LEONARDO VENEGAS LOYOLA: "Kierkegaard y las redes sociales. Signos del desgaste de un útil"
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso - Chile

En los tiempos actuales, los medios digitales son una de las formas dominantes que tenemos para poder comunicarnos y llevar a cabo nuestras labores. Los medios digitales se ganan nuestra preferencia gracias a su instantaneidad y portabilidad. Ya no estamos necesariamente obligados a estar atados a un lugar físico determinado para poder comunicarnos, realizar trabajos ligeros al estar ligados a un escritorio o tener que cargar con una laptop en todo momento o que también que podamos responder a una emergencia, puede ser ésta laboral o personal. Las ventajas de tener la posibilidad de comunicarse de manera inmediata y que esté al alcance de la mano son claras.

Esta es la realidad de la comunicación a través de los medios digitales es un hecho el cual es muy difícil negar más aún en el contexto mundial el cual seguimos atravesando, el de una pandemia. Ante esta realidad en que nos encontramos la comunicación y el trabajo ha sido de manera preferente, sino exclusiva de manera digital. En esta situación las redes sociales han tomado un protagonismo como el medio preferente en que nos comunicamos y es el tema en el cual nos enfocaremos en esta ocasión.

Pero lo que hoy nos convoca no son las ventajas de las redes sociales en nuestra cotidianidad. Hoy quien nos reúne es el pensador de la existencia, Sören Kierkegaard y a raíz del título de las jornadas “Existir, entre lo real y lo virtual” lo pondremos frente a las redes sociales. Este emparejamiento a primera vista podría parecer inusual e incluso inapropiado tanto por la distancia temporal como en la distancia tecnológica del autor en cuestión, quien vivió en la primera mitad del siglo XIX ¿Pueden aportarnos algo sus planteamientos y reflexiones ante este fenómeno? La posibilidad de traer a Kierkegaard ante un fenómeno contemporáneo es determinando el cómo entenderemos las redes sociales y el espacio que el pensador danés tiene en él.

Las redes sociales las entendemos desde el sentido heideggeriano de un útil. En su obra “El origen de la obra de arte” Heidegger indica que entre las características del útil es su carácter manufacturado, no es algo que proviene de la naturaleza, y que este en carácter manufacturado tiene en vistas un objetivo, el útil es un ‘para algo’
[1]. Desde esta perspectiva el útil no se agota en ese “para algo”, sino que tiene un modo de ser esencial como ser-utensilio. Este modo de ser esencial del útil es lo que Heidegger denomina fiabilidad[2].

La fiabilidad es la posibilidad en la que nos podemos entregar a nuestras labores junto al útil que tenemos a la mano. Heidegger trae como ejemplo el uso de unas botas para el trabajo para labrar la tierra, la mujer trabajadora (que usa como ejemplo) puede entregarse a sus labores en tanto que el útil cumple con su función, en este caso la protección que otorga contra el frío, la comodidad que entrega para trabajar la tierra, etc. El útil es fiable en tanto cumpla con su función, por ejemplo, la fiabilidad de un cuchillo para un cocinero recae en que efectivamente corte de la manera que requiera una preparación determinada. Pero otra forma de que un útil no sea fiable, es que gradualmente pierda su fiabilidad
[3] y que en consecuencia no cumpla con su función en tanto útil. Siguiendo los ejemplos anteriores en que las botas se desgasten a raíz de su uso y comprometan el trabajo en el campo dejando desprovista de protección a esta trabajadora y en el caso del cuchillo es que pierda su filo y se vuelva romo. Su fiabilidad es la posibilidad de entregarse al objetivo que tiene, su propósito sin que estemos preocupados del útil mismo.

Las redes sociales las entenderemos desde esta perspectiva del útil heideggeriano, es un útil que en este contexto nos ha permitido quedar inmersos en nuestras labores, la inmediatez que proporciona nos permite estar conectados para poder realizar nuestras labores y nos permiten estar conectados. Pero a diferencia de otros útiles éste carece de un material determinado, no podemos identificar que las redes sociales se han vuelto romas y que pierden su fiabilidad. El material que las constituye no es compatible con una identificación a simple vista de que ya no es apto para cumplir su objetivo. Ante esta dificultad Kierkegaard nos puede brindar una luz ante esta dificultad.

