determinada, concreta, y no abstracta y totalizadora.
Pero, ¿Cómo lograr esto? El ser humano existe, piensa, medita, y sobre todo tiene conciencia, a la cual debe escuchar por medio de la reflexión interior. Es por la escucha de la voz de la conciencia que retumba en nuestros oídos: ¡Libertad! y a la vez la voz de las inspiraciones interiores que brotan de las mismas reflexión. Sin lugar a dudas son ellas las que a través de la toma de conciencia de que vivimos en un mundo que parece un mar agitado, lleno de posibilidades y de incógnitas donde nos queda elegir y vivir, nos conducen a interpretar las incógnitas de nuestra vida. La mayor parte de esta responsabilidad de interpretar la tenemos todos aquellos que filosofamos sobre nuestros problemas actuales, porque vivimos en este mundo, pero no debemos nunca renunciar a comprenderlo ya que para eso poseemos la capacidad de la razón y el don de la fe que procede de Dios. De lo contrario seremos animales, irracionales, ambulantes, sin encontrarle sentido a la viada, es decir, vivir en el mundo y renunciar a comprenderlo, es vivir como un ser sin sentido ni raciocinio.
Ciertamente somos responsables de alcanzar nuestra libertad pero vivimos solos en el mundo, también somos responsable de la libertad común:
Es verdad, como ha destacado Kierkegaard, que ningún hombre puede liberar a otro, pero también es cierto que todo hombre puede promover la libertad ajena, por la comunicación indirecta de una existencia, descubierta en la unidad amorosa…por el cual la subjetividad se profundiza y reapropia, se expande e iguala al otro, no es pertenencia exclusiva del yo, sino, por el contrario, perfección participada. Expresado en términos kierkegaardianos, es posible decir que “todo don perfecto viene de lo alto”, y que es siempre Dios quien provee lo mejor que un hombre puede dar. La perfección dada no podría proceder exclusivamente del hombre, por la simple realidad de su imperfección, vale decir, por la nada que compromete su ser; como tampoco podría proceder de él toda vez que su carácter creatural lo determina constitutivamente como ser derivado, para el cual “todo es gracia”, incluyendo aquí, en primer lugar, su existencia[20]
Este amor del que nos habla Kierkegaard proviene de Dios como primus motor, como fuente principal del amor para el bien del individuo y de sus acompañantes de la vida, poseedores de la existencia, “porque el amor es
Este es el verdadero sentido de la existencia, de nuestra vida, ser libres en el amor como fruto de nuestra vida interior. Tenemos que descubrir la belleza interior, la belleza de nuestra mente culta, en la verdad, la belleza de una libertad forjada en la personalización, la belleza del espíritu creado en el amor a Dios. De esta forma lograremos la escucha constante de al voz de Dios mediante la reflexión interior que escuchamos en nuestra conciencia.
Luego actuaremos para el nuestro bien y el de la sociedad, donde reine en la existencia del ser humano la libertad, el amor y la reconciliación entre los individuos, porque: “la novedad de la existencia Kierkegaardiana es la reconciliación del todo en el individuo por la acción libre del amor”[23]. Una señal de que la persona humana comienza a ser libre es cuando asume su responsabilidad, aprende a ser capaz de afrontar muchas cosas duras que en el camino de nuestras vidas tenemos que asumir como individuo. Sólo después de haber hecho esto lograremos recuperar a la persona individual que se desarrolla a través de la historia por medio de la libertad existencial.
Samir ALARBID: Filósofo y Educador. Profesor investigador de la Universidad Católica Cecilio Acosta y UJGH. Realizó Estudios de Filosofía Medieval obteniendo el grado de M.Sc. Se destaca como articulista en revistas científicas. Ha presentado conferencias y ponencias sobre antropología y ciencias sociales. Labora como catedrático en las universidades de la región enseñando las asignaturas Antropología, Ética, Moral, Lógica, Teodicea, Humanismo Cristiano, Ontología, Epistemología, Pedagogía, Filosofía de la Educación, Historia de la Filosofía Medieval
Bibliografía
ADORNO, Theodor. (1969) Kierkegaard Editorial, Monte Ávila, Venezuela.
