FABIO BARTOLI: "La seducción en la época de la virtualidad. Una mirada desde Kierkegaard"
Universidad Externado de Colombia

Fabio Bartoli[1]

Introducción:

En esta ponencia se analiza la seducción kierkegaardiana en el contexto de desarrollo de las redes sociales en la contemporaneidad. Más precisamente, se propone un escenario hipotético para determinar qué pasaría si los seductores que Kierkegaard describe en la primera parte de Aut-aut[2], Don Giovanni y Johannes, tuvieran que actuar en nuestra época de virtualidad. Es más, la intención es la de establecer qué ocurriría a la seducción, tal como la describe Kierkegaard, si debiera desarrollarse por medio de las redes sociales. Esta cuestión no sólo parece oportuna en relación con el tema de las XVI Jornadas Kierkegaard, además es muy interesante porque conecta la seducción, uno de los ejes centrales de la reflexión del filósofo danés, con la difusión masiva de las redes sociales y su influencia en las relaciones humanas, problema fundamental para entender la contemporaneidad[3]. De hecho, es innegable que justamente las relaciones eróticas[4] han sido unas de las esferas de interacción social más afectadas por la entrada en escena de las redes sociales, no sólo porque han permitido poner en contacto un gran número de personas separadas incluso por enormes distancias geográficas y culturales, sino también porque han traído consigo una modificación importante en las dinámicas de la seducción.

Ahora bien, la ponencia está dividida en dos partes: en la primera, se hace una breve descripción de los rasgos más importantes de los dos tipos de seductores que Kierkegaard presenta en la primera parte de Aut-aut: el seductor inmediato, identificado con la figura de Don Giovanni de Mozart,[5] y el seductor reflexivo, identificado con Johannes el seductor[6]; mientras que en la segunda parte se trata de “trasladar” estas dos figuras a la contemporaneidad para tratar de entender cómo las redes sociales podrían influenciar o modificar las estrategias de seducción de ambos.

Sin más preámbulos, iniciamos con una descripción de los rasgos relevantes sobre las dos categorías de seductores para esta reflexión.
  1. Seducción inmediata y reflexiva: Don Giovanni y Johannes
En primer lugar, hay que aclarar que Enten-eller es un libro que Kierkegaard decidió publicar bajo seudónimo, pues dicha obra era parte de todo un complejo esquema comunicativo, que tenía el fin de acercar a los lectores daneses contemporáneos al cristianismo por medio de una seducción literaria[7]. Sin profundizar demasiado en el asunto, baste señalar que las afirmaciones que Kierkegaard confía a las páginas de Enten-eller no pueden ser consideradas como la verdadera descripción de su planteamiento filosófico, que es de naturaleza estrictamente religiosa, sino más bien como una muestra de las posturas que los varios representantes de los estadios estético y ético de la vida tienen y que, en criterio de Kierkegaard, el lector probablemente habría compartido. Bajo este entendido, se hará referencia a las ideas que se encuentran en esta obra, no como si fueran de Kierkegaard, sino como si fueran del seudónimo que las expuso, es decir, el esteta A en el caso del seductor inmediato y el mismo Johannes para el caso del seductor reflexivo.

Ahora bien, para iniciar se puede afirmar que las cartas de A tienen como uno de sus ejes centrales la seducción[8].

A desarrolla este asunto por medio de la ilustración de varias figuras ficticias de seductores, inventados por él o extraídos de obras artísticas, que, en su criterio, personifican bien las varias facetas que puede asumir la seducción en el marco de la vida estética. Como hemos anticipado, A divide los seductores, y la seducción, en dos macro-categorías: seducción inmediata (con sus relativos seductores inmediatos) y seducción reflexiva (con sus relativos seductores reflexivos).

Para la descripción del inmediato erótico, que está dividido a su vez en tres estadios, los ejemplos que A expone derivan de la obra del compositor W. A. Mozart, comenzando por el paje de Fígaro, que representa el primer estadio de la seducción inmediata[9], pasando por Papageno de La flauta mágica, que representa el segundo estadio[10], y terminando con Don Giovanni[11], que es la figura que más personifica al seductor inmediato. Según A[12], los estadios encarnados por el paje y por Papageno son descripciones complementarias entre sí y útiles para analizar y entender la relación que Don Giovanni tiene con el deseo. De hecho, Don Giovanni es descrito como el producto de estas dos figuras, pues tiene, por una parte, la conciencia de desear que le falta por completo al paje de Las bodas de Fígaro; y por otra, la capacidad de enfocar su atención en un objetivo específico sin dejarse derrotar por la infinidad de cosas o personas que el mundo ofrece a su atención, completamente ausente en Papageno.

