REUNIÓN I
2 mayo 2008

Oscar: Sabemos que Kierkegaard escribió parte de su obra con el discurso de la comunicación indirecta, de los seudónimos, que empezó a usar primero sin declararlos y después declarándolos. Una vez declarados, incluso inventó un nuevo seudónimo para intentar una posición que era más religiosa de la que el podía llegar a arrogarse: el de Anticlimacus. Él publica sus primeras obras seudónimas simultáneamente con sus discursos religiosos y siempre a estos últimos, llamados discursos edificantes, los firmaba con su propio nombre….
Andrés: también se llamaban discursos cristianos.
Oscar: ….y algunas otras como “Las obras del amor”. Simultáneamente, publica las obras que llama estéticas o seudónimas, la primera de las cuales es “O lo uno o lo otro”, sin declarar que se trataba de él. No sé si en Copenhague se sabría, cuando se publicaron esas obras, que él era el autor o si logró mantenerlo oculto hasta que lo reveló en “Mi punto de vista”.
Ricardo: creo que logró mantenerlo oculto unos pocos meses.
Andrés: en algunas de las seudónimas, firma como editor.
Oscar: pero no en el caso de “O lo uno o lo otro”. Incluso, mientras lo escribía, se mostraba de noche en los teatros, esperaba que se apagaran las luces, esperaba unos minutos a que empezara la función y se iba corriendo a seguir escribiendo, y esto era para que creyeran que era un tipo disipado, y que no podía ser él quien estuviera escribiendo esa obra. O sea que era todo una gran comedia.
Laura: además suponía que todos lo estaban mirando.
Oscar: era un personaje en una ciudad mucho más chica que las actuales y se vestía con trajes llamativos, era un dandy.
Andrés: un poco creído también ¿no?
Ana: tenía de qué.
Oscar: la cuestión es que, a lo largo de unos pocos años, edita varias obras firmadas con seudónimos y casi siempre simultáneamente y hasta a veces en el mismo día publica obras firmadas con su propio nombre: por ejemplo, editar con dos seudónimos el mismo día que creo que son “La repetición” y “Temor y temblor”.
Ana: o también “O lo uno o lo otro” que lo publica casi paralelamente con un discurso religioso.
Oscar: “Etapas en el camino de la vida” sale paralelamente a los discursos religiosos.
Ana: por eso, se enfurece cuando piensan que en él hay una especie de evolución, de desarrollo evolutivo en su pensamiento. Eso lo dice mucho en el “Poscriptum” que lamentablemente está en italiano, en inglés y en francés, pero no en castellano. En la última parte del “Poscriptum”, aclara esto que dijo Oscar. Ninguna palabra de los seudónimos es mía, dice él. Por eso, lo enfurece el hecho de que se considere que hay una evolución en lo que la gente suele dividir como el estadio estético, el ético y el religioso; como si fuera la scala paradisi de la que hablábamos el otro día en referencia a Johannes Climacus. No hay ninguna evolución porque justamente dice que con la mano izquierda da los escritos estéticos y con la derecha los otros, pero es tonto decir: yo primero fui esto y después lo otro. Justamente el hecho de que se publiquen en el mismo año, o en el mismo día o con una diferencia de poco menos de un mes, muestra que no fue algo y después evolucionó y se fue para el otro lado.
Ricardo: además a veces se asocia la religiosidad con una etapa cercana a la muerte.
Ana: pero creo que es lo que decía Oscar: el hecho de que sea una estrategia de la comunicación indirecta, para mí lo que vale es eso, que es una estrategia de comunicación indirecta. Tantas veces dice él que el mundo quiere ser engañado, y cita el adagio latino “mundus vult decipi”, que no le puede hablar a la gente en el lenguaje religioso porque lo va a repeler, entonces le habla en el lenguaje que entiende. Pero al mismo tiempo con la mano derecha da lo otro, y esto es tan verdadero como lo otro. Es lo que tenemos cada uno dentro de nosotros.
Oscar: o sea que, por un lado, está esa estrategia que ya es para embrollar, que genera muchos equívocos de por sí, como por ejemplo con el libro “O lo uno o lo otro”, que es el primero que edita. A nosotros, nos convendría leer el prólogo que escribe el supuesto editor de ese libro que es Víctor Eremita, un personaje creado por Kierkegaard, que encuentra unos papeles en el cajón de un secreter que había comprado en lo de un anticuario, y esos papeles que encuentra los atribuye, a su vez, a dos autores distintos. Es como que Víctor Eremita reconstruye lo que escribió el que llama el autor A, un joven esteta, y lo que escribió el autor B, que sería el juez Wilhelm. Esa división creo que la infiere a partir de lo que decían los escritos, porque los del juez siempre mantenían una unidad en tanto que los textos del joven A, que es el esteta, no tenían ninguna unidad. En un momento, dice que podría ser que fueran los dos el mismo autor. Pero tampoco puede asegurar cuál de las dos partes, si la estética o la ética, se escribió antes.
Corina: nada te va a quedar claro.
Ana: ese prólogo es para matarse de la risa.
Oscar: cuenta toda la historia del secreter, de cómo lo encontró en el anticuario, de cómo es que se le había pasado por alto que había un cajón cerrado con llave, como un fondo secreto. La cuestión es que un día tenía que sacar plata de uno de los cajones y estaba tan nervioso porque estaba tocando la campanilla del tipo del “remis” de esa época, que lo iba a buscar, que entonces agarra un hacha y lo rompe y sin querer se abre el cajón secreto y de ahí salen estos textos divididos en dos porque unos papeles están escritos de manera más o menos desprolija y los otros, escritos sistemáticamente como si se tratara de un documento judicial. Representan la posición estética del joven A y la posición ética del esposo que trata como de encauzar la vida del joven esteta a través de las dos o tres cartas que le escribe. Entonces, el libro que se conoce como “O lo uno o lo otro” está formado por esas dos partes. La primera parte son los papeles del joven esteta y la segunda parte son las cartas que le escribe este juez Wilhelm al joven. La segunda parte todavía no está publicada.
Los papeles del joven esteta incluye, entre otros, el “Diario de un seductor”. Estos papeles del joven esteta han circulado como libros presuntamente independientes, varios de estos fragmentos, por ejemplo, “Diapsalmata”, “Los estadios eróticos inmediatos o el erotismo musical” y después, cambiándole el título, “El reflejo de lo trágico antiguo en lo trágico moderno” que circuló como “Antígona”.
Laura: ¿de la segunda parte también circularon fragmentos?
Oscar: sí, son partes cortadas de manera inexplicable y absurda porque empiezan en cualquier lado y terminan en cualquier lado, porque después aparece “Estética del matrimonio” que es un pedazo que además no corresponde a ninguna división real del libro.
En realidad la parte B de “O lo uno o lo otro” termina con una carta que le manda un amigo al juez que sería el autor de la parte B.
Andrés: “El amor y la religión” pertenece a “Etapas en el camino de la vida”.
Ana: que también aparece escrita por un Esposo.
Oscar: hay seudónimos que pasan a personajes y viceversa: como en el caso de Climacus o del Esposo. Una obra posterior, que se llama “Etapas en el camino de la vida”, tiene un capítulo que se llama “In vino veritas” y es una especie de Banquete donde aparecen muchos de los seudónimos como personajes: Víctor Eremita, el Esposo, Constantin Constantius. A su vez, “Etapas en el camino de la vida” también tiene un editor que es Hilarius Bogbinder, nombre que significa Hilario el Encuadernador, que también creo que encuentra unos papeles y que los junta todos.
La segunda parte de “O lo uno o lo otro” que se supone que lo tenía que publicar Trotta hace ya unos cuantos años y que viene demorada, termina con un ultimátum que aparentemente no está escrito por el Asesor Wilhelm sino por otro personaje que le manda como una especie de carta en la cual se desvela una posición religiosa. Esto nosotros no lo conocemos, a menos que sea “El amor y la religión”.
Andrés: no, porque ese es de “Etapas en el camino de la vida”. En este libro de Guerrero Martinez, “Kieerkegaard: los límites de la razón en la existencia humana”, está toda la producción traducida al castellano y dice a qué libro pertenece cada obra fragmentada en castellano.
Oscar: sería vital para comprender cabalmente este libro, conocer ese ultimátum que se coloca al final del libro con una carta de un personaje que presenta una posición religiosa que no coincide ni con el esteta ni con el juez y que fue ideado por el propio Kierkegaard en el momento de publicarlo.