ABBAGNANO, Nicolás. (1981) Historias de
BINETTI, Maria José. “El sistema del concepto y el sistema de la existencia”, Hegel Vs. Kierkegaard en: Revista de Filosofía y difusión, Volumen XLVIII numero 50, Mayo 2003.
BINETTI, Maria José. “El Amor Clave de la resolución de
COLLINS, James. (1958) El pensamiento de Kierkegaard. Fondo de Cultura Económica, México.
COPLESTON, Frederic. (1982) Historia de la filosofía. Tomo III Editorial Ariel, Barcelona.
FERRATER MORA, José. (1981) Diccionario de filosofía... Tomo II. Editorial, Alianza, Madrid.
GAARDER, Jostein. (1994) El mundo de Sofía. Ediciones Siruela, Madrid.
MARIAS, Julián (1997) Historias de
RIVERO Gálatas, (1984.) Demetrio “Prólogo” a El Concepto de
URDANOZ, Teófilo. (1998) Historia de la filosofía. Edit. Alianza
[1] Søren Aabye Kierkegaard (Copenhague, 1813- 1855) fue un prolífico filósofo y teólogo danés del siglo XIX cuyas posturas profundizan en el subjetivismo moral y la fe cristiana. Su pensamiento fue en su época y sigue aun siéndolo en la nuestra extremadamente mal interpretado debido especialmente a que su método se basaba en -como dijo alguien- "despertar en principio el interés y el asentimiento del lector para conducirlo después a descubrir que aquel punto de vista que había aceptado acríticamente resultaba insostenible, y hacerle vislumbrar que la verdad había puesto en tela de juicio su opinión inicial". Aunque gracias a su apasionada vida y obra los logros de este 'divino burlador' fueron muchos, destacaremos de entre todos ellos el hecho de que llegaría a ser considerado por muchos como el padre de una de las corrientes filosóficas más importante de nuestros tiempos: el existencialismo.
[2] KIERKEGAARD, Sören: El Concepto de
[3] Subrayamos esta palabra, amor, debido a la escasez que existe en nuestra sociedad actual de solidaridad fraterna, es decir, la falta de amor como facultad del ser humano de mayor grado de importancia, ya que por medio de ésta se llega a la felicidad. Amor grado supremo de nuestro creador. “Dios es Amor”. (I de Juan 4,8)
[4] URDANOZ, Teófilo: Historia de
[5] FERRATER MORA, José: Diccionario de Filosofía. Editorial, Alianza, Madrid, 1981. Tomo II.
[6] RIVERO Gálatas, Demetrio “Prologo” a El Concepto de
[7] KIERKEGAARD, Sören. El Concepto de
[8] KIERKEGAARD, Sören. El Concepto de
[9] RIVERO G. Demetrio “Prologo” El Concepto de
[10] COLLINS, James: El pensamiento de Kierkegaard, Fondo de Cultura Económica, México, 1958.
[11] ADORNO, Theodor: Kierkegaard. Editorial, Monté Ávila, Caracas 1969. Pág. 123.
[12] GAARDER, Jostein: E l mundo de Sofía. Ediciones Siruela, Madrid 1994. Pág. 464.
[13] URDANOZ, Teófilo: Historia de la filosofía… Opus Citat, Pág.447. 1998.
[14] KIERKEGAARD, Sören. El Concepto de
[15] bid, Pág. 173
[18] COLLINS, James: El pensamiento de Kierkegaard, Opus Citat, Pág.121.
[19] COLLINS, James: El pensamiento de Kierkegaard, Opus Citat, Pág.160.1958
[20] BINETTI, María José. El amor: clave de resolución en la dialéctica de la libertad kierkegaardiana. RF. Mayo 2003, vol.21, no.44 2007, p.85-104.
[21] Ibíd., Pág. 98
[22] Ibid., Pág.91
[23] BINETTI, María José: “El Amor Clave de la resolución la dialéctica de