Por ello, es posible afirmar que Don Giovanni se relaciona con cada objeto de su deseo, de vez en vez, como si no fuera consciente de que aquel encaja en una multiplicidad de factores, personas o cosas que ya quiso y que querrá en el futuro, actuando como si lo que desea en cada instante fuera su objeto de deseo absoluto y ejecutando una eterna seducción siempre repetida, al margen de quién sea que la padece. Para él es necesario que siempre haya una mujer por conquistar, lo que logra siempre sin dificultad. Es esto que hace de Don Giovanni el representante perfecto de la idea de genialidad sensual[13]. Esta potencia deseosa, ciega e imparable logra conquistar, ya con su presencia, a todas las mujeres que encuentra en su camino. Es más, la enorme lista, que Leporello recopila con tanta diligencia, ha sido posible justamente porque, cada vez que Don Giovanni encuentra una mujer, su deseo lo empuja a transformarse en el “hombre perfecto” para ella y, luego de haberla conquistado, el mismo deseo lo empuja a desinteresarse inmediatamente de la seducida, para dirigirse hacia nuevos objetivos. El límite de esta esencia, que A define como erótico-musical, es que puede desarrollar sus capacidades sólo si hay una relación presencial entre el seductor y la seducida, pues Don Giovanni es una figura que carece completamente de una interioridad, y entonces no podría en ningún caso desear una mujer que no tenga en frente, ya que su naturaleza le impide ejecutar cualquier acción que no implique la inmediatez. Esto es cierto hasta el punto de que Don Giovanni no necesita armar ningún plan “estratégico” para seducir a una mujer, de hecho, ni siquiera podría hacerlo, su deseo es tan fuerte que no necesita nada más, después del encuentro presencial la seducción se desarrolla en automático y siempre con éxito. A propósito del resultado, para Don Giovanni la interacción seductiva se termina justo un momento después de haber conquistado físicamente a la mujer.  En resumen, él no puede desear, y entonces seducir, lo que no tiene a la mano. Según la opinión de A, hay sólo un medio artístico adecuado para expresar esta genialidad sensual que distingue a Don Giovanni: la música[14], pues sólo así se puede “reproducir” esta “fuerza, vida, movimiento, inquietud constante”[15].

Ahora bien, para el caso de Johannes hay que cambiar registro. Como se ha anticipado supra, su descripción no nos llega por boca de otro, sino que podemos conocerla directamente de su pluma, pues al final de las cartas de A aparece reproducido el texto de un diario escrito justamente por Johannes, el famoso Diario del seductor. Aquí se puede encontrar la cuidadosa descripción de la conquista que Johannes puso en acto en desmedro de la joven e inocente Cordelia. Esta es una relación que se desarrolla a la luz de la categoría del interesante[16]. Esto se consigue con la conquista de una muchacha inocente que, por medio de esta relación, llega a un estado de consciencia de sí misma, es decir, deja su inocencia (e inmediatez) para individuarse como mujer. Sólo después de esta transformación Johannes experimenta satisfacción en conquistarla, pues para él, lograr apoderarse de la interioridad de un ser que ya no sea mera inmediatez, vale mucho más que la posesión carnal de una mujer que todavía no se ha desarrollado como individuo[17]. Es más, esto lo atrae tanto que a él ni siquiera le importa apoderarse físicamente de su pareja, y si ello ocurre es sólo un medio de reafirmar la conquista intelectual, y nunca un fin en sí mismo.[18] Ahora bien, este tipo de relación tiene un medium privilegiado de desarrollo, la escritura. Esto es así porque para que la mujer se individualice y pierda su inocencia es necesario que haya una reflexión personal suya. A saber, el medio adecuado para que logre desarrollar una reflexión no es ciertamente la música, como en el caso de la seducción inmediata, sino la escritura. Sólo así el seductor puede guiar a su víctima hacia el camino que concluye con su individuación. Por supuesto, aquí la seducción no tiene como conditio sine qua non el contacto físico entre seductor y seducida, es una dinámica que se desarrolla mucho mejor poniendo una cierta distancia física entre los dos.
  1. Los seductores kierkegaardianos en la época contemporánea

Ahora bien, trazando una rápida comparación entre los dos tipos de seductores descritos por A, hay dos diferencias destacables: en primer lugar, el seductor inmediato tiene una fuerte relación con la música, mientras que el seductor reflexivo la tiene con la escritura; en segundo lugar, la seducción inmediata se puede poner en acto sólo de manera presencial, mientras que la seducción reflexiva se puede ejecutar también a distancia.