Entonces, por un lado, el embrollo que el propio Kierkegaard promueve con su estrategia, y por otro lado, el desastre que hicieron acá los editores en castellano que hace que sea directamente incomprensible porque estos datos lamentablemente no están accesibles, así como ustedes se están enterando ahora de que tal libro en realidad no es un libro. Durante mucho tiempo fue leído Kierkegaard de esta manera, sin esta conciencia de las diversas posiciones de esos seudónimos que son todos distintas voces que no hay que integrarlas en una sola. En francés, posiblemente, la suerte haya sido distinta, las obras completas se hayan conocido mucho más rápidamente. Por ejemplo, en el caso de Sartre, los franceses contribuyeron al malentendido con sus interpretaciones, porque justamente Sartre muchas veces atribuye a Kierkegaard posiciones que son de Climacus. Toda la metafísica de la subjetividad que desarrolla Sartre, todo eso es Climacus
Ana: hay un libro de Hartshorne, “Kierkegaard, el divino burlador”, que dice que toda la filosofía de la libertad de Sartre está basada en la posición del Juez, del asesor Wilhelm de “O lo uno o lo otro”
Oscar: un consejo que le da el Juez al joven esteta dice: elígete a ti mismo, elige la desesperación, estás desesperado, pues bien, elige la desesperación, o sea: hacete dueño de la desesperación. Esa posición subjetiva fuerte de la libertad que se elige a sí misma desde la nada
Ana: y según él, en su validez universal.
Oscar: es algo que después Sartre desarrolla como la posición existencialista
Ana: los autores franceses, en general, no hacen ninguna diferencia entre Kierkegaard y los seudónimos; en cambio algunos autores ingleses, como Lowrie, sí, y Fabro, el italiano, también
Oscar: los franceses son los que más contribuyeron a difundir a Kierkegaard
Ana: a difundirlo mal.
Oscar: nosotros descubrimos el año pasado que Simone de Beauvoir, en “El segundo sexo”, cita a los seudónimos como si fueran Kierkegaard
Ana: eran frases de “O lo uno o lo otro”.
Laura: bueno pero....lo escribió Kierkegaard
Corina: es como decir que un personaje de Borges dice lo que dice Borges.
Ana: es como si en “Rayuela” hicieras hablar a Oliveira, el protagonista, y después pongas: Julio Cortázar, haciendo creer que eso lo piensa Cortázar.
Laura: ¿la idea no es que Kierkegaard es el religioso, el que firma con su nombre?
Oscar: vamos por partes. Lo que está mal es atribuírselo a Kierkegaard, porque por ignorancia terminan atribuyéndole al pensamiento de Kierkegaard todo lo que él haya escrito.
Laura: pero lo escribió Kierkegaard.
Oscar: pero en la atribución hay algo más que la constatación de la escritura, porque la escritura es un hecho fáctico. Ahora, como vos interpretás o contextualizás ese pensamiento va más allá de que esa frase haya sido publicada en un libro de Kierkegaard. Porque para mí sería como atribuirle a Platón lo que dice alguno de los sofistas que dialoga con Sócrates en los Diálogos.
Oscar: en filosofía, te incinerarían si vos le atribuyeras una frase de Tersímaco a Platón.    
Laura: con Zaratustra también es un problema, porque Zaratustra y Nietszche no es lo mismo y se le atribuye.
Oscar: la primera posición con respecto a Kierkegaard hace caso omiso de esta problemática y atribuye a tontas y a locas a Kierkegaard y después quiere armar con eso una especie de sistema kierkegaardiano en el cual Kierkegaard lo que representaría sería una reacción del individualismo en contra del sistema hegeliano. Y generalmente para esa versión de Kierkegaard ya está preparado el hecho de que Kierkegaard no innovó ningún concepto de la filosofía y que todos los conceptos que utiliza son hegelianos, y que entonces ya estaba previsto Kierkegaard en un momento del sistema hegeliano, que vendría a ser este de la conciencia desgarrada, y como que Kierkegaard no entendió cuál era su lugar en la historia de la filosofía y que Hegel ya lo había previsto, o sea que Hegel entiende a Kierkegaard mejor que Kierkegaard aHegel.
Laura: ¿qué otras interpretaciones había de Kierkegaard?
Oscar: la que yo digo es la que predominó por muchas décadas, que es la vez la reacción del individualismo frente a la totalidad hegeliana, como una versión individualista del idealismo, y después como padre del existencialismo. Ahí está la tradición marxista del siglo XX, como Lukács que lo piensa como la derecha hegeliana, que supo entrever los problemas del sistema hegeliano pero en vez de dar un salto hacia adelante, hacia el materialismo dialéctico, fue hacia atrás, hacia el confinamiento en la subjetividad solipsista. Eso dice Lukács, incluso creo que Adorno también.
En su tesis de doctorado, que circula como un libro que se llama “Kierkegaard”, Adorno sostiene que Kierkegaard es el individuo burgués reaccionario encerrado en su subjetividad solipsista. Frente a los problemas del sistema hegeliano, Kierkegaard en vez de dar un paso adelante, que sería la dialéctica materialista, se encierra en su mundo
Acá en la Argentina está la interpretación del padre Castellani que tiende a decir que todo lo que dijo Kierkegaard ya lo había dicho Santo Tomás.
Ana: yo lo leí y no es tan así....
Oscar: se llama “De Kierkegaard a Tomás de Aquino”.
Ana: lo que quiere decir es que no son antagónicos, no que sean lo mismo. En una parte del libro me acuerdo que dice que el napolitano fogoso parece Kierkegaard y el danés o el escandinavo frío parece Santo Tomás de Aquino, dos espíritus más disímiles no podría haber.Lo que quiere decir es  que en el plano de lo religioso no son tan diferentes el uno del otro.
Oscar: ....claro....no es que sean tan diferentes.
Andrés: como una señora que vino una vez y me dijo que lo único que le faltó a Kierkegaard era convertirse al catolicismo
Ana: pero eso está en las biografías de Kierkegaard, algunos le decían eso por algunas cosas que él mismo decía, por ejemplo de María, la madre de Jesús, cosas que lo acercan al catolicismo. Eso también lo dice Fabro, que no es un estúpido....se pasó años leyendo y traduciendo, tradujo doce tomos del Diario de Kierkegaard.
Laura: inaudible
Ana: no digo que sean lo mismo; yo leo a Santo Tomás y no quiero porque me parece que estoy leyendo a Aristóteles, por ejemplo.
Oscar: me parece que es una operación totalmente anacrónica la que hace Castellani, porque más allá de que, bueno, se parecen en el fondo, si vos aislás fragmentos de Kierkegaard y aislás fragmentos de Santo Tomás y podés armar analogías, parecidos, pero me parece que las posiciones fundamentales de ambos para mí son incompatibles. Todo eso que dice por ejemplo de que Kierkegaard vivía unos años más y se hacía católico, se murió joven...por ahí son coincidencias parciales, lo que decía de la virgen María, no creo que la Iglesia Católica lo hubiese tolerado ni creo que él hubiera tolerado a la Iglesia Católica.
Ana: de hecho por eso nunca se convirtió
Oscar: para mí, uno de los aportes fundamentales que hace a la historia de la filosofía es que por primera vez problematiza la idea de Voz en el pensamiento filosófico, de pensar los discursos filosóficos a partir de la voz que los dice, como voz singular y no como el Espíritu Absoluto que se autodespliega o la razón que se analiza a sí misma, o sea que hay siempre un singular que habla. Él mismo contribuye a hacer aparecer eso como problemático. Por supuesto que todo eso desaparece en la medida que vos querés armar un sistema kierkegaardiano desconociendo la estrategia de la comunicación indirecta.
Ese es el punto de partida, este caos editorial en el que nos movemos para leer a Kierkegaard
Corina: ¿y lo Diarios?
Oscar: son veinte tomos.
Corina: o sea que lo que circula acá como el Diario íntimo, que es cortito, es un 5 % de los diarios que no están traducidos al castellano
Ana: están en inglés y en alemán y Fabro tiene doce tomos traducidos al italiano
Corina: ¿él lo publicó?
Oscar: no, es póstumo
Ana: para el que sabe inglés, tenemos acá los cd en inglés con los veinte tomos completos
Oscar: para mí, el tema de los Diarios es otro problema. Una vez que saliste de esta primera posición caótica y descuidada a una posición escrupulosa y seria y decís: no, momento, él acá en el final del “Poscriptum” declara su estrategia de los seudónimos y aclara que todos estos seudónimos corresponden a posiciones estéticas, que no debe atribuirse a él nada de lo que dicen los seudónimos y que él afirma y sostiene solamente lo que escribió con su propio nombre. Ahí es como un primer ordenamiento.
