María Sol RUFINER: "<No es un león domesticado> un camino por la razón y la Paradoja en Søren Kierkegaard de la mano de C.S. Lewis"
***

 “Es salvaje: ustedes lo saben.

No es como un león domesticado y dócil".

C.S. Lewis Las Crónicas de Narnia

 

Si bien, no tenemos constatado que C.S. Lewis haya leído o no a Kierkegaard, es notable las relaciones que se pueden trazar entre sus imágenes literarias y la filosofía del pensador Danés, sobre todo en los temas referentes a la fe, al yo y a la Paradoja, como se puede ver en un trabajo previo que expuse en estas mismas jornadas en el año 2010[1].

            En esta ponencia, nos proponemos exponer algunas imágenes que tienen su contrapunto en ciertos temas Kierkegardinos.

 

1)      El fantasma episcopal o el pensador Objetivo:

Si nuestro filósofo danés hubiese inventado un diálogo entre el pensador subjetivo y el objetivo le hubiese dado una forma muy parecida al diálogo que se desarrolla entre el fantasma de un teólogo y su ex discípulo en El gran Divorcio[2] de C.S. Lewis. En este diálogo en el cuál se juega la salvación eterna del fantasma en cuestión, se ve patente cómo la razón puede no siempre aceptar la pasión que sufre por la paradoja, escondiendo sus verdaderos deseos, porque estos implican su propia pérdida, en otras palabras, esto implicaría abandonar la seguridad y certeza que proporcionan el observar al amado de lejos, esto es “críticamente”; en consecuencia esta será la respuesta del fantasma episcopal a la invitación al cielo: “Bueno, en verdad, verás, no creo que tenga una sed de alguna verdad ya dispuesta y capaz de acabar con la actividad intelectual del modo que pareces estar describiendo. ¿Me dejará libertad mental, Dick? Tengo que insistir en ello”[3]. Es así que ante la invitación de unión la razón prefiere la sana aproximación; y he aquí que tenemos a un pensador objetivo: “(…) el hombre de especulación puede prodigar su tiempo y dedicación, pero jamás estará interesado con una pasión infinita: es más esto ni siquiera lo quiere. Su consideración quiere ser objetiva, desinteresada.”[4] Sin embargo, el ex discípulo, convertido ahora en una persona brillante, sigue intentando conmover a este fantasma objetivo, poniéndolo de frente a la realidad de la Paradoja, de frente a la existencia misma, así es que le hace la siguiente pregunta “¿Se va a arrepentir, va a creer, ahora?”[5] Y ante tal interrogativa personal, este particular fantasma dubitativo suspenderá cualquier juicio, ya que no se trata de responder a la ligera, sino que mediante una certera investigación científica y seria, responderá a la pregunta formulada, desde cada uno de los puntos que un conocimiento científico, con seguridad, pueda proporcionarle. De este modo, la respuesta del pensador objetivo será:

 “—No estoy seguro de estar entendiendo exactamente lo que me quieres decir —dijo el fantasma.

—No estoy tratando de demostrar nada —respondió el hombre luminoso —. Le estoy diciendo que se arrepienta y que crea.

—Pero hijo querido, si ya creo. Es posible que no estemos completamente de acuerdo, pero me estás juzgando muy mal si no adviertes que mi religión es muy concreta y real y que la estimo mucho.”[6]

Así, considerando la pregunta como pensadores objetivos lo primero que debemos hacer es investigar los datos de manera objetiva, pura y desinteresada. Interrogaremos a las distintas fuentes, preguntando ¿Quién dicen que es la Paradoja?[7] Pasando las respuestas obtenidas por el crisol de nuestra crítica, hasta poder ir aproximándonos metódicamente hasta la misma Paradoja: “¿Existe? ¿Qué significa existencia? Siempre estás suponiendo una suerte de realidad' estática, ya dispuesta, que está, digamos, "allí", y a la cual nuestra mente tiene, sencillamente, que adaptarse. Estos grandes misterios no se pueden enfocar así. Si hubiera tal cosa (y no hace falta que me interrumpas, querido muchacho), francamente, no me debería interesar. No tendría significación religiosa alguna. Dios, para mí, es algo puramente espiritual. El espíritu de la dulzura, de la luz, de la tolerancia y... uh... del servicio, Dick, servicio. No debemos olvidar eso, verás.”[8]