La luz que nos brinda Kierkegaard proviene de tu texto de crítica social “La época presente” en donde realiza un análisis a las características que, según su análisis, son constitutivas de la sociedad. En una de las primeras entradas y caracterizaciones presentadas en la época presente Kierkegaard afirma que “[…]la época presente es la época de la publicidad, la época de los misceláneos anuncios: no sucede nada, y sin embargo hay publicidad inmediata.”
[4] Esta caracterización realizada por Kierkegaard, si no supiéramos que proviene de un autor de mediados del siglo XIX, podría ser fácilmente confundida con algún comentario realizado acerca de las redes sociales.

La identificación del desgaste de las redes sociales como un útil nos enfocamos en identificar elementos que Kierkegaard determina como problemas en la sociedad en la que él vivió junto a los problemas que el pensador surcoreano Byung-Chul Han idintifica como problemas de la comunicación digital en las redes sociales. Lo que Byung-Chul Han determina como problemas propios del medio en donde se lleva la interacción social frente a los problemas de Kierkegaard estos no parecen tan novedosos, pero sí actualizados a un medio determinado al que Kierkegaard no pudo haber tenido en cuenta.

Para Kierkegaard no hay shitstorm, manera en que se manifiesta en la internet cuando ataca algún tópico determinado o correos electrónicos de los indignados, pero si existe el público el cual manifiesta esta misma dinámica. Para Kierkegaard el público es la manifestación
[5] de la idea de nivelación en donde de manera numérica se evita que alguien sobresalga. La nivelación de la época presente es la concreción del espíritu de la una época en donde la falta de la pasión, la cual impide la acción, y el exceso de reflexión, la que impide la posibilidad de decisión, son los elementos internos que constituyen la sociedad en la cual Kierkegaard vivió. Pero para Kierkegaard el público no solamente una nivelación que se puede entender meramente desde una idea.

El público tiene como medio a la prensa, de la misma manera en que las redes sociales tienen el medio digital en donde los afectos tienen por objeto el ataque a individuos. A diferencia del fenómeno contemporáneo, el ataque del público no es necesariamente debido a la indignación o los afectos inmediatos sin procesar, el público tiene por objetivo quitarse el aburrimiento de encima a cuestas de cualquier individuo que sobresalga o destaque, y que por esto mismo es despreciado. Este ataque es por medio de la prensa, que Kiekegaard caracteriza como un perro que se dedica a hacer travesuras a cuestas de otro del cual nadie se hace responsable.

 
“El público, que es una nada, mediante un tercero que, despreciado por el público, estaba más que nivelado y menos que nada. Y el público no se arrepiente, ya que no fue el público -fue el perro, de igual forma que se dice a un niño que <>”[6]

El shitstorm es un fenómeno que se favorece por la posibilidad de comunicar la propia opinión que se tiene acerca de algún tópico “viral” que esté en la palestra de manera inmediata. Los afectos que se tienen en ese preciso momento sin ningún tipo de reflexión que permita adentrarse en las complejidades que pueda presentar o de reafirmar la primera impresión que se tuvo en una primera instancia, pero esta vez con el examen correspondiente que sólo puede darse en el transcurso del tiempo y no en la inmediatez del momento. Frente a estas características el autor de “En el enjambre” diferencia la comunicación del shitstorm frente a la carta del lector en un periódico
 
“Mientras la redactamos, de manera laboriosa, a mano o a máquina, la excitación inmediata se ha evaporado ya. En cambio, la comunicación digital hace posible un transporte inmediato del afecto. En virtud de su temporalidad, transporta más afectos que la comunicación analógica. En este aspecto el medio digital es un medio del afecto.”[7]
 
Pero este shitstorm en la manera en que la llaman la atención es muy eficiente, pero en tanto son el medio de los afectos inmediatos son incapaces de armar un discurso, son inapropiadas para poder configurar el discurso o espacio públicos. De la misma manera en que aparecen de la nada pueden desintegrarse. La indignación que aparece frente a un tema junto a la multitud de indignados no es canalizable debido a su carácter efímero e inestable. El shitstorm dentro de su indignación “Se precipitan solo sobre personas particulares, por cuanto las comprometen o las convierten en motivos de escándalo.”[8]
 
Esta multitud, enjambre en las palabras de Byung-Chul Han, no es posible entenderla como masa, porque no constituye ningún nosotros “Una concentración casual de hombres no forma ninguna masa. […] Al enjambre digital le falta un alma o un espíritu de la masa. Los individuos que se unen en un enjambre digital no desarrollan ningún nosotros”[9]. La forma en que podemos percibir este enjambre no es voz alguna que podamos entender como una masa que esté detrás con algún tipo de ideología que defender, bandera tras la cual marchar es sólo ruido de una multitud de una sin interioridad.
 
