ELODIE GONTIER: "EL INDIVIDUO DELANTE DE LOS 'DOCENTS'. EL DESAFÍO DE LA SUBJETIVIDAD KIERKEGAARDIANA"
***

 RESUMEN

Este artículo examina como el ser humano puede relacionarse con la multitud y, a la vez, descubrir su propia subjetividad con un movimiento de crítica respecto a la comunidad de los intelectuales y de la prensa, llamada “docents”. Asi, se trata de subrayar el hecho de que ser el Individuo, como impone Kierkegaard, necesite un diálogo muy poderoso entre el Individuo verdaderamente libre y la sociedad llena de prejuicios.  

  

PALABRAS-CLAVE

Individualidad, libertad, autenticidad, Docents, Multitud, alienación.

  

Hay una tendencia como la de la doxa a criticar el mundo, el de la realidad, y al contrario apoyar la vida del interior, del “corazón” porque el corazón es el sitio de la pureza y el mundo el lugar de lo impuro. Pero como revela Michel Henry, la vida del ser humano es más complejo: es dentro de su corazón que aparece una ruptura entre sus palabras y sus actos porque su corazón representa lo invisible, precisamente, lo escondido que puede contener la hipocresia, la perversión, todo lo que puede ser malo en dirección a otro humano.

 

“De este desfase entre nuestras acciones reales y sus aparencias nace la posibilidad de la hipocresía que vive en el mundo de los hombres y por lo cual se ve aquí que no se limita de ningún modo a sus palabras sino que también concierne a sus actos[1]”.

 

Entonces, ¿como podemos ser lo que decimos, ser lo que actuamos, sin perdernos en las aparencias equivocadas y sin separarnos del mundo propiamente humano? Desde la época del Aufklarung [Ilustración], la población descubría que la luz del saber tiene la posibilidad de reflejarse dentro de los corazones y así elevar a los espíritus con el concurso de la Razón. Pero las cuestiones que nos preocupan aquí con los textos de Kierkegaard son cuestiones todavía de actualidad: ¿qué nos queda del Siglo de las Luces? Nos proponen una entera autonomía, pero en realidad ¿de qué se trata? ¿Es el individuo singular que tiene las oportunidades y las capacidades de ser lo que es?

 

En un nivel bajo de subjetividad, nota Kierkegaard, no se es autónomo. ¿No es porque no le queda espacio necesario para manifestar su autonomía? En el Post-Scriptum, Kierkegaard entiende que los lectoresa población no puede dialogar con los autores, tanto en literatura como en filosofia, porque las críticas (literarias/ filosóficas) dan una advertencia decisiva sobre todo. No es sin ironía que el pseudónimo de Kierkegaard,  Johannes Climacus, se jacta de librarse de las reseñas de las críticas:

 

“Sin el menor ruido, sin derramiento de sangre ni tinta, mi folleto ha pasado desapercibido, no hay la menor reseña, la más pequeña mención  en ningún otro sitio; ninguno escandalera  ha repetido la efervescencia, ninguno grita de inquietud tirado por los eruditos ha alertado las tropas que estan alerta; ninguno zafarrancho en los puestos avanzados ha llamado en su favor la masa de los lectores[2]”.

 

A primera vista, parece paradojal que el autor quiere quedarse en la sombra porque, sin reseña, el libro no se aprovecha de la publicidad. Pero, aquí, el autor persigue el incógnito porque en lugar de tener una reseña en contra de su trabajo, más vale mantener el anonimato. Sin embargo, la nota de pagina indica que un papel, sin firma, escrito por A. F Beck fue publicado en Berlin el 30 april 1845 en la revista Neues Reputorium für die theologische literatur und kierchliche statistik. La mentira de Johannes Climacus apoya su proyecto: mostrar que las críticas  estancan la originalidad e imponen lo que se debe pensar.