Laura: él dice que se dejó dictar por voces de las que no sabe nada más que....
Oscar: dice que no supongan los lectores que él sabe más acerca de la posición de estos seudónimos que la que puede saber cualquier lector, y entonces él es como la mano que escribió lo que las voces le dictaron, como que no se mete en la interioridad de estos seudónimos. Eso, para mí, es revolucionario en el campo de lo que es el problema del autor
Andrés: se parece mucho a lo que diría cualquier novelista de sus personajes.
Laura: yo estaba pensando en las “Confesiones” de San Agustín y yo leo ahí voces distintas: una cosa es cuando habla del Dios que yo llamaría el efecto de Dios en mí, y otro es el Dios de la polémica con los pelagianos. Se podrían pensar como voces.
Oscar: no es que Kierkegaard haya inventado las voces. Lo que me parece es que lo problematizó, lo planteó como problema.
Laura: lo explicitó, no lo estoy minimizando, estoy tratando de pensar el concepto.
Oscar: además en reacción contra Hegel, claramente, porque parece que la posición de Hegel es que la voz es la del Espíritu Absoluto en su desarrollo inmanente desde la certeza sensible en adelante, es como el concepto universal que se despliega, no es Hegel, ni es nadie. Ahí sí me parece que hacía falta que un tipo como Hegel existiera para que Kierkegaard reaccionara y rompiera las voces filosóficas en este rompecabezas.
A mí me parece que lo central es que las voces son irreductibles o sea que no se puede decir tal voz es lo contrario de Kierkegaard, esa se parece a esta, o sea, que tienen una singularidad cada una de ellas y eso me parece que abre un camino muy interesante para la filosofía, como para desconfiar de la voz de la filosofía, o sea, tomar a la filosofía como género literario y analizarla con su retórica, con sus recursos, empezar a desconfiar un poco más del discurso filosófico que siempre se pretendió como si fuera transparente, como si fuera la autoconciencia, clara y distinta, siempre captándose a sí misma en su surgimiento. Kierkegaard marca que la voz filosófica es una voz opaca, es una voz singular, sospechosa, etc.
Corina: ¿y los Diarios?
Oscar: María José Binetti los va a traducir, o sea que si vos esperás...
Andrés: a ella le interesan tanto los diarios porque entiende que la clave está ahí, expresa esa opinión. Y uno ve que sus trabajos son todas citas de los Diarios.
Oscar: hay una segunda posición que sería tener en cuenta al propio Kierkegaard cuando declara su estrategia de la comunicación indirecta y que se basa fundamentalmente en “Mi punto de vista” y en el final del “Poscriptum” a partir del cual vos podés empezar a ordenar toda su obra, a darte cuenta de la importancia de los seudónimos y de tener en cuenta cuáles son seudónimos y qué seudónimos son y qué significa cada seudónimo, bueno todo eso, esa es como la lectura seria.
Ahora en esa lectura seria, en la medida que vos tengas una buena voluntad de ordenar todo esto, la primera cuestión es que Kierkegaard dice que tiene como texto de autoridad al Nuevo Testamento, o sea que todo lo que dice se remite a eso, esa sería la clave o base interpretativa.
Después aparece para mí el problema de los Diarios. Él escribe durante varias décadas su diario personal, día por día, desde antes de publicar todos los libros hasta supongo que los últimos días de su vida, y en estos diarios aparecen algunos borradores de ideas que después va a desarrollar en sus libros publicados, aparecen también otros comentarios jamás publicados en ningún lado y aparecen comentarios a posteriori de los libros publicados unos años antes: por ejemplo, qué piensa él de “Temor y temblor” en el año 51, varios años después de editarlo. Entonces, si vos querés saber más de este rompecabezas ¿qué hacés con los diarios? ¿los tomás como el texto de base, como que ahí habla Kierkegaard realmente? Porque eso también queda afuera de su estrategia, o sea que no es como lo seudónimos, ni tampoco es como los libros que firmó. A mí me parece que ahí está la cuestión de que se tiende a pensar que esos diarios son como los libros que firmó de su puño y letra, pero son diarios, y en los diarios, ¿quién es ese yo que atraviesa los veinte años de escritura? ¿Se puede decir que ese es Kierkegaard? Ya decir que es Kierkegaard sería como tomar una decisión filosófica, sería como que el de los diarios sabe más del pensamiento kierkegaardiano que incluso el de los libros que firmó con su propio nombre
Ana: igual no estaría nada mal poder leerlos todos. Por ejemplo, si estás en un día re-loco y te querés matar y todo lo ves horriblemente mal y negro, vos decís ¡ay, qué tipo pesimista espantoso!
Laura: hay gente que toma eso como paradigma de lo personal.
Ana: a eso voy, que eso es también peligroso
Oscar: porque uno mismo un día puede escribir cualquier cosa y al día siguiente otra...y además decide no publicarla, eso es una decisión fundamental ¿y si el tipo dice esto se me ocurrió ayer pero hoy ya no lo pienso?
Andrés: ¿para qué diablos lo guardó entonces?
Ana: y...porque uno guarda los diarios.
Oscar: hay una cosa muy interesante que es un efecto de los diarios y que es una cosa que por ejemplo a María José la llevan a apoyarse para decir que hay un solo Kierkegaard: que muchas de las cosas dichas por los estetas, por los seudónimos estéticos, en algún momento de los diarios las escribió Kierkegaard
Corina: no, porque en el diario vos ponés....como que desarrolla pensamientos, si vos estás pensando en hacer “Temor y temblor” y vos vas desarrollando: Abraham subió a la montaña...en el diario hay cosas que están tiradas así, no es que dice: ahora voy a pensar yo Kierkegaard, y aunque fuese así tampoco es atribuible a su pensamiento
Oscar: yo estoy diciendo ver que es interesante que en algún momento pensó eso y dejó constancia de eso.
Corina: el lo escribió porque lo pensó, lo que yo preguntaba era si se puede atribuir a su posición.
Oscar: yo digo que no.
Corina: por eso...
Oscar: pero lo que pasa es que tampoco digo que se lo puede tomar como una mera máscara ficticia que creó, sino que también se puede pensar como una posición que él en determinado momento asume y encarna.
Corina: son posiciones que él piensa.
Oscar: pero que además encarna, porque en un momento lo piensa, o sea: ¿qué es pensar?
Corina: yo puedo pensar cómo pensaría María José, esto y lo otro, es como un ensayo de pensamiento que no significa que vos encarnes la posición de María José. No significa que vos pienses lo mismo, vos estás haciendo un ensayo de cómo piensa otro.
Laura: si el otro es un invento tuyo...es un poco diferente
Oscar: sí, no es tan así, que diga: voy a hacer un experimento a ver cómo pensaría quién tal cosa.
El muchas veces en el diario dice cosas que coinciden y no es que esté escribiendo un borrador de lo que después va a escibir, sino que dice cosas, deja constancia de cosas que pensó ese día en su diario que después son frases que van a ser retomadas por alguno de los seudónimos estéticos.
Corina: obviamente son sus pensamientos los que están circulando y que los pone en personajes, lo que no tiene que ver con que sea su posición ¿vos le das más importancia a los diarios? Porque decís que en algún momento lo encarnó...
Oscar: lo que estoy diciendo es que me parece interesante para repensar la posición estética el no reducirla a posición ficticia, porque para mí el riesgo de la segunda posición es la de tomar todo lo estético como meramente ficticio.
Ana: yo me acuerdo cuando vino Darío González que dio el seminario en las Jornadas, y dijo que hay una escritora francesa, Nelly Viailleneux, que considera como escritos verdaderamente de Kierkegaard los escritos religiosos y edificantes, nada más.
Laura: ¿lo otro como qué lo toma?
Ana: y no sé porque no leí el libro....
Oscar: lo que me parece es que va a aparecer todo el Kierkegaard esteta, el desesperado, el cobarde, porque cuando uno acentúa la lectura desde una posición religiosa, tiende a aparecer el mártir.
Andrés: alejado de la vida del mundo
Corina: a mí se me viene la pregunta de porqué no se dedicaba a la religión y armaba todo ese circo. ¿Para qué escribe todo lo estético? Y también en su vida ¿para qué hizo todo ese circo, ese verso?
¿Por qué no vivió seriamente como mártir? En su vida también había una doble vida, como hay en las obras.
Oscar: ¿porqué le dedica tantas reflexiones a lo estético? Porque él es un esteta, está absolutamente calculado...
Corina: ¿para qué esa careteada en el teatro? ¿por qué no se queda tranquilo en su casa?