Con base en estas distinciones, ¿qué pasaría si trasladáramos estos dos tipos de seductores a una época, como la actual, en la que las redes sociales han tomado una posición central en el desarrollo de las relaciones humanas?

Esta pregunta se hace más interesante si se considera una precisa peculiaridad de las redes sociales, esto es, que su uso permite desarrollar vínculos sociales entre personas que se encuentran a grandes distancias entre sí, por medio del intercambio de video, audios, textos e imágenes. De hecho, esto incrementa de manera significativa la posibilidad de conocer y hablar con una gran cantidad de personas, sin que sea necesario verlas personalmente.

Entonces, bajo estas premisas, se vuelve evidente que las redes sociales aumentarían exageradamente el campo de acción del seductor reflexivo, y de manera contemporánea comprimiría la eficacia de la seducción inmediata, pues las redes reducen al mínimo las interacciones humanas presenciales, que son una conditio sine qua non para que la seducción inmediata pueda tener efecto.

En cambio, merece una reflexión separada el tema de la escritura. Hasta hace algunos años, no se habría tenido dudas en decir que la escritura era el medio predilecto de la comunicación en las redes sociales (es llamativo el caso de Twitter, una plataforma cuya característica principal es la posibilidad de escribir breves mensajes de texto, al punto que allí es relevante la capacidad para transmitir contenidos en muy pocos caracteres); sin embargo, ahora pareciese que con el aumento de los usuarios de Instagram (una plataforma cuyo eje central es el intercambio de información visual) y con el nacimiento y el inmediato éxito de Tik Tok (una red en la que se pueden compartir videos con poco o nulo contenido textual), esta predominancia de la escritura pareciera estar en declive, y entonces sería más preciso hacer un discurso ad hoc para cada red social, algo que no se hará en esta sede, por cuanto quitaría demasiado tiempo desviando la atención de la reflexión central. Sin embargo, basta aclarar que, en todo caso, independientemente del medio de comunicación de que se trate, este no tendrá una naturaleza inmediata, pues la acción que implica es un acto mediato, dado que se hace en un momento y se reproduce con posterioridad, rompiendo con la inmediatez de la comunicación; y ya con esto se puede argüir que también en este aspecto, la seducción inmediata se ve reducida en su eficacia.

Para concluir esta ponencia, falta sólo evidenciar las paradojas a las que conduce este análisis, pues si se asume como cierto lo que se ha dicho, es imperativo afirmar que las redes sociales han causado el distanciamiento físico en las relaciones de seducción, actividad que por antonomasia siempre ha sido considerada prevalentemente presencial[19]. Un ejemplo de las consecuencias prácticas de esta paradoja se puede ver en la lectura e interpretación que se hace de conversaciones o comentarios en redes sociales, de las que, con bastante facilidad, se puede arribar a concluir la existencia de relaciones amorosas, aun frente a la falta de cualquier otra prueba convincente en ese sentido. Esto que podría no trascender del ámbito de un simple chisme, podría perfectamente tener relevancia luego en posteriores pleitos judiciales donde se asuma por probado un hecho a partir de simples presunciones[20].

Finalmente, es importante destacar el hecho de que es indudable que las redes sociales y su uso han modificado definitivamente las dinámicas de desarrollo de las relaciones eróticas, ahora, será tarea del estudioso seguir tratando de entender cómo esto nos afecta y cuáles consecuencias podría tener. Pero aquí el estudioso de Kierkegaard se hace a un lado y cede el paso a profesionales mucho más autorizados y competentes que él.