 

“ El autor así tiene la suerte, qua (como) autor, de no sentirse obligado  a hacer algo para alguien; yo entiendo, en medio de las criticas, escritor de reseñas, intermediarios, jurado literario, etc, que son en el mundo de las letras como los sastres y sus “creaciones” en el mundo de la elegancia: le dan giro al autor, y para el lector, el punto de vista; gracias a esas personas y sus cuidados, un libro toma importancia”. 

 

En efecto, Kierkegaard llama a Baggesen cuyo empleo de los topoï de la moda permite representar el universo de la crítica a la de la creación. La idea, más precisamente, es que las críticas literarias deciden si una obra es buena o no y a partir de este punto de vista el libro esta elevado hasta el éxito o, al contrario, cae en el olvido. Asi es, Baggesen consiente que “fabrican creaciones pero sus notas vos asesinan” porque cada palabra, cada anotación que se publican en la prensa haràn la celebridad o la decadencia del autor. Influenciado por Baggesen, el filosofos danès llega a la conclusión drámatica segun la cual el autor en su individualidad no está en posesión de sus escritos. Más terrible, si las criticas deciden de lo que los lectores deben pensar, ¿la libertad de los lectores no queda destruida? Reflexionando bien, ¿de qué sirve leer un libro si las críticas ya han preparado desde el comienzo hasta el final el tema de los escritos y sobre todo su valor? Kierkegaard plantea la cuestión de la relación entre el autor, singular y libremente solo, y la comunidad de los docents. Se lamenta de que el poder no se encuentra más en las manos de los lectores (y por lo tanto del autor) sino del lado de las críticas quienes se erigen en jueces las obras sin dar elección ni al autor ni al lector:

 

“Al final, le da todo sin poder satisfacer su deuda gracias a un nuevo libro cuya importancia, si puede tener importancia, está al menos causado por el arte y el cuidado de sus bienhechores[3]”.

 

Podemos cuestionar las razones por las cuales Kierkegaard dirige una guerra contra las críticas, manifestando asi su amargura de escritor por la ironia. Un acontecimiento influencia con violencia la vida de Kierkegaard: la polémica con el periódico satirico El Corsario. Es un papel satírico fundado en 1840 por Mein Aron Goldschmidt. Por su parte, Peter Ludvig Möller quiere obtener una cátedra de literatura y entonces quiere que su colaboración en el periódico El Corsario sea secreta para mantener su aspiración vividora. Ahora bien, Kierkegaard piensa de modo diferente. En efecto, en 1845, P. L Möller publica en una revista de estética “una visita a Soro” dentro de la cual hace una fuerte crítica de la segunda parte de O lo uno o lo otro, burlándose de ¿Culpable? ¿No culpable? Y redactando un remedo del Solitario de Copenhague. Quizá P.L Möller piensa que este artículo le serviría de elevación para su carrera futura gracias a su crítica de Kierkegaard por un lado y por otro lado gracias a su apoyo a los escritores de ese momento. Es claro que Kierkegaard fue conmocionado por esos ataques y, para responder, escribió en los Faedrelandet el 15 diciembre 1845 un artículo firmado por la mano de Frater Taciturnus donde revelaba la participación de Möller en El Corsario[4].

 

1. Ser Individuo para Kierkegaard: una libertad de escritura y de lectura

 

¿Contra qué debemos luchar criticando? Es la recuperación de las ideas de sus textos por las críticas literarias y filosoficas y su transmisión. En efecto, las críticas de los docents tienen un real poder sobre la población y los articulos del Corsario lo muestran: la gente lee el Corsario y se burla de la actitud de Kierkegaard con su bastón y sus pantalones de “tamaño desigual” hasta el punto de que a partir de eso se pueda emitir un juicio con respecto a los escritos kierkegaardianos. Pierre Mesnard revela que este episodio con la prensa fue muy doloroso para Kierkegaard. Así comprendió mejor lo que le sucedió a Sócrates. Porque, el filósofo danés vivió el enfrentamiento con la prensa de manera que “la historia de Sócrates descubria la tragedia que se puede pintar exactamente sin comprenderla por lo tanto no lo habia vivido por si mismo[5]”. Lo que se menciona es la expulsión de la gente porque los lectores de este periódico tomaron como divertimento la vida y las ideas de Kierkegaard, y en consecuencia él fue la victima de esa campaña de denigración. Como sabemos, Kierkegaard no pudo salir de su casa y por eso decidió responder en los articulos de Faedrelandet.   