Andrés: o disfruta la obra...ya que fue.
Ana: seguramente que las obras que le interesaban las disfrutaba, porque de Don Giovanni habla mucho, de pe a pa la conoce.
Oscar: o asumiendo la predicación, como diciendo me voy a dejar de joder, me voy a dedicar a predicar, como hace en “El instante” como que ya se terminó la época de tanto devaneo estético, mi personalidad de poeta, ahora viene el combate contra la cristiandad que es lo que hace en los últimos años de su vida. Hay un riesgo muy grande al leerlo todo desde ahí, desde el combate contra la cristiandad, y leer todo: “Temor y temblor”, etc.
Corina: es otra forma de interpretarlo, como que antes no se animaba.
Oscar: y mientras no se animaba inventó todos estos subterfugios.
Andrés: él mismo dice porqué los inventa: no ha llegado la hora del combate
Corina: ¿pero porqué no ha llegado la hora? ¿qué estoy haciendo de mientras? ¿para qué hacía todo ese circo?
Ana: no era un circo, era una manera de hacer reaccionar a la gente, si la gente no reacciona...
Oscar: lo que me parece es que no hay porqué tomarlo tan al pie de la letra, cuando por otro lado vos ves que conoce muy desde adentro la posición estética, que no es simplemente la invención de un autor imaginativo.
Ana: y por eso que la conoce tan bien, él se da cuenta de que no es lo que tiene que ser, y por eso hace tanto para atacarla desde todos los frentes porque ¿qué es Wilhelm si no? Es el que ataca a la posición estética, pero a su vez tampoco esa es la posición...porque si vos leés el Prólogo de “O lo uno o lo otro”...
Oscar: yo propongo leer de ese libro cuatro pasajes, que son el Prólogo, Diapsalmata, El más desdichado y La rotación de los cultivos. Son cuatro textos relativamente cortos, donde me parece que más o menos queda bastante bien caracterizada lo que es la posición estética. Podríamos incluir también la introducción de Darío González porque tiene datos que ordenan mucho. El prólogo donde Víctor Eremita cuenta cómo encontró los textos, Diapsalmata que son un montón de papelitos que Víctor Eremita dice que encontró todos sueltos y que los juntó todos y los puso al principio del libro y después El más desdichado y La rotación de los cultivos. Eso de “O lo uno o lo otro” y después un par de capítulos de “Temor y temblor”, “Mi punto de vista”...
Porque “Temor y temblor” también es un texto estético según la clasificación que él propone. Lo cual es todo un desafío porque generalmente se la toma como que es la obra de Kierkegaard que todo el mundo lee y que para todo el mundo es Kierkegaard.
Laura: tal vez Kierkegaard puso ese nombre como otro seudónimo más que coincidía con su nombre propio.
Oscar: es una manera posible.
Ana: bueno, pero ahí me parece que nos vamos por las ramas.
Oscar: a mí me parece que es una hipótesis productiva: el que firma Soren Kierkegaard es un seudónimo más.
Ana: no, a mi no me gustan esas cosas, a mí me superan, me llevan al grado de la locura y no quiero, yo me quiero quedar donde estoy.
Andrés: no, date la oportunidad de...
Ana: para locura me alcanza con la mía. Algo firme tiene que haber, Oscarcito, ¡por favor, epa!
Oscar: si no, Ana, al final terminás restaurando la posición esa del sujeto autoconciente, porque todos los seudónimos son seudónimos, pero Kierkegaard es Kierkegaard
Ana: pero yo no me puedo poner por encima de él. ¿Entonces para qué escribió “Mi punto de vista”y para qué escribió el “Postscriptum”?
Corina: pero escribió “Mi punto de vista”, pero te hizo pensar en el lenguaje indirecto también.
Ana: pero obvio
Corina: te está haciendo pensar acerca de las voces y que les sospeches a las voces, no es que él está fuera del mundo, también te dice: sospechale a todo esto.
Ana: yo un algo firme necesito
Corina: está bien...si vos necesitás...pero a ella le puede gustar “Temor y temblor” y decir no, yo quiero que ese libro sea Kierkegaard.
Andrés: no lo pongas a la altura de Kierkegaard, ponelo a Jesucristo.
Ana: y bueno...sí, sí...y es justamente de ahí que me guío.
Oscar: vos desde una posición de fe podés sospechar de Soren Kierkegaard, no de Cristo.
Ana: miren, lean los discursos religiosos y después me dicen. Después sí, si leemos todo, fenómeno.
Oscar: el asunto es cómo lo leemos, el asunto es si lo leemos como que ahí está la papa, que a mí me parece que eso presenta problemas.
Ana: ¡pero cómo no va a presentar problemas, todo presenta problemas!
Oscar: pero poner al Esposo al mismo nivel que Soren Kierkegaard, porque hay que tener en cuenta que Soren Kierkegaard es una voz diferenciada dentro de todo este dispositivo, no está en el mismo nivel, lo que no significa es que sea el sujeto absoluto tampoco.
Ana: pero yo no digo que sea el sujeto absoluto, ¿vos me entendés lo que quiero decir?
Erica: sí, claro.
Oscar: lo que yo propongo es poner entre paréntesis la clave religiosa que él propone para leer los textos estéticos, porque si no va a tener encima siempre a él diciendo: esto entendelo así, y esto así.
Ana: no, yo en eso estoy de acuerdo, que leamos lo que leemos como escritos estéticos. Pero ya que me digas que Kierkegaard es un seudónimo de Kierkegaard, ¡vamos!
Oscar: acá en el seminario uno puede pensarlo así.
Ana: yo no.
Andrés: y vas a hacer todo lo posible para convencernos.
Oscar: a mí me parece que se puede aplicar una cosa que dice Nietzsche, en Zaratustra: el problema de ustedes es que me encontraron demasiado rápido a mí, antes de encontrarse a ustedes, ahora piérdanme a mí y después más adelante traten de encontrarme de vuelta, es cuando él despide a los discípulos.
Laura: ¿y cómo lo ligas con esto?
Oscar: me parece que hay que perder a Kierkegaard, que lo encontramos demasiado rápido.
Corina: que te da la clave de cómo leerlo...
Ana: bueno, ¿demasiado rápido?! A mi me llevó cuarenta años.
Corina: pero es porque si leo “Mi punto de vista” listo para vos, esto va acá y esto allá, en veinte minutos.
Oscar: es como el que descubre que la tierra se mueve porque se los enseñó la maestra.
Erica: pero Ana no dice eso
Oscar: yo no dije que ella dijo eso, yo no estoy juzgándola a Ana.
Erica: ella dijo que leamos lo estético como estético
Corina: pero Oscar propone leer lo estético como un escrito. El no propone leer lo estético como estético, propone que leamos estos escritos sin poner esto es lo que no es verdadero.
Ana: ¡¡¡yo no digo eso!!!!
Erica: ¿quién dijo que es lo no verdadero?
Laura: preguntaba si se podía pensar que por ejemplo “Temor y temblor” tiene más afinidad en la obra.
Oscar: a mí me parece que “Temor y temblor” representa un problema porque justamente es una obra con un tinte tan religioso, y sin embargo él advierte que es estético, con lo cual él mismo ahí te está haciendo un reto, a ver dónde está lo estético de “Temor y temblor”, cuando todo te conduce a una posición religiosa. Es verdad que el autor dice que no comprende a Abraham, de todas maneras me parece que con eso sólo no alcanza para pensar porqué es estética. Porque ahí es como que Kierkegaard instala una sospecha hacia el que habla en “Temor y temblor”.
Estético tiene la siguiente dificultad, tiene como una ambigüedad de base en Kierkegaard: por un lado, es una posición existencial que consiste en regirse por la sensualidad o por la sensibilidad.
Ana: o como dice en “O lo uno o lo otro”: es lo que se es.
Oscar: es lo inmediato.
Ana: en cambio en lo ético es lo que se llega a ser.
Oscar: ese que se es, es a nivel sensualidad...es el que se rige por el momento particular, aquel que no reconstruye una unidad subjetiva a lo largo de su experiencia, porque esa unidad la conquista solamente la posición ética, que es el que asume, que se hace cargo de la dispersión... La estética es dispersión existencial, vos estás hoy acá, después allá...la búsqueda de la felicidad, el placer. En ese sentido lo estético se opone a lo ético. Porque lo ético sería como la asunción libre de la unidad de la experiencia del yo, frente a la dispersión, la continuidad.