Para Kierkegaard el público tiene una conformación muy similar a lo que Byung-Chul Han entiende el enjambre en el medio digital. El público es una conformación de individuos que, si bien son numerosos, y de esto es característico el público, no tienen una organización que pueda tener un partido político. El público es una abstracción que no puede tener una concreción en la cual enfocarse o dirigirse con un sentido político, el público no es ninguna comunidad, sólo son números sin que puedan ser una masa porque una masa en tanto masa de personas necesita manifestarse físicamente, debe aparecer en el lugar que requiere intervenir. Por otro lado, no puede conformarse como una organización debido a la nivelación misma que la conforma, ya que no pueden tener un representante, uno de entre el público resaltaría, decidiría y actuaría.
 
“El público es un cuerpo, más numeroso que todos los pueblos juntos, pero este cuerpo nunca puede ser un modelo. En efecto, no puede tener un solo representante, ya que él mismo es una abstracción. Sin embargo, cuando la época es desapasionada, reflexiva y destructora de todo lo concreto, el público viene a ser el que lo cubre todo. Pero esta relación es una vez más justamente la expresión que señala que el individuo es entregado a sí mismo.”[10]
 
Pero las consideraciones del pensador danés que podemos considerar para identificar en las redes sociales no se agotan solamente en el público. Hay una concreción respecto a la comunicación en que brevemente queremos apuntar, la charla. Quien charla no puede separar el hablar y el callar. El silencio para Kierkegaard tiene una gran importancia en cuanto representa la interioridad y quien sabe verdaderamente hablar primeramente ha de callar. Pero también para Kierkegaard hay un hablar esencial, que viene seguido al silencio y que le permite hablar, pero sólo de una cosa debido al tiempo en que se calla y vuelca a su propia interioridad[11]. Quien habla de manera esencial sabe distinguir el momento para hablar o callar. La charla de dedica a hablar de todas las cosas, sin necesariamente mantenerse en alguna, volverse hacia adentro para poder interiorizarla. Quien charla exterioriza todo, “la charla es una externalización caricaturesca de la interioridad, es inculta.”[12]

También la charla tiene mucho de qué hablar, pero sólo de aquello de lo que está ocurriendo en el momento, y muchas veces, sin que el suceso tenga alguna relevancia. Kierkegaard plantea esta situación con un ejemplo hipotético en donde sólo se pueda hablar de lo ocurrido hace cincuenta años atrás[13], quien sólo sabe charlar se desesperaría porque es incapaz de detenerse, callar y volver a la interioridad para así volver hablar. Quien sólo tiene el momento presente frente a él para referirse como tema no le es posible conversar esencialmente.

Para el pensador surcoreano uno de los elementos que es característico de la comunicación es el respeto, de una mirada distanciada necesaria para poder interactuar. Lo que en la comunicación digital se pierde es lo denominado como “pathos de la distancia”.

La distancia es lo que permite constituir lo público, para lo público es necesaria la distancia y al mismo tiempo esa distancia es lo que permite diferenciarla de lo privado. Cuando la distancia no se hace presente lo público y lo privado se mezclan. Para Byung-Chul Han este fenómeno es consecuencia de la forma en que la comunicación digital permite que se deshagan las distancias:

 
“La falta de distancia conduce a que lo público y lo privado se mezclen. La comunicación digital fomenta esta exposición pornográfica de la intimidad y de la esfera privada. También las redes sociales se muestran como espacios de exposición de lo privado. El medio digital, como tal, privatiza la comunicación, por cuanto desplaza de lo público a lo privado la producción de la información.”[14]
 
Otro de los problemas que son asociados a la distancia está a la necesidad de que el respeto está atado al nombre. Lo que, según Han, la comunicación digital ha propiciado es la posibilidad de el anonimato, que según su perspectiva es la forma de destrucción masiva del respeto. Pero también le responsabiliza otro fenómeno presente en la cultura digital, la falta de indiscreción y de respeto.
 