Primero, Möller reprocha a Kierkegaard que O lo uno o lo otro sea una “aula de disección” para, según critica, mirar la existencia de manera intelectual. Más bien sería, para Möller, un motivo para examinar la vida del autor y seleccionar alguna cosa para escribir un papel. Es porque Kierkegaard responde en un artículo “el autor de O lo uno o lo otro” donde se fija sobre la importancia del texto y no sobre la vida del hipotético autor. De este modo, se dedica a las críticas como las de Möller para ayudar al lector. En efecto, él no debe seguir al critico porque él no habia leido ni una línea de la obra del autor. Kierkegaard nos dice que no es el lector kierkegaardiano, es al contrario un lector comùn: el lector kierkegaardiano no toma en serio las palabras de los críticos. Pero el lector comùn está definido por las críticas como “algunos”, es decir “algunos (quien) no leen ni la primeras lineas, ni la segunda línea, sino que se dedican a este interesante pronóstico: ¿quién es este autor[6]?”.

¿Quiénes son realmente los “algunos”, a saber, los lectores de la prensa y de las críticas que aceptan todo sin moverse?  Son los que leen solamente una parte de los escritos como lo que había hecho Möller. Si lee una parte y no la otra, su juicio va a ser caótico y necesita el apoyo de cualquier argumento para equilibrar su pensamiento para convencer la a Masa. En efecto, es el “uno” del crítico el que permite implicar a los lectores y así aprovecharse de ellos. Segundo, vemos que el crítico especula sobre el desarrollo del libro porque sólo se ha interesado al principio y para escribir su artículo sólo necesita imaginar lo que dice el autor. Entonces va a sistematizar la obra o si no va a proponer una interpretacion muy peligrosa: O uno o lo otro es una obra escrita por dos autores. ¡Asi  es lo trágico! Porque el lector pasivo va a creer lo que dice Möller. Apoyado por la palabra clave de las críticas, el “uno” o “algunos”, las críticas crean lazos falsos entre la Masa y la creacion literaria. Kierkegaard estaba conciente de que las críticas son la fuente de los errores y asi crean la mentira que será utilizada por la masa. Sus textos de explicación, “el autor de O lo uno o lo otro” y sus textos ms conocidos como Punto de visto explicativa sobre mi obra de escritor ponen de relieve la tración de los críticos respecto de la idea de verdad que deben difundir en la multitud. También, el Solitario de Copenhague muestra dónde puede encontrar al verdadero lector: el lector kierkegaadiano es el Individuo, a saber el que se opone a la Masa porque lee todo el libro y no se fija en las críticas sino para criticarlas. Para concluir, Kierkegaard piensa el Individuo a partir de su modo de escribir: su escritura es una crítica a los que piensan criticar como los periodistas y los críticos literarios. Ser un Individuo es entender su libertad y el poder que se tiene. Entonces, Kierkegaard como manifestación del Individuo lee y critica mucho para construir sur verdera libertad, une libertad de pensamiento y de creacion por la escritura.