Pero si algo hemos aprendido acerca de las paradojas con Zenón, uno se puede aproximar al blanco yendo, de medio en medio, pero jamás alcanzarlo; ya que la mediación, aunque da apariencia de devenir y movimiento, no logra captar la dinámica existencial de la Paradoja viva, puesto que es demasiado objetiva para acercarse del todo; al respecto nos dice Johannes Climacus: “Si se considera al cristianismo como un documento histórico(…) se cae en una súbita desesperación, porque cualquiera puede darse cuenta, de que en lo referente al estudio histórico, la más grande certeza se reduce a una aproximación; y que una aproximación es demasiado poca cosa, para que a partir de ella se pueda comenzar a construir la propia felicidad (…)”[9].Hemos dado en el blanco del problema del pensador objetivo: dando rodeos; no quiere hacer lo único que puede llevarlo a responder la pregunta sobre la verdad, en otras palabras, no quiere dar el único paso que lo llevará hacia dentro de la existencia, dentro del dinamismo mismo de la Paradoja y hacia la felicidad eterna “¡Ah, pero debemos interpretar esas bellas palabras a nuestro modo! No creo que exista nada semejante a una respuesta definitiva. El viento libre de la crítica debe seguir soplando siempre en la mente, ¿o no? "Demuestra todo"... Viajar con esperanza es mejor que llegar.” Esto se debe a que de ese paso, depende una decisión de creer o no creer, pero este pensador para ello necesita de la certeza “Mientras que la fe hasta ahora tenía un buen maestro en la in certeza, ahora tendrá a su peor enemigo en la certeza. De hecho, una vez eliminada la pasión, también lo es la fe; es que certeza y pasión no están de acuerdo (…) en un mundo perfecto la fe es impensable. Es por esto que se dice que en la eternidad la fe será abolida (Icor. 13,10)”[10] De este modo el pensador objetivo tentado, cual Psique por sus hermanas, irá en busca de la luz que le permita develar el misterio de aquél a quien ama. Y asimismo, si la aproximación media entre él y la Paradoja, buscará una manera de que la mediación sea una forma de llegar a ésta, de explicarla y obtener su tan ansiada certeza, de saber ¿Quién es el Amado tan ansiado por su ciencia? Y así, hemos dado con la luz para revelar el misterio, dando a luz al sistema. De este modo, si la pregunta sobre la felicidad eterna, no puede ser respondida mediante la crítica histórica, porque sólo me proporciona una aproximación, entonces la solución está en hacer de la aproximación la respuesta. Si en el tiempo debo encontrar la respuesta de la eternidad, ¿por qué no hacer del tiempo una eternidad? “La Paradoja del cristianismo tiene esta característica, la cual es que siempre usa el tiempo y la realidad histórica en relación con la eternidad, mientras que el pensamiento proclama el método de la inmanencia. En otras palabras ¿Qué es lo que hace la inteligencia humana? Ella piensa la inmanencia y la considera como la primera parte de la alternativa, de esta manera absorbiendo el cristianismo en el pensamiento”[11] De este modo mediante el devenir mismo temporal elimino la alternativa entre creer y no creer; porque la lógica misma de este sistema que he creado alrededor del devenir de la historia me garantiza la respuesta a la pregunta formulada y elimina la incomodidad de la alternativa entre creer y no creer. Ya no es necesario creer que la Paradoja es quien es, que El eterno se hace temporal, hemos ido más allá y la hemos traspasado con nuestro pensamiento, hemos develado el misterio. El sistema me explica el fenómeno; me facilita con su método a dar un salto de la cantidad temporal a la cualidad, eliminando la alternativa, sustituyéndola con la mediación. Y dado que la realidad del pensamiento ha de estar en continuo movimiento hacia la meta pero sin llegar a ella el sistema jamás debe de completarse: “Si no podemos ser respetuosos, por lo menos tampoco es necesario ser obscenos. La insinuación de que debo regresar a la infancia para recuperar la capacidad de preguntar por los hechos me parece impertinente. En cualquier caso, este asunto de la concepción del pensamiento como ejercicio de preguntas y respuestas sólo atañe a materias de facto. Las preguntas religiosas y especulativas pertenecen, sin duda, a otro nivel.”[12]