Volviendo a nuestra propuesta inicial preguntamos ¿cómo estas características del medio digital presente en las redes sociales y sus fenómenos junto a las consideraciones de época de Kierkegaard pueden mostrar el desgaste de las redes sociales? La pérdida de fiabilidad, su desgaste, lo podemos identificar en el momento en que las redes sociales son el medio de expresión de algo más, cuando su función de conectarnos no es lo que importa de las redes sociales.

El fenómeno del shitstorm es la manera en que las comunicaciones desvían la atención pública a temas de distinta índole y que carecen de alguna relevancia real. Se quedan en el hecho mismo y no son capaces de profundizarlo de la manera que podrían. Este es un fenómeno que sólo tiene de novedoso para nosotros la inmediatez con la que se expresa, ya que no guarda mucha distancia al público del que se refiere Kierkegaard, la gran diferencia es que puede expresarse libremente, pero sin que necesariamente deba de usar a la prensa como medio. No necesita al perro, ese tercero para atacar al otro, con las redes sociales cada uno tiene la posibilidad de convertirse en perro y ser parte de la jauría digital que ataca a un individuo.

El público de Kierkegaard es hoy es lo que podemos entender como enjambre, en donde ambas formas de asociación sin espíritu toman forma, en donde no alcanzan a ser masa y de la misma manera son bulliciosas. Son un ruido que se queda en la cháchara de temas con poca importancia o canalizando una indignación por el tema del momento sin que tome con la seriedad necesaria, aunque deba ser tomado con de esa manera. Se pasa de un tema a otro sin, en donde la inmediatez de los temas es más importante que su real tratamiento. Las redes son incapaces del silencio y del hablar genuino, el hablar esencial que desde la mirada de Kierkegaard sólo puede referirse a un tema a la vez. Las redes sociales no permiten que sea posible esta realidad, pero no solamente porque la inmediatez del medio digital no permita la detención necesaria, sino que el problema recae en la falta de interioridad que permite aquella detención. La interioridad sólo aparece en la conversación después del silencio que le antecede.

El problema de las redes sociales, de la misma manera de la época presente en la forma de que tienen de comunicación es que exteriorizan lo que debería mantenerse en la interioridad, en que se entienda la asociación digital sólo como lo numérico y nada más que lo numérico, en que intenten traer las discusiones públicas a un medio que no soporta el silencio y exige exposición y que sea el medio en donde se corra peligro en que cada uno se transforme en el perro de lo público o víctima de éste. Frente a este tipo de situaciones las redes sociales y la comunicación digital muestran su desgaste. Su pérdida de fiabilidad se hace notar en el momento en que los temas que requieren interioridad, distancia, rigurosidad y respeto se instalan en un medio que no está pensado para ello. En el momento en que se quiera establecer el hablar genuino o en que se presente la shitstorm el desgaste se hace visible, lo importante ya no es posible entregarse al medio digital para poder encontrarse.

 
 

[1]Cfr. HEIDEGGER, Martin. “El origen de la obra de arte” en “Caminos del bosque”. Alianza Editorial. Madrid, 2010. p. 19.
[2] Cr. HEIDEGGER, Martin. (Op. Cit.), p. 24.
[3] Cfr. HEIDEGGER, Martin. (Op. Cit.). p. 24
[4] KIERKEGAARD, Sören. La época presente. Mínima Trotta. Madrid, 2012. p. 12.
[5] Cfr. KIEKREGAARD, Sören. (Op. Cit.). p. 64.
[6] KIEREKGAARD, Sören. (Op. Cit.). p. 72
[7] HAN, Byung-Chul. “En el enjambre”. Herder. Madrid, 2014. p. 16.
[8] HAN, Byung-Chul, (Op. Cit.), p. 29
[9] HAN, Byung-Chul. (Op. Cit.), p. 27
[10] KIERKEGAARD, Sören. (Op. Cit.). p. 68
[11] Cfr. KIERKGAARD, Sören. (Op. Cit). pp. 75-76
[12] KIERKEGAARD, Sören. (Op. Cit.). p. 78
[13] Cfr. KIERKGAARD, Sören. (Op. Cit). p.78
[14] HAN, Byung-Chul, (Op. Cit).  p. 14.

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