2. Ser un Individuo: lucha contra la Masa

 

Según Kierkegaard, la prensa gana  más importancia dentro de la multitud. ¿Por qué? ¿Cuál es el poder de la prensa respecto del individuo-lector de ella? Su poder viene del hecho de que la prensa puede manipular a la gente con falsas ideas. En efecto, con el acontecimiento de las mass-media muy bien conocido actualmente, ya el organismo de la prensa se dedica a la Masa utilizando la propaganda. Consecuentamente, la gente escucha “la voz del maestro” quien, como tal, llama la atención haciendo de la gente una masa desencarnada. Si existe una depersonalización de la población, es porque la prensa manipula los espíritus de los seres humanos. ¿Eso no está en total contradicción con lo que debemos pensar de la prensa: un espacio de comunicación para ayudar a la libertad de expresión? Es claro que la prensa difunde informaciones y en eso consiste su papel en la sociedad. Pero, si la prensa puede mostrarse como un lugar de diálogo y de critica gracias a su desarrollo en la sociedad, también tiene aspectos negativos. Kierkegaard ve los dos: por un lado, los periódicos tienen el objetivo de liberar a la poblacion dando informaciones claras pero, por otro lado, se refiere a los periódicos como una prensa idealizada pero sus artículos son bastante obscuros,  publicaciones basadas sobre una retórica fuerte pero sin ninguna idea. El resultado es terrible: la gente sigue a la prensa porque le ofrece informaciones simples, de libre acceso. Esta prensa manifiesta una prensa de basura cuyo poder es posible gracias a una vulgarización de la masa. Entonces, ¿la gente que vive como la masa- digamos así, la multitud- puede llegar hasta la luz de la autenticidad y huir de la oscuridad de los prejuicios de los periódicos?

Kierkegaard no rechaza la libertad para la multitud sino que espera que la multitud se abra a una nueva individualidad. Si la prensa tiene por lector, la multitud, el individuo debe disparar, es decir perder su importancia como ser singular, ser individuo. ¿Como podemos encontrar de nuevo el Individuo que es el fundamento del Ser? Ciertamente, no es  con el apoyo de la prensa porque trata de ser “un medio de comunicación [que] ha dado a la existencia un sentido completamente equívoco. La existencia personal se paró[7]”. De otra manera, Kierkegaard entiende que la prensa se demoraliza de modo que la reflexión personal del ser humano se destruye. En efecto, los periódicos se dedican a lo público, a la masa de humanos y no a lo personal, a la singularidad de los lectores. Si los “docents” han transformado la modalidad de la existencia en una existencia impersonal, demoralizada, anónima, irresponsable y si no queremos cambiar esto, para encontrar una existencia verdadera, debemos negar a la prensa como búsqueda de individualización. Entonces, el propósito no consiste en reprobar a la prensa a pesar de que, en realidad, contribuya de alguna manera a dejar a la masa en una mala relación consigo misma, sino que debemos fijarnos sobre la forma de salir de la existencia de masa para que no se trate del anonimato sino del Individuo.

Lo importante es entender que lo que pensamos no es tanto un conocimiento personal como un saber que tiene lugar desde nuestras lecturas y nuestras creencias. Si nuestro saber proviene de una estratificación de las creencias y de los prejuicios, debemos suspender nuestro juicio para descubrir la zona de obscuridad de nuestro pensamiento. Entonces entendemos que, desde que somos masa, pensamos todos de la misma manera, es decir, de una manera homogénea y de manera inadecuada porque estamos influenciados por un saber externo. Este saber tiene lugar naturalmente en la prensa en la medida en que el autor publica lo que espera erigir en un saber. El Profesor Heiberg publica lo que piensa de O lo uno o lo otro… con una máxima modificada así: “Leas o no leas, en los dos casos, te lamentarás”. Siguiendo el juicio del Profesor -el mismo que no había leido la obra de Kierkegaard- la multitud se complace en repetir lo que la prensa había dicho de la obra. Después de Kant y de su obra ¿Qué es la Ilustración?, Kierkegaard ve claramente que la masa se queda en el círculo vicioso de la información que desinforma porque los autores de artículos de periódicos abusan de su autoridad. Es la razón por la cual el filósofo danés conduce una lucha crítica respecto de estos periódicos y periodistas que quieren pensar por los otros.