Libre es la clave, porque vos elegís ser el que sos. Es el Juez que dice: desespera, elige la desesperación. Como que vos te hacés cargo de lo que fuiste en cada instante de tu vida y respondés por ello, sería como esa responsabilidad libre. Esa es la ética. Que según este juez todo eso conduce en un primer plano al matrimonio, y después dice que la clave de la ética es la exposición. El sujeto ético es aquel que se expone a sí mismo frente a los otros, frente a la comunidad. Por eso el matrimonio de alguna manera lo encarnaría o condensaría.
Ana: es donde se incorpora a lo general también, es el que no está fuera de lo general, el que se involucra en lo general.
Oscar: el que se reconoce en lo general. Esta es la cuestión más claramente alejada de Kierkegaard me parece. Ahí es la más construída de todas estas posiciones, es la menos creíble, porque el continuamente está haciendo lo contrario.
Erica: ahí sí existe la posición de Kierkegaard.
Oscar: sí.
Erica: ah, bueno.
Oscar: eso lo dije desde un principio. Para mí, Soren Kierkegaard está en una posición distinta, no es que digo que están todos en el mismo plano.
Erica: está bien....
Oscar: yo decía que hay dos acepciones de estético: una se opone a la ética que es la que aparece más manifiestamente en “O lo uno o lo otro” porque ahí parece que la disyuntiva es entre esas dos, entre lo estético y lo ético, y donde el juez le reprocha al esteta esa cuestión de que no se hace cargo de su responsabilidad de asumirse como tal, como quien es.
Ana: a mí me gustaría agregar que en la posición ética el asesor toma lo religioso, pero ¿cómo lo toma? También de una manera estética, por eso también entra dentro de lo estético, porque lo religioso es tomado de una manera estética: como la familia, como el matrimonio, etc.
Oscar: por eso yo decía que hay dos acepciones de lo estético: en una, está meramente opuesto a lo ético, ahí el que habla es el juez, el que está diciendo qué es lo ético y qué es lo estético. Es el juez en la parte B de “O lo uno o lo otro”. Lo que pasa es que después Kierkegaard hace aparecer otra posición según la cual ese dilema no es el verdadero dilema, entre lo estético y lo ético, porque lo ético es desesperación también. Entonces parecería que la verdadera oposición es entre la estética y la religión, y la ética sería como un enmascaramiento de la estética.
Corina: me parece que como dice Ana ahí se muestra que esa posición es estética más que ética.
Oscar: así es como aparece la ética en Kierkegaard
Corina: ahí en “O lo uno o lo otro”, en “Temor y temblor”, no sé si es tan así...
Oscar: para mí. es exactamente igual.
Corina: para mí, es otra la ética de....digo, porque....
Oscar: “Temor y temblor” está escrito contra la posición ética como la salida de la desesperación.
Corina: pero habla de la suspensión de la ética, en el instante...
Oscar: lo que pasa es que la ética esa no admite ser suspendida porque justamente él dice que el singular puede ser superior a lo general. La posición ética no va a admitir esto.
Corina: pero no es lo mismo la ética de la tragedia que esta ética que es una estética también.
Laura: en “Temor y temblor” dice que esta posición de Abraham sería la ética.
Oscar: no, la posición de Abraham suspende lo ético, porque desde el punto de vista ético es un asesino. Para él, es la fe.
Lo que vos decías acerca de la transición es problemático (referido a un comentario inaudible de Ricardo) en el sentido de que muchas veces se lo reduce como si fueran tres momentos de un desarrollo: el inmediato es el estético, el mediado es el ético, y después la superación sería el religioso. A mí me parece que hay pasajes de la obra de Kierkegaard que ponen en duda esta secuencia. Él encuentra más cercanía entre la posición estética y la religiosa, y la ética puede ser el extravío más grande. Lo que tienen en común es el tema de la pasión, la estética y la religiosa.
Ana: el ético está tan aburguesado en su posición que no deja ni un resquicio.
Oscar: acentúa la voluntad libre de elegirse a sí mismo. Y el tema de la pasión que trata en “Temor y temblor” como clave es una cosa que tienen en común lo estético y lo religioso
La estética tiene esa doble acepción: una opuesta a lo ético y la otra entendida como pasión cercana a lo religioso.
 
Oscar: Sabemos que Kierkegaard escribió parte de su obra con el discurso de la comunicación indirecta, de los seudónimos, que empezó a usar primero sin declararlos y después declarándolos. Una vez declarados, incluso inventó un nuevo seudónimo para intentar una posición que era más religiosa de la que el podía llegar a arrogarse: el de Anticlimacus. Él publica sus primeras obras seudónimas simultáneamente con sus discursos religiosos y siempre a estos últimos, llamados discursos edificantes, los firmaba con su propio nombre….
Andrés: también se llamaban discursos cristianos.
Oscar: ….y algunas otras como “Las obras del amor”. Simultáneamente, publica las obras que llama estéticas o seudónimas, la primera de las cuales es “O lo uno o lo otro”, sin declarar que se trataba de él. No sé si en Copenhague se sabría, cuando se publicaron esas obras, que él era el autor o si logró mantenerlo oculto hasta que lo reveló en “Mi punto de vista”.
Ricardo: creo que logró mantenerlo oculto unos pocos meses.
Andrés: en algunas de las seudónimas, firma como editor.
Oscar: pero no en el caso de “O lo uno o lo otro”. Incluso, mientras lo escribía, se mostraba de noche en los teatros, esperaba que se apagaran las luces, esperaba unos minutos a que empezara la función y se iba corriendo a seguir escribiendo, y esto era para que creyeran que era un tipo disipado, y que no podía ser él quien estuviera escribiendo esa obra. O sea que era todo una gran comedia.
Laura: además suponía que todos lo estaban mirando.
Oscar: era un personaje en una ciudad mucho más chica que las actuales y se vestía con trajes llamativos, era un dandy.
Andrés: un poco creído también ¿no?
Ana: tenía de qué.
Oscar: la cuestión es que, a lo largo de unos pocos años, edita varias obras firmadas con seudónimos y casi siempre simultáneamente y hasta a veces en el mismo día publica obras firmadas con su propio nombre: por ejemplo, editar con dos seudónimos el mismo día que creo que son “La repetición” y “Temor y temblor”.
Ana: o también “O lo uno o lo otro” que lo publica casi paralelamente con un discurso religioso.
Oscar: “Etapas en el camino de la vida” sale paralelamente a los discursos religiosos.
Ana: por eso, se enfurece cuando piensan que en él hay una especie de evolución, de desarrollo evolutivo en su pensamiento. Eso lo dice mucho en el “Poscriptum” que lamentablemente está en italiano, en inglés y en francés, pero no en castellano. En la última parte del “Poscriptum”, aclara esto que dijo Oscar. Ninguna palabra de los seudónimos es mía, dice él. Por eso, lo enfurece el hecho de que se considere que hay una evolución en lo que la gente suele dividir como el estadio estético, el ético y el religioso; como si fuera la scala paradisi de la que hablábamos el otro día en referencia a Johannes Climacus. No hay ninguna evolución porque justamente dice que con la mano izquierda da los escritos estéticos y con la derecha los otros, pero es tonto decir: yo primero fui esto y después lo otro. Justamente el hecho de que se publiquen en el mismo año, o en el mismo día o con una diferencia de poco menos de un mes, muestra que no fue algo y después evolucionó y se fue para el otro lado.
Ricardo: además a veces se asocia la religiosidad con una etapa cercana a la muerte.
Ana: pero creo que es lo que decía Oscar: el hecho de que sea una estrategia de la comunicación indirecta, para mí lo que vale es eso, que es una estrategia de comunicación indirecta. Tantas veces dice él que el mundo quiere ser engañado, y cita el adagio latino “mundus vult decipi”, que no le puede hablar a la gente en el lenguaje religioso porque lo va a repeler, entonces le habla en el lenguaje que entiende. Pero al mismo tiempo con la mano derecha da lo otro, y esto es tan verdadero como lo otro. Es lo que tenemos cada uno dentro de nosotros.
Oscar: o sea que, por un lado, está esa estrategia que ya es para embrollar, que genera muchos equívocos de por sí, como por ejemplo con el libro “O lo uno o lo otro”, que es el primero que edita. A nosotros, nos convendría leer el prólogo que escribe el supuesto editor de ese libro que es Víctor Eremita, un personaje creado por Kierkegaard, que encuentra unos papeles en el cajón de un secreter que había comprado en lo de un anticuario, y esos papeles que encuentra los atribuye, a su vez, a dos autores distintos. Es como que Víctor Eremita reconstruye lo que escribió el que llama el autor A, un joven esteta, y lo que escribió el autor B, que sería el juez Wilhelm. Esa división creo que la infiere a partir de lo que decían los escritos, porque los del juez siempre mantenían una unidad en tanto que los textos del joven A, que es el esteta, no tenían ninguna unidad. En un momento, dice que podría ser que fueran los dos el mismo autor. Pero tampoco puede asegurar cuál de las dos partes, si la estética o la ética, se escribió antes.