 De esta forma, el pensador objetivo tiene el deber de buscar la completitud del sistema, pero sin jamás esperar encontrar una respuesta definitiva, porque para conservar su falta de pasión, debe él hacer preguntas pero jamás buscar que se puedan contestar de manera definitiva: “¿Pero verdad que sientes que hay algo de estrecho y rígido en la idea de finalidad? El inmovilismo, querido muchacho... ¿Hay algo más destructor del alma que el inmovilismo?”[13] Porque de contestarse se llegaría al final, se daría con la alternativa. Nuestro peregrino pensador objetivo habría llegado frente a la Esfinge de la Paradoja y no tendrá más remedio que contestar a su existencial pregunta de manera definitiva, ya que de ello depende su eterna felicidad. Y así el fantasma objetivo, cae en una contradicción porque buscando su certeza objetiva cae en la trampa a causa de su falta de pasión, de realizar preguntas que jamás pretende contestar. Esto sucede porque intenta imitar en su sistema la existencia, con su dialéctica y devenir, atrapar su sentido e imitar su movimiento, olvidándose que la Paradoja es un León salvaje que no puede ser domesticado por el pensamiento: “La felicidad, mi querido Dick —dijo el fantasma, con placidez—, la felicidad, como advertirás cuando seas mayor, yace en el sendero del deber. Lo cual me recuerda... Bendita sea mi alma, casi me olvido. Por supuesto que no puedo ir contigo. Tengo queregresar el viernes a leer una comunicación. Allá abajo tenemos una pequeña sociedad teológica. ¡Oh, sí! Y hay gran actividad intelectual.. (…)¡Pero ni siquiera me has preguntado de qué trata mi comunicación! Me estoy apoyando en el texto sobre crecer a la medida de la estatura de Cristo, y trabajando una idea que estoy seguro te va a interesar. Voy a destacar que la gente siempre olvida que Jesús —en este momento el fantasma se inclinó— era un hombre relativamente joven cuando murió. Habría superado alguno de sus iniciales puntos de vista, sabrás, si hubiera vivido más.(…) Voy a finalizar señalando cómo esto ahonda la significación de la cruz. Por primera vez uno siente el desastre que fue: qué desperdicio más trágico...Tanta promesa interrumpida. Oh, ¿te tienes que marchar? Bueno, yo también. Adiós, querido muchacho. Ha sido un placer. Muy estimulante y provocativo. Adiós, adiós, adiós.”[14]

De este modo abandonamos al Fantasma del pensador objetivo para viajar hacia las tierras de Narnia y encontrarnos con la imagen de la fe que significa la pasión del pensamiento.

2)      Barroquejón, La reina de Bajotierra y la feliz pasión de la Razón: La fe

De todos los personajes de Narnia el valiente renacuajo del pantano, llamado Barroquejón, es el más malhumorado y escéptico que se puede encontrar, frente a todas las cosas su respuesta será siempre el aspecto negativo: “(…) sería insensato que a ustedes les gustara nuestro tipo de comida, a pesar de que no dudo de que le harán frente con valentía. De todas formas, mientras yo pesco, no sería nada de malo que ustedes dos trataran de prender el fuego. La leña está detrás de la choza. Es muy posible que esté mojada”[15] Sin embargo esta negatividad, como lo señala ya Kierkegaard: “Más el verdadero pensador subjetivo existencial es siempre tanto negativo como positivo, y viceversa: él lo es fin cuando existe, no en una vuelta por todas en una quimérica mediación. (…).”[16] Es la que hará que frente a las razones de la Bruja Verde, reina de bajo tierra, el pueda mantener la positividad de la fe aún cuando eso equivalía a la misma pasión de su razón:

 “-Una palabra, Señora -dijo, alejándose de la chimenea, cojeando por el dolor-. Una palabra. Todo lo que has dicho es muy cierto, no me extrañaría nada. Soy un tipo al que siempre le ha gustado conocer lo peor para luego enfrentarlo lo mejor posible. Así que no negaré nada de lo que has dicho. Pero aun así queda algo más que decir. Supongamos que sólo hayamos soñado o inventado todas esas cosas, árboles y pasto y sol y luna y estrellas y el propio Aslan. Supongamos que así fuera. Entonces todo lo que puedo decir es que, en ese caso, las cosas inventadas parecen ser mucho más importantes que las verdaderas. Supongamos que este foso negro que es tu reino sea el único mundo. Bueno, a mí se me ocurre que es harto pobre. Y eso es lo divertido, si te pones a pensar. Nosotros somos sólo niñitos imaginando un juego, si es que tú tienes la razón. Pero cuatro niñitos jugando un juego pueden hacer un mundo de juguete que le gana muy lejos a tu tan verdadero mundo hundido. Por eso me voy a quedar con el mundo de los juegos. Estoy del lado de Aslan en ese mundo, aunque no exista un Aslan que lo gobierne. Voy a vivir lo más como narniano que pueda aunque no haya ninguna Narnia. Por lo tanto, agradecemos mucho tu cena y, si estos dos caballeros y esta dama están dispuestos, abandonaremos tu corte de inmediato y partiremos en la oscuridad a pasar nuestras vidas en la búsqueda de Sobretierra. No creo que nuestras vidas vayan a ser muy largas; pero sería una pérdida mínima si el mundo es un lugar tan aburrido como tú dices.”[17] Esta imagen muestra que en un primer momento la razón ha de encontrarse con el escándalo eco de la paradoja, y reconocer en él a la Paradoja misma: “La posibilidad de escándalo no se puede evitar, y tú la debes atravesar: no te puedes salvar de esto, más que de una manera: Creyendo”[18] Así nuestro renacuajo de pantano, elabora en su razón todas las razones por las cuales ni Narnia, ni Aslan, pueden ser reales:
 “-¿Qué es un león? -preguntó la Bruja.

 - ¡Córtala ya! -exclamó Scrubb-. ¿No lo sabes? ¿Cómo podemos describírtelo? ¿Has visto alguna vez un -Por supuesto -contestó la Reina-. Me encantan los gatos.

 -Bueno, un león se parece un poco, un poquito no más, en verdad, a un inmenso gato, con melena. Pero no como la melena de un caballo, te fijas, sino más bien como la peluca de un juez, Y amarillo. Y terroríficamente fuerte.

 La bruja movió su cabeza.

 -Ya veo -dijo- que no nos irá mejor con vuestro león, como lo llaman ustedes, que con vuestro sol. Han visto lámparas y se han imaginado una lámpara más grande y mejor y la han llamado sol. Han visto gatos, y ahora quieren un gato más grande y mejor, y lo han llamado león. Bien, es una bonita invención, pero, para ser sincera, les sentaría mejor si fueran más jóvenes. Y vean que no pueden inventar nada en sus fantasías sin copiarlo del mundo real, este mundo mío, que es el único. Pero hasta ustedes, niños, ya están grandes para tales juegos. Y en lo que toca a vos, mi señor Príncipe, que sois un hombre adulto ya, ¡qué vergüenza! ¿No te ruborizas con estos jugueteas? Vengan todos. Dejen esas triquiñuelas infantiles. Tengo trabajo para ustedes en el mundo real. No hay Narnia, ni Mundo de Encima, ni cielo, ni sol, ni Aslan. Y ahora, todos a la cama. Y empecemos mañana una vida más sensata. Pero primero, a la cama; a dormir; un sueño profundo, con blandas almohadas, a dormir sin sueños tontos.”[19] Y estas razones, termina encontrándolas válidas, pasando así por la sombra del escándalo, para luego afirmar la fe esto se debe a que ha realizado el salto que esta misma requiere y que comienza con la resignación infinita. Si tenemos en cuenta que la fe es un salto, la resignación infinita será como el movimiento de agacharse para tomar impulso al saltar, “La resignación infinita es el último estadio que precede inmediatamente a la fe, de suerte que no tiene fe todo aquel que no haya hecho ese movimiento previo”[20]. Resignamos nuestra razón ante el misterio, ante la paradoja, en un movimiento hacia lo infinito, para luego volver a recuperarla en un movimiento de vuelta, hacia lo finito. Así Barroquejón: “Se resignó infinitamente a todo y lo pudo recobrar de nuevo gracias al absurdo.”[21] Es el pensador subjetivo que frente a la paradoja tiene: “(…) fantasía, sentimiento y dialéctica conjuntamente con una pasión en el interior de su existencia. Pero sobre todas las cosas se requiere pasión, porque es imposible estar existiendo y pensar en la existencia sin apasionarse;(…)”[22] De este modo este honesto Renacuajo del Pantano salva el día pasando por la feliz pasión de su razón, llegando a la fe, venciendo las tentaciones de la bruja de Bajotierra que afirmaba la locura que implicaba la paradoja, sin darse cuenta de que “La razón dice que la paradoja es el absurdo, pero eso no es más que una parodia, puesto que la paradoja es ciertamente paradoja quia absurdum. El escándalo queda fuera de la paradoja y conserva la verosimilitud, mientras que la paradoja es lo más inverosímil.”[23]

 

Conclusión

 

“— (…)Lucía. No estés triste. Pronto nos volveremos a encontrar.