La palabra “docents” reúne a los amigos del Sistema. Los docents pretenden saber todo sobre todo y esperan que la multidud los escuche con admiración. Seducen con sus palabras retóricas que atraen a la gente. En los Papirer del año 1854, Kierkegaard ataca a los docents que forman un obstáculo para la liberación de la masa:

“El hombre del común -los docents- donde Kierkegaard dispara como actor principal para tener un papel socrático que consiste en convertir el hombre del común a sí mismo y a su vocación, destruyendo el obstáculo que ponen los docents. Entre el hombre del común y su vocación de ser un Individuo libre y responsable, los docents en efecto, todavía, se interponen. Interponen sus discursos donde pretenden decir el sentido de lo que es como si el sentido pudiera tenerse dentro de un solo discurso[8]”. 

Los periodistas, que forman parte de los docents -como los politicos, los hegelianos y los hombres de la Iglesia-, publican artículos donde están todos sus saberes, pero desde el momento en que los alumbramos, ya no queda saber. Implica que la prensa a través de los artículos de los “docents” da opinión a la multitud quien les da valor de verdad. Como revela Monique Charles, la prensa favorece los prejuicios de la gente de modo que esta Multitud piensa que los pensamientos de los que escriben periódicos son la formulación de sus propios pensamientos. ¿En qué medida la gente que sigue a los “docents”  puede separarse de esta actitud de alienación para tener un pensamiento totalmente libre?

 

3. Individuo y Verdad

 

El individuo sería más autonómo desde el momento en que entendiera que la “verdad” de las críticas literarias no es la “verdad” en el sentido kierkegaardiano. La verdad no es una adecuación del sujeto a un objeto en el sentido de que el objeto debe coincidir con la idea de la mayoría. Se dice que es la verdad cuando la relación entre el sujeto y el objeto está probado por la universalidad. Sin embargo, la universalidad no es representativa de la mayoría porque la minoría como los “docents” se llama ella misma “universalidad” a traves del “SE/ UNO”.  Aparece que lo que se presenta como universalidad es en realidad minoría que quiere imponer su verdad sobre las conciencias. La concepción de la verdad entonces está modificada: la verdad de los docents es una verdad que detentan los de la minoría y que pretenden hacer de ella una verdad para todos. Pero el valor de esta verdad es muy relativo. Delante de una “época de disolución” que utiliza mal la idea de verdad, Kierkegaard intenta dar una verdad no en las manos de una Multitud “sin mano” sino al hombre singular, el Individuo que no pertenece a la mayoría. En efecto, el Individuo auténtico se define como un hombre que acepta el diálogo que abre sobre la verdad cuando examina los opiniones de la mayoría. Es decir que el Individuo examina de manera crítica los prejuicios de la Masa y, así, construye su propio pensamiento. 

El individuo que alcanza el estadio de la Persona no se marcha de la relación a los otros. Al contrario, gracias al diálogo con otros, el individuo es capaz de entender que el compromiso de la Multitud con el mundo le permite ver la ilusión de la existencia de la Persona. Porque el compromiso es el modo de existir sobre las apariencias. Relacionarse con otro no es fundamentalmente malo sino que es el lugar de la alienación porque el individuo encuentra a otro alienado por culpa de los docents. El otro se presenta como un ser sin personalidad, un ser que sigue lo que dicen los docents y asi se compromete haciendo de sí mismo un ser uniformado por un pensamiento totalizado: el pensamiento de “todo el mundo”. El otro desmaterializado en la Masa ya sería la condición de la libertad del individuo. Porque el contacto con lo general, la mayoría, en una palabra, la Masa, muestra que el individuo no pertenece a ellos (sobreentendido: lo general, la mayoría, la Masa). Lo que debemos entender es muy complejo: nuestros pensamientos no son propiamente nuestros sino que es por la confrontación con el mundo de la Masa que el individuo sería capaz de decir que sus pensamientos forman parte de los pensamientos de la Masa. Entonces, nuestros pensamientos no son más que pensamientos del  exterior, de una sociedad de hombres. Hacer un movimiento de reflexión sobre sí mismo y sobre sus pensamientos, tomar conciencia de que lo que sabemos, lo que pensamos no es otra cosa que el saber de “todo el mundo” es muy difícil. No se puede realizar si la Persona no tiene un mínimo de libertad porque, sin ella, la Persona no toma conciencia de que vive en un mundo de estandarización de las creencias. El paso de la Persona en Individuo supone que el individuo tiene una cierta libertad de pensamiento pero el grado de libertad de la Persona ya es menor porque se confunde con la Masa.