Corina: nada te va a quedar claro.
Ana: ese prólogo es para matarse de la risa.
Oscar: cuenta toda la historia del secreter, de cómo lo encontró en el anticuario, de cómo es que se le había pasado por alto que había un cajón cerrado con llave, como un fondo secreto. La cuestión es que un día tenía que sacar plata de uno de los cajones y estaba tan nervioso porque estaba tocando la campanilla del tipo del “remis” de esa época, que lo iba a buscar, que entonces agarra un hacha y lo rompe y sin querer se abre el cajón secreto y de ahí salen estos textos divididos en dos porque unos papeles están escritos de manera más o menos desprolija y los otros, escritos sistemáticamente como si se tratara de un documento judicial. Representan la posición estética del joven A y la posición ética del esposo que trata como de encauzar la vida del joven esteta a través de las dos o tres cartas que le escribe. Entonces, el libro que se conoce como “O lo uno o lo otro” está formado por esas dos partes. La primera parte son los papeles del joven esteta y la segunda parte son las cartas que le escribe este juez Wilhelm al joven. La segunda parte todavía no está publicada.
Los papeles del joven esteta incluye, entre otros, el “Diario de un seductor”. Estos papeles del joven esteta han circulado como libros presuntamente independientes, varios de estos fragmentos, por ejemplo, “Diapsalmata”, “Los estadios eróticos inmediatos o el erotismo musical” y después, cambiándole el título, “El reflejo de lo trágico antiguo en lo trágico moderno” que circuló como “Antígona”.
Laura: ¿de la segunda parte también circularon fragmentos?
Oscar: sí, son partes cortadas de manera inexplicable y absurda porque empiezan en cualquier lado y terminan en cualquier lado, porque después aparece “Estética del matrimonio” que es un pedazo que además no corresponde a ninguna división real del libro.
En realidad la parte B de “O lo uno o lo otro” termina con una carta que le manda un amigo al juez que sería el autor de la parte B.
Andrés: “El amor y la religión” pertenece a “Etapas en el camino de la vida”.
Ana: que también aparece escrita por un Esposo
Oscar: hay seudónimos que pasan a personajes y viceversa: como en el caso de Climacus o del Esposo. Una obra posterior, que se llama “Etapas en el camino de la vida”, tiene un capítulo que se llama “In vino veritas” y es una especie de Banquete donde aparecen muchos de los seudónimos como personajes: Víctor Eremita, el Esposo, Constantin Constantius. A su vez, “Etapas en el camino de la vida” también tiene un editor que es Hilarius Bogbinder, nombre que significa Hilario el Encuadernador, que también creo que encuentra unos papeles y que los junta todos.
La segunda parte de “O lo uno o lo otro” que se supone que lo tenía que publicar Trotta hace ya unos cuantos años y que viene demorada, termina con un ultimátum que aparentemente no está escrito por el Asesor Wilhelm sino por otro personaje que le manda como una especie de carta en la cual se desvela una posición religiosa. Esto nosotros no lo conocemos, a menos que sea “El amor y la religión”.
Andrés: no, porque ese es de “Etapas en el camino de la vida”. En este libro de Guerrero Martinez, “Kieerkegaard: los límites de la razón en la existencia humana”, está toda la producción traducida al castellano y dice a qué libro pertenece cada obra fragmentada en castellano.
Oscar: sería vital para comprender cabalmente este libro, conocer ese ultimátum que se coloca al final del libro con una carta de un personaje que presenta una posición religiosa que no coincide ni con el esteta ni con el juez y que fue ideado por el propio Kierkegaard en el momento de publicarlo.
Entonces, por un lado, el embrollo que el propio Kierkegaard promueve con su estrategia, y por otro lado, el desastre que hicieron acá los editores en castellano que hace que sea directamente incomprensible porque estos datos lamentablemente no están accesibles, así como ustedes se están enterando ahora de que tal libro en realidad no es un libro. Durante mucho tiempo fue leído Kierkegaard de esta manera, sin esta conciencia de las diversas posiciones de esos seudónimos que son todos distintas voces que no hay que integrarlas en una sola. En francés, posiblemente, la suerte haya sido distinta, las obras completas se hayan conocido mucho más rápidamente. Por ejemplo, en el caso de Sartre, los franceses contribuyeron al malentendido con sus interpretaciones, porque justamente Sartre muchas veces atribuye a Kierkegaard posiciones que son de Climacus. Toda la metafísica de la subjetividad que desarrolla Sartre, todo eso es Climacus
Ana: hay un libro de Hartshorne, “Kierkegaard, el divino burlador”, que dice que toda la filosofía de la libertad de Sartre está basada en la posición del Juez, del asesor Wilhelm de “O lo uno o lo otro”
Oscar: un consejo que le da el Juez al joven esteta dice: elígete a ti mismo, elige la desesperación, estás desesperado, pues bien, elige la desesperación, o sea: hacete dueño de la desesperación. Esa posición subjetiva fuerte de la libertad que se elige a sí misma desde la nada
Ana: y según él, en su validez universal.
Oscar: es algo que después Sartre desarrolla como la posición existencialista
Ana: los autores franceses, en general, no hacen ninguna diferencia entre Kierkegaard y los seudónimos; en cambio algunos autores ingleses, como Lowrie, sí, y Fabro, el italiano, también
Oscar: los franceses son los que más contribuyeron a difundir a Kierkegaard
Ana: a difundirlo mal.
Oscar: nosotros descubrimos el año pasado que Simone de Beauvoir, en “El segundo sexo”, cita a los seudónimos como si fueran Kierkegaard
Ana: eran frases de “O lo uno o lo otro”.
Laura: bueno pero....lo escribió Kierkegaard
Corina: es como decir que un personaje de Borges dice lo que dice Borges.
Ana: es como si en “Rayuela” hicieras hablar a Oliveira, el protagonista, y después pongas: Julio Cortázar, haciendo creer que eso lo piensa Cortázar.
Laura: ¿la idea no es que Kierkegaard es el religioso, el que firma con su nombre?
Oscar: vamos por partes. Lo que está mal es atribuírselo a Kierkegaard, porque por ignorancia terminan atribuyéndole al pensamiento de Kierkegaard todo lo que él haya escrito.
Laura: pero lo escribió Kierkegaard.
Oscar: pero en la atribución hay algo más que la constatación de la escritura, porque la escritura es un hecho fáctico. Ahora, como vos interpretás o contextualizás ese pensamiento va más allá de que esa frase haya sido publicada en un libro de Kierkegaard. Porque para mí sería como atribuirle a Platón lo que dice alguno de los sofistas que dialoga con Sócrates en los Diálogos.
Oscar: en filosofía, te incinerarían si vos le atribuyeras una frase de Tersímaco a Platón.    
Laura: con Zaratustra también es un problema, porque Zaratustra y Nietszche no es lo mismo y se le atribuye.
Oscar: la primera posición con respecto a Kierkegaard hace caso omiso de esta problemática y atribuye a tontas y a locas a Kierkegaard y después quiere armar con eso una especie de sistema kierkegaardiano en el cual Kierkegaard lo que representaría sería una reacción del individualismo en contra del sistema hegeliano. Y generalmente para esa versión de Kierkegaard ya está preparado el hecho de que Kierkegaard no innovó ningún concepto de la filosofía y que todos los conceptos que utiliza son hegelianos, y que entonces ya estaba previsto Kierkegaard en un momento del sistema hegeliano, que vendría a ser este de la conciencia desgarrada, y como que Kierkegaard no entendió cuál era su lugar en la historia de la filosofía y que Hegel ya lo había previsto, o sea que Hegel entiende a Kierkegaard mejor que Kierkegaard aHegel.
Laura: ¿qué otras interpretaciones había de Kierkegaard?
Oscar: la que yo digo es la que predominó por muchas décadas, que es la vez la reacción del individualismo frente a la totalidad hegeliana, como una versión individualista del idealismo, y después como padre del existencialismo. Ahí está la tradición marxista del siglo XX, como Lukács que lo piensa como la derecha hegeliana, que supo entrever los problemas del sistema hegeliano pero en vez de dar un salto hacia adelante, hacia el materialismo dialéctico, fue hacia atrás, hacia el confinamiento en la subjetividad solipsista. Eso dice Lukács, incluso creo que Adorno también.