Bibliografía:

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[1] Profesor de la Universidad Externado de Colombia.
Doctorando en Filosofía de la Universidad de Salamanca (España) y de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá (Colombia). Contacto: fabio.bartoli@uexternado.edu.co
[2] Cfr. S. Kierkegaard, O lo uno o lo otro. Un fragmento de vida I, Trotta, Madrid 2006.
[3] Hace casi veinte años, Bauman ya indicaba el problema de la virtualidad y algunas de sus posibles consecuencias en el desarrollo de las relaciones humanas en Z. Bauman, Liquid Love. On the Frailty of Human Bonds, Cambridge Polity Press, Oxford 2003, véase especialmente el segundo capítulo. Aunque allí no se habla expresamente de las redes sociales, sino de los medios de comunicación telemáticos en auge en los primeros años del siglo XXI, en nuestra opinión muchas de las reflexiones allí expuestas se pueden extender también al caso de las redes sociales.
[4] Cfr. T. Rodríguez Salazar y Z. Rodríguez Morales, “El amor y las nuevas tecnologías: experiencias de comunicación y conflicto”, en Nueva época, n. 25, enero-junio, 2016, pp. 15-41.
[5] Cfr. L. Pareyson, Kierkegaard y Pascal, Mursia, Milano 1998, pp. 15-17.
[6] Ibidem, pp. 17-21. Ahora bien, en el libro, A hace referencia también a otro seductor reflexivo, el Fausto de Goethe, pero no haré referencia a esta figura, pues nos desviaría de nuestro análisis.
[7] Kierkegaard ofrece una descripción detallada de su estrategia comunicativa en Kierkegaard, Mi punto de vista, Biblioteca de iniciación filosófica, Buenos Aires 1972. Para un análisis al respecto, véase L. Amoroso, L’arte della comunicazione, en L. Amoroso, Maschere kierkegaardiane, Rosenberg & Sellier, Torino 1990; D. W. Conway (ed.), Søren Kierkegaard. Critical Assessments of Leading Philosophers, Vol. I. Authorship and Authenticity: Kierkegaard and his pseudonyms, Routledge, New York 2002; y L. Guerrero, La verdad subjetiva. Søren Kierkegaard como escritor. Universidad Iberoamericana, México 2004.
[8] Cfr. S. Davini, La maschera estetica del seduttore, en L. Amoroso (ed.),Maschere kierkegaardiane, cit, p. 188.
[9] Cfr. Kierkegaard, O lo uno o lo otro, cit., pp. 97-100.
[10] Cfr. Ibidem, pp. 100-105.
[11] Cfr. Ibidem, pp. 105-121.
[12] Kierkegaard, O lo uno o lo otro, cit., pp. 96 s.
[13] Cfr. Kieran P., “Kierkegaard’s Symbolic Use of Don Giovanni”, en The Journal of Aesthetic Education, vol. 1978, n. 3, 1978, pp. 51-63.
[14] Cfr. A. Barba-Kay, “Kierkegaard’s Don Giovanni and the Seductions of the Inner Ear”, en The Review of Metaphysics, vol. 69, n. 3, 2016, p. 605.
[15] Kierkegaard, O lo uno o lo otro, cit., p. 94.
[16] Cfr. Davini, La maschera estetica del seduttore, cit., p. 182.
[17] Cfr. Ibidem, p. 186.
[18] Cfr.  Ibidem, p. 183.
[19] Un ejemplo que nos aclara esta afirmación aparece en una novela de C. Levi: Cristo si è fermato ad Eboli, Einaudi, Torino 2014. Aquí el escritor cuenta que en Italia, en un tiempo ni siquiera demasiado antiguo, los años 30 del siglo XX, todavía se consideraba inaceptable que una mujer pasara tiempo a solas en una habitación con otro hombre, pues se daba por descontado que la presencia de un hombre y una mujer en un cuarto seguramente conduciría el desarrollo de un acto carnal. En otras palabras, la seducción en una situación de “presencialidad” se asumía natural y consecuencia necesaria.
[20] Para un ejemplo en el contexto italiano, véase, por ejemplo, M. Arena, Come sta entrando Facebook nelle separazioni? Il punto su diffamazione, addebito e prove, en Il sole 24ore del 22 de abril de 2016, consultado el 8 de septiembre de 2020 en http://www.diritto24.ilsole24ore.com/art/dirittoCivile/famiglia/2016-04-22/come-sta-entrando-facebook-separazioni-punto-diffamazione-addebito-e-prove-150914.php?refresh_ce=1
 

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