Sin embargo, si la Persona logra pensar por ella misma, ¿su éxito es la consecuencia de su oposición a los otros humanos alienados, a la Masa? Ser un individuo no significa rechazar a la Masa sino que, en este caso, el individuo Persona no puede situar el origen de su falta de subjetividad. Al contrario, el primer movimiento trata de una contestación que es verdaderamente una confrontacion de sí mismo con la Masa. ¿Cómo ocurre la confrontación si la Masa, como revela Kierkegaard, es sólo abstracción? Mientras que el hombre se oriente contra la Masa, más vale luchar contra la subjetivitad limitada de la Multitud para revelar su Yo verdadero. El segundo movimiento es la crítica. En efecto, la crítica es necesaria para que el hombre progrese hasta un nivel más adecuado de subjetividad. Así se presenta la dialéctica de la crítica de la Multitud: La Persona que quiere llegar hasta el Individuo se enfrenta a la Masa, reunión de personas.

Entonces, la crítica no es simplemente una contestación sino un esfuerzo para descubrir su propio ser sin contaminación de los prejuicios de la sociedad. Cara contra cara, Kierkegaard pone de relieve el hecho de que ser Individuo sea una vista en dirección de la Multitud o de la Masa, visión contestativa del origen de la creencia (prejuicio llevado por la prensa, los críticos literarios, los “docents” en general).

 

                                                                                                                  

 

[1] Michel Henry, Paroles du Christ, Ed. Seuil, Paris, 2002, p. 23 : « De ce décalage entre nos actions réelles et leur apparence naît la possibilité de l’hypocrisie qui habite le monde des hommes et dont on voit ici qu’elle ne se limite nullement à leurs paroles mais concerne aussi bien leurs actes ».

[2] Soeren Kierkegaard, Post-Scriptum définitif et non scientifique aux Miettes philosophiques, Ed. l’Orante, Paris, 1977, p. 4.

[3] Soeren Kierkegaard, Post-Scriptum définitif et non scientifique aux Miettes philosophiques, Ed. l’Orante, Paris, 1977, p. 4.

[4] “Ojalà que pronto se trate de mí en el Corsaire!”  

[5] Pierre Mesnard, Le vrai visage de Kierkegaard, Ed. Beauchesne, Paris, 1948, p. 100.

[6] Soeren Kierkegaard, Trois articles de Faedrelandet, « Qui est l’auteur de Ou bien… Ou bien », trad. P.H Tisseau, Ed Robert Laffont, Paris, 1993, p. 659.

 

[7] Soeren Kierkegaard, Papirer, X 2 A7.

[8] A ver : Henri-Bernard Vergote, Sens et Répétition. Essai sur l’ironie kierkegaardienne, tome I, Cerf Orante, Paris, 1982, p.27


Volver

Usted es bienvenido a contactarse mediante el siguiente formulario:

(*) Campos requeridos

Para quienes estén interesados en enviarnos alguna nota, artículo o comentario pueden hacerlo en este espacio:

(*) Campos requeridos

 
Carlos Calvo 257 - C1102AAE Buenos Aires - Argentina -
Ir arriba