—Por favor, Aslan —dijo Lucía—. ¿A qué llamas pronto?

—Para mí, cualquier plazo es pronto —dijo Aslan, y desapareció en un instante, y Lucía se quedó sola con el mago.

—¡Se ha ido! —dijo él—, y nos ha dejado bien alicaídos. Siempre pasa lo mismo, no lo puedes retener como si fuera un león domesticado.”[24] Con esto C. S. Lewis nos quiso mostrar que Aslan, imagen de Cristo, Paradoja eterna hecha temporal, no puede ser apresada con la simple razón, que quiere comprender cuales son sus plazos medidas y tiempos, sino que se ha de confiar como lo hizo Barroquejón, que a pesar de lo absurdo que pueda parecernos el tiempo lo volveremos a ver, en el lugar donde mora quién es nuestra Felicidad Eterna. De lo contrario nos volveremos unos muy objetivos fantasmas atrapados en el infierno sin darnos realmente cuenta de lo objetivos que somos. Todos estos mensajes que el Danés en su filosofía una y otra vez nos ha tratado de comunicar existencialmente.

Bibliografía:

§  Søren Kierkegaard Postilla conclusiva non scientifica alle Briciole di filosofía, en Kierkegaard opere, a Cura di Cornelio Fabro, Sansoni, Firenze, 1993.

§  Søren Kierkegaard, Migajas filosóficas o un poco de filosofía, edición y traducción de Rafael Larrañeta, Trotta, Madrid, 1999

§  Søren Kierkegaard, Temor y temblor, digitalizado por www.libordot.com

§  Søren Kierkegaard, Esercizio del cristianesimo, en Kierkegaard opere, a Cura di Cornelio Fabro, Sansoni, Firenze, 1993.

§  C.S. Lewis El gran Divorcio un sueño, RIALP, Madrid, 2008

§  C.S. Lewis, Las crónicas de Narnia, Libro III, La travesía del Explorador del Amanecer, Editorial Andres Bello, Santiago de Chile 1996

§  C.S. Lewis Las crónicas de Narnia: Libro IV: La Silla de Plata, Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile, 1996

§  C.S. Lewis, Las crónicas de Narnia: Libro I: El León la Bruja y el Ropero, Editorial Andres Bello, Santiago de Chile, 1996



[1] María Sol Rufiner "<CLOSER TO MY SELF>. UNA LECTURA DE 'EL GRAN DIVORCIO' DE C.S. LEWIS A LA LUZ DE 'EL TRATADO DE LA DESESPERACIÓN' DE S. KIERKEGAARD" en http://www.sorenkierkegaard.com.ar/index2.php?clave=trabajo&idtrabajo=70&clavebot=jornadask

[2] La historia de El gran divorcio es la historia de un sueño; un hombre de repente se encuentra inexplicablemente en una extraña parada de autobús, esperando el micro que lo conduciría a un lugar desconocido. Las cosas a su alrededor son de un gris sucio y desgastado y hasta la actitud de la mismas personas que lo acompañan son de un aspecto y comportamiento también sucio, gris y desgastado, con esto nos referimos a un comportamiento quejumbroso, no alegre, triste, egoísta y autocomplaciente, cosas que hacen a una persona, sea quien fuere, gris. La historia continua, cuando el autobús arriba a, lo que podríamos llamar en el leguaje de Lewis, las tierras reales. Allí nuestro personaje comienza a observar que las cosas a su alrededor son más sólidas que él y sus compañeros, que vistos a la luz de aquel brillante amanecer son meros fantasmas. El protagonista, más adelante, empieza a encontrar diferentes casos de compañeros fantasmas que se van encontrando con distintas personas brillantes, estos casos le son explicados por su acompañante George Mac Donald el cual es también una de las personas brillantes.

[3] C.S. Lewis El gran Divorcio un sueño, RIALP, Madrid, 2008, p59

[4] Søren Kierkegaard Postilla conclusiva non scientifica alle Briciole di filosofía, en Kierkegaard opere, a Cura di Cornelio Fabro, Sansoni, Firenze, 1993. p.270 “(…) l’uomo di speculazione può prodigare il suo tempo e la sua applicazione, ma non sarà mai interesato con una passione personale infinita: anzi costoro , neppure lo vogliono. La loro considerazione vuole essere oggettiva, disisnteressata.”