En su tesis de doctorado, que circula como un libro que se llama “Kierkegaard”, Adorno sostiene que Kierkegaard es el individuo burgués reaccionario encerrado en su subjetividad solipsista. Frente a los problemas del sistema hegeliano, Kierkegaard en vez de dar un paso adelante, que sería la dialéctica materialista, se encierra en su mundo
Acá en la Argentina está la interpretación del padre Castellani que tiende a decir que todo lo que dijo Kierkegaard ya lo había dicho Santo Tomás.
Ana: yo lo leí y no es tan así....
Oscar: se llama “De Kierkegaard a Tomás de Aquino”.
Ana: lo que quiere decir es que no son antagónicos, no que sean lo mismo. En una parte del libro me acuerdo que dice que el napolitano fogoso parece Kierkegaard y el danés o el escandinavo frío parece Santo Tomás de Aquino, dos espíritus más disímiles no podría haber.Lo que quiere decir es  que en el plano de lo religioso no son tan diferentes el uno del otro.
Oscar: ....claro....no es que sean tan diferentes.
Andrés: como una señora que vino una vez y me dijo que lo único que le faltó a Kierkegaard era convertirse al catolicismo
Ana: pero eso está en las biografías de Kierkegaard, algunos le decían eso por algunas cosas que él mismo decía, por ejemplo de María, la madre de Jesús, cosas que lo acercan al catolicismo. Eso también lo dice Fabro, que no es un estúpido....se pasó años leyendo y traduciendo, tradujo doce tomos del Diario de Kierkegaard.
Laura: inaudible
Ana: no digo que sean lo mismo; yo leo a Santo Tomás y no quiero porque me parece que estoy leyendo a Aristóteles, por ejemplo.
Oscar: me parece que es una operación totalmente anacrónica la que hace Castellani, porque más allá de que, bueno, se parecen en el fondo, si vos aislás fragmentos de Kierkegaard y aislás fragmentos de Santo Tomás y podés armar analogías, parecidos, pero me parece que las posiciones fundamentales de ambos para mí son incompatibles. Todo eso que dice por ejemplo de que Kierkegaard vivía unos años más y se hacía católico, se murió joven...por ahí son coincidencias parciales, lo que decía de la virgen María, no creo que la Iglesia Católica lo hubiese tolerado ni creo que él hubiera tolerado a la Iglesia Católica.
Ana: de hecho por eso nunca se convirtió
Oscar: para mí, uno de los aportes fundamentales que hace a la historia de la filosofía es que por primera vez problematiza la idea de Voz en el pensamiento filosófico, de pensar los discursos filosóficos a partir de la voz que los dice, como voz singular y no como el Espíritu Absoluto que se autodespliega o la razón que se analiza a sí misma, o sea que hay siempre un singular que habla. Él mismo contribuye a hacer aparecer eso como problemático. Por supuesto que todo eso desaparece en la medida que vos querés armar un sistema kierkegaardiano desconociendo la estrategia de la comunicación indirecta.
Ese es el punto de partida, este caos editorial en el que nos movemos para leer a Kierkegaard
Corina: ¿y lo Diarios?
Oscar: son veinte tomos.
Corina: o sea que lo que circula acá como el Diario íntimo, que es cortito, es un 5 % de los diarios que no están traducidos al castellano
Ana: están en inglés y en alemán y Fabro tiene doce tomos traducidos al italiano
Corina: ¿él lo publicó?
Oscar: no, es póstumo
Ana: para el que sabe inglés, tenemos acá los cd en inglés con los veinte tomos completos
Oscar: para mí, el tema de los Diarios es otro problema. Una vez que saliste de esta primera posición caótica y descuidada a una posición escrupulosa y seria y decís: no, momento, él acá en el final del “Poscriptum” declara su estrategia de los seudónimos y aclara que todos estos seudónimos corresponden a posiciones estéticas, que no debe atribuirse a él nada de lo que dicen los seudónimos y que él afirma y sostiene solamente lo que escribió con su propio nombre. Ahí es como un primer ordenamiento.
Laura: él dice que se dejó dictar por voces de las que no sabe nada más que....
Oscar: dice que no supongan los lectores que él sabe más acerca de la posición de estos seudónimos que la que puede saber cualquier lector, y entonces él es como la mano que escribió lo que las voces le dictaron, como que no se mete en la interioridad de estos seudónimos. Eso, para mí, es revolucionario en el campo de lo que es el problema del autor
Andrés: se parece mucho a lo que diría cualquier novelista de sus personajes.
Laura: yo estaba pensando en las “Confesiones” de San Agustín y yo leo ahí voces distintas: una cosa es cuando habla del Dios que yo llamaría el efecto de Dios en mí, y otro es el Dios de la polémica con los pelagianos. Se podrían pensar como voces.
Oscar: no es que Kierkegaard haya inventado las voces. Lo que me parece es que lo problematizó, lo planteó como problema.
Laura: lo explicitó, no lo estoy minimizando, estoy tratando de pensar el concepto.
Oscar: además en reacción contra Hegel, claramente, porque parece que la posición de Hegel es que la voz es la del Espíritu Absoluto en su desarrollo inmanente desde la certeza sensible en adelante, es como el concepto universal que se despliega, no es Hegel, ni es nadie. Ahí sí me parece que hacía falta que un tipo como Hegel existiera para que Kierkegaard reaccionara y rompiera las voces filosóficas en este rompecabezas.
A mí me parece que lo central es que las voces son irreductibles o sea que no se puede decir tal voz es lo contrario de Kierkegaard, esa se parece a esta, o sea, que tienen una singularidad cada una de ellas y eso me parece que abre un camino muy interesante para la filosofía, como para desconfiar de la voz de la filosofía, o sea, tomar a la filosofía como género literario y analizarla con su retórica, con sus recursos, empezar a desconfiar un poco más del discurso filosófico que siempre se pretendió como si fuera transparente, como si fuera la autoconciencia, clara y distinta, siempre captándose a sí misma en su surgimiento. Kierkegaard marca que la voz filosófica es una voz opaca, es una voz singular, sospechosa, etc.
Corina: ¿y los Diarios?
Oscar: María José Binetti los va a traducir, o sea que si vos esperás...
Andrés: a ella le interesan tanto los diarios porque entiende que la clave está ahí, expresa esa opinión. Y uno ve que sus trabajos son todas citas de los Diarios.
Oscar: hay una segunda posición que sería tener en cuenta al propio Kierkegaard cuando declara su estrategia de la comunicación indirecta y que se basa fundamentalmente en “Mi punto de vista” y en el final del “Poscriptum” a partir del cual vos podés empezar a ordenar toda su obra, a darte cuenta de la importancia de los seudónimos y de tener en cuenta cuáles son seudónimos y qué seudónimos son y qué significa cada seudónimo, bueno todo eso, esa es como la lectura seria.
Ahora en esa lectura seria, en la medida que vos tengas una buena voluntad de ordenar todo esto, la primera cuestión es que Kierkegaard dice que tiene como texto de autoridad al Nuevo Testamento, o sea que todo lo que dice se remite a eso, esa sería la clave o base interpretativa.
Después aparece para mí el problema de los Diarios. Él escribe durante varias décadas su diario personal, día por día, desde antes de publicar todos los libros hasta supongo que los últimos días de su vida, y en estos diarios aparecen algunos borradores de ideas que después va a desarrollar en sus libros publicados, aparecen también otros comentarios jamás publicados en ningún lado y aparecen comentarios a posteriori de los libros publicados unos años antes: por ejemplo, qué piensa él de “Temor y temblor” en el año 51, varios años después de editarlo. Entonces, si vos querés saber más de este rompecabezas ¿qué hacés con los diarios? ¿los tomás como el texto de base, como que ahí habla Kierkegaard realmente? Porque eso también queda afuera de su estrategia, o sea que no es como lo seudónimos, ni tampoco es como los libros que firmó. A mí me parece que ahí está la cuestión de que se tiende a pensar que esos diarios son como los libros que firmó de su puño y letra, pero son diarios, y en los diarios, ¿quién es ese yo que atraviesa los veinte años de escritura? ¿Se puede decir que ese es Kierkegaard? Ya decir que es Kierkegaard sería como tomar una decisión filosófica, sería como que el de los diarios sabe más del pensamiento kierkegaardiano que incluso el de los libros que firmó con su propio nombre
Ana: igual no estaría nada mal poder leerlos todos. Por ejemplo, si estás en un día re-loco y te querés matar y todo lo ves horriblemente mal y negro, vos decís ¡ay, qué tipo pesimista espantoso!
