1 Agamben coteja en Le temps qui reste, Payot, Paris, pp. 176-177. la lógica del exceso en la gracia – que viene a redimir de un modo incomprensible al pecador que “bajo la ley”, al hacer el bien comete al mismo tiempo el mal, con el “estado de excepción” según Carl Schmitt, para quien el soberano tiene el poder legítimo de suspender la validez de las leyes, y en ese sentido estaría, estructuralmente hablando, “a la vez en la ley y fuera de ella” (Ibid, p. 178), como el elegido. Dicho de otro modo, la ley “se hace efectiva en forma de suspensión, se aplica desaplicándose”.
2 Al parecer, Kierkegaard usó esta expresión latina - entre y entre – para designar una figura de la diferenciación. Para las connotaciones escurridizas entre la crisis de la época y su ataque indirecto a Heiberg, que ignoraría la reduplicación, véase el apasionante artículo del Dr. Samuel McCormick, Inter et inter, entre Kierkegaard y los Heiberg (La mirada kierkegaardiana n° 2, Internet)
3 Stéphane de Keyzer, en un artículo publicado en la revista de la Universidad de Lovaina, 2006: “¿Qué comunidad entre el crimen y la inocencia?” sostiene que la obra de Kierkegaard contiene un tratado de criminología puesto en abismo en su texto. Cita una anotación de 1834-1835 en Papirer en que se lee que es imposible entender la naturaleza humana sin el crimen. Anota la fascinación del joven Kierkegaard por un ladrón asesino, un danés llamado Mikelsen. Cuando Kierkekegaard se enteró por su padre de que las indulgencias podían perdonar todos los pecados, “aun cuando el pecador hubiera violado a una madre virgen”, él recordó enseguidala impresión que le había hecho en su adolescencia el tal Mikelsen y sintió terror de que pudiera convertirse en ladrón. Lo consultó al padre y el padre le respondió: “Hay crímenes que solo se pueden combatir con la ayuda incesante de Dios”. Me fui corriendo a mi pieza y me miré en el espejo”.
4 Remito a Kierkegaard, Las obras del amor y otros textos, Introducción, traducción y notas de Sara Vassallo, Bs As, Leviatán, 2010., pp. 329 y ss.
5 Hago notar que en Dinamarca se crean por esa época los sistemas de turismo guiado que hoy en día forman parte del estilo obligado de todo viaje. Kierkegaard fue el primero en burlarse de ese sistema, que remplaza la aventura apasionada y el descubrimiento individual por un proceder donde el “turista”, una categoría tan nueva como la de “público”, se convierte en un consumidor que vive por procuración.
6 Utilizando la oposición exteriorización/interiorización para describir la dialéctica hegeliana, JP Sartre demostró en L’UNIVERSEL SINGULIER (1955) que este conflicto de Kierkegaard y su defensa del secreto caía en una contradicción irremediable, ya que no pudo evitar pese a todo la “exteriorización” de su interioridad.