[5] C.S. Lewis El gran Divorcio un sueño, RIALP, Madrid, 2008, p57

[6] C.S. Lewis El gran Divorcio un sueño, RIALP, Madrid, 2008, p58

[7] Cfr. Mt. 16, 14

[8] C.S. Lewis El gran Divorcio un sueño, RIALP, Madrid, 2008, p60-61

[9]Søren Kierkegaard Postilla conclusiva non scientifica alle Briciole di filosofía, en Kierkegaard opere, a Cura di Cornelio Fabro, Sansoni, Firenze, 1993. p.271 “Se si considera il cristianesimo come un documento storico, (...) qui si cadrebbe subito in disperazione, perché nulla è più facile da vedere che nel campo della storia la più grade certeza si riduce comunque a un‘approssimazione, e che un’approsimazione è troppo poca cosa per che su di essa si possa costruire la propria beatitudine: (...)”

[10]Søren Kierkegaard Postilla conclusiva non scientifica alle Briciole di filosofía, en Kierkegaard opere, a Cura di Cornelio Fabro, Sansoni, Firenze, 1993. p.274 “Mentre la Fede aveva finora un pedagogo opportuno nella incertezza, essa avrà invece nella certezza il suo nemico più pericoloso. Infatti una volta eliminata la passione, anche la fede non esiste più e certezza e passione non vano d’accordo. (...) in un mondo perfetto la fede è impensabile. È per questo che si dice che nell’eternità la fede sarà abolita (I Cor., 13, 10)

[11] Søren Kierkegaard Postilla conclusiva non scientifica alle Briciole di filosofía, en Kierkegaard opere, a Cura di Cornelio Fabro, Sansoni, Firenze, 1993. p.309 “Il paradosso del cristianesssimo consiste inquesto, ch’esso sempre usa il tempo e la realtà storica in raporto all’eterno , mentre il pensiero il metodo della imammanenza. Che fa allora l’ intelligenza umana? Essa pensa l’immanenza e la considera come la prima parte dell’alternativa, e così essa ha assorbito il cristianessimo.”

[12] C.S. Lewis El gran Divorcio un sueño, RIALP, Madrid, 2008, p

[13] C.S. Lewis El gran Divorcio un sueño, RIALP, Madrid, 2008, p59

[14] C.S. Lewis El gran Divorcio un sueño, RIALP, Madrid, 2008, p

[15] C.S. Lewis Las crónicas de Narnia: Libro IV: La Silla de Plata, Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile, 1996,p. 58

[16] Søren Kierkegaard Postilla conclusiva non scientifica alle Briciole di filosofía, en Kierkegaard opere, a Cura di Cornelio Fabro, Sansoni, Firenze, 1993. p.303 “Ma il vero pensatore soggettivo essitenziale è sempre tanto negativo come positivo, e viceversa: egli lo è fin quando essiste, non una volta per tutte in una chimerica mediazione. (…).”

[17] C.S. Lewis Las crónicas de Narnia: Libro IV: La Silla de Plata, Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile, 1996,p.145

[18] Søren Kierkegaard, Esercizio del cristianesimo, en Kierkegaard opere, a Cura di Cornelio Fabro, Sansoni, Firenze, 1993. p.739 “La posibilità dello scandalo no si può evitare e tu la devi attravesare: non puoi salvarti da esso che in un modo: col credere”

[19] C.S. Lewis Las crónicas de Narnia: Libro IV: La Silla de Plata, Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile, 1996,p.143-144

[20]Søren Kierkegaard, Temor y temblor, digitalizado por www.libordot.com, p.55

[21] Søren Kierkegaard, Temor y temblor, digitalizado por www.libordot.com, p. 35.

[22] Søren Kierkegaard Postilla conclusiva non scientifica alle Briciole di filosofía, en Kierkegaard opere, a Cura di Cornelio Fabro, Sansoni, Firenze, 1993. p.452 “(…)fantasia, sentimento, dialéctica insieme a passione nell’ interiorità della la esistenza. Ma anzitutto e soprattuto passione, perché è impossibile esistendo pensare all’ esistenza sensa essere presi dalla passione”

[23] Søren Kierkegaard, Migajas filosóficas o un poco de filosofía, edición y traducción de Rafael Larrañeta, Trotta, Madrid, 1999, pp. 63-64.

[24] C.S. Lewis, Las crónicas de Narnia, Libro III, La travesía del Explorador del Amanecer, Editorial Andres Bello, Santiago de Chile, p. 130

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