Laura: hay gente que toma eso como paradigma de lo personal.
Ana: a eso voy, que eso es también peligroso
Oscar: porque uno mismo un día puede escribir cualquier cosa y al día siguiente otra...y además decide no publicarla, eso es una decisión fundamental ¿y si el tipo dice esto se me ocurrió ayer pero hoy ya no lo pienso?
Andrés: ¿para qué diablos lo guardó entonces?
Ana: y...porque uno guarda los diarios.
Oscar: hay una cosa muy interesante que es un efecto de los diarios y que es una cosa que por ejemplo a María José la llevan a apoyarse para decir que hay un solo Kierkegaard: que muchas de las cosas dichas por los estetas, por los seudónimos estéticos, en algún momento de los diarios las escribió Kierkegaard
Corina: no, porque en el diario vos ponés....como que desarrolla pensamientos, si vos estás pensando en hacer “Temor y temblor” y vos vas desarrollando: Abraham subió a la montaña...en el diario hay cosas que están tiradas así, no es que dice: ahora voy a pensar yo Kierkegaard, y aunque fuese así tampoco es atribuible a su pensamiento
Oscar: yo estoy diciendo ver que es interesante que en algún momento pensó eso y dejó constancia de eso.
Corina: el lo escribió porque lo pensó, lo que yo preguntaba era si se puede atribuir a su posición.
Oscar: yo digo que no.
Corina: por eso...
Oscar: pero lo que pasa es que tampoco digo que se lo puede tomar como una mera máscara ficticia que creó, sino que también se puede pensar como una posición que él en determinado momento asume y encarna.
Corina: son posiciones que él piensa.
Oscar: pero que además encarna, porque en un momento lo piensa, o sea: ¿qué es pensar?
Corina: yo puedo pensar cómo pensaría María José, esto y lo otro, es como un ensayo de pensamiento que no significa que vos encarnes la posición de María José. No significa que vos pienses lo mismo, vos estás haciendo un ensayo de cómo piensa otro.
Laura: si el otro es un invento tuyo...es un poco diferente
Oscar: sí, no es tan así, que diga: voy a hacer un experimento a ver cómo pensaría quién tal cosa.
El muchas veces en el diario dice cosas que coinciden y no es que esté escribiendo un borrador de lo que después va a escibir, sino que dice cosas, deja constancia de cosas que pensó ese día en su diario que después son frases que van a ser retomadas por alguno de los seudónimos estéticos.
Corina: obviamente son sus pensamientos los que están circulando y que los pone en personajes, lo que no tiene que ver con que sea su posición ¿vos le das más importancia a los diarios? Porque decís que en algún momento lo encarnó...
Oscar: lo que estoy diciendo es que me parece interesante para repensar la posición estética el no reducirla a posición ficticia, porque para mí el riesgo de la segunda posición es la de tomar todo lo estético como meramente ficticio.
Ana: yo me acuerdo cuando vino Darío González que dio el seminario en las Jornadas, y dijo que hay una escritora francesa, Nelly Viailleneux, que considera como escritos verdaderamente de Kierkegaard los escritos religiosos y edificantes, nada más.
Laura: ¿lo otro como qué lo toma?
Ana: y no sé porque no leí el libro....
Oscar: lo que me parece es que va a aparecer todo el Kierkegaard esteta, el desesperado, el cobarde, porque cuando uno acentúa la lectura desde una posición religiosa, tiende a aparecer el mártir.
Andrés: alejado de la vida del mundo
Corina: a mí se me viene la pregunta de porqué no se dedicaba a la religión y armaba todo ese circo. ¿Para qué escribe todo lo estético? Y también en su vida ¿para qué hizo todo ese circo, ese verso?
¿Por qué no vivió seriamente como mártir? En su vida también había una doble vida, como hay en las obras.
Oscar: ¿porqué le dedica tantas reflexiones a lo estético? Porque él es un esteta, está absolutamente calculado...
Corina: ¿para qué esa careteada en el teatro? ¿por qué no se queda tranquilo en su casa?
Andrés: o disfruta la obra...ya que fue.
Ana: seguramente que las obras que le interesaban las disfrutaba, porque de Don Giovanni habla mucho, de pe a pa la conoce.
Oscar: o asumiendo la predicación, como diciendo me voy a dejar de joder, me voy a dedicar a predicar, como hace en “El instante” como que ya se terminó la época de tanto devaneo estético, mi personalidad de poeta, ahora viene el combate contra la cristiandad que es lo que hace en los últimos años de su vida. Hay un riesgo muy grande al leerlo todo desde ahí, desde el combate contra la cristiandad, y leer todo: “Temor y temblor”, etc.
Corina: es otra forma de interpretarlo, como que antes no se animaba.
Oscar: y mientras no se animaba inventó todos estos subterfugios.
Andrés: él mismo dice porqué los inventa: no ha llegado la hora del combate
Corina: ¿pero porqué no ha llegado la hora? ¿qué estoy haciendo de mientras? ¿para qué hacía todo ese circo?
Ana: no era un circo, era una manera de hacer reaccionar a la gente, si la gente no reacciona...
Oscar: lo que me parece es que no hay porqué tomarlo tan al pie de la letra, cuando por otro lado vos ves que conoce muy desde adentro la posición estética, que no es simplemente la invención de un autor imaginativo.
Ana: y por eso que la conoce tan bien, él se da cuenta de que no es lo que tiene que ser, y por eso hace tanto para atacarla desde todos los frentes porque ¿qué es Wilhelm si no? Es el que ataca a la posición estética, pero a su vez tampoco esa es la posición...porque si vos leés el Prólogo de “O lo uno o lo otro”...
Oscar: yo propongo leer de ese libro cuatro pasajes, que son el Prólogo, Diapsalmata, El más desdichado y La rotación de los cultivos. Son cuatro textos relativamente cortos, donde me parece que más o menos queda bastante bien caracterizada lo que es la posición estética. Podríamos incluir también la introducción de Darío González porque tiene datos que ordenan mucho. El prólogo donde Víctor Eremita cuenta cómo encontró los textos, Diapsalmata que son un montón de papelitos que Víctor Eremita dice que encontró todos sueltos y que los juntó todos y los puso al principio del libro y después El más desdichado y La rotación de los cultivos. Eso de “O lo uno o lo otro” y después un par de capítulos de “Temor y temblor”, “Mi punto de vista”...
Porque “Temor y temblor” también es un texto estético según la clasificación que él propone. Lo cual es todo un desafío porque generalmente se la toma como que es la obra de Kierkegaard que todo el mundo lee y que para todo el mundo es Kierkegaard.
Laura: tal vez Kierkegaard puso ese nombre como otro seudónimo más que coincidía con su nombre propio.
Oscar: es una manera posible.
Ana: bueno, pero ahí me parece que nos vamos por las ramas.
Oscar: a mí me parece que es una hipótesis productiva: el que firma Soren Kierkegaard es un seudónimo más.
Ana: no, a mi no me gustan esas cosas, a mí me superan, me llevan al grado de la locura y no quiero, yo me quiero quedar donde estoy.
Andrés: no, date la oportunidad de...
Ana: para locura me alcanza con la mía. Algo firme tiene que haber, Oscarcito, ¡por favor, epa!
Oscar: si no, Ana, al final terminás restaurando la posición esa del sujeto autoconciente, porque todos los seudónimos son seudónimos, pero Kierkegaard es Kierkegaard
Ana: pero yo no me puedo poner por encima de él. ¿Entonces para qué escribió “Mi punto de vista”y para qué escribió el “Postscriptum”?
Corina: pero escribió “Mi punto de vista”, pero te hizo pensar en el lenguaje indirecto también.
Ana: pero obvio
Corina: te está haciendo pensar acerca de las voces y que les sospeches a las voces, no es que él está fuera del mundo, también te dice: sospechale a todo esto.
Ana: yo un algo firme necesito
Corina: está bien...si vos necesitás...pero a ella le puede gustar “Temor y temblor” y decir no, yo quiero que ese libro sea Kierkegaard.
Andrés: no lo pongas a la altura de Kierkegaard, ponelo a Jesucristo.
Ana: y bueno...sí, sí...y es justamente de ahí que me guío.
Oscar: vos desde una posición de fe podés sospechar de Soren Kierkegaard, no de Cristo.
Ana: miren, lean los discursos religiosos y después me dicen. Después sí, si leemos todo, fenómeno.
Oscar: el asunto es cómo lo leemos, el asunto es si lo leemos como que ahí está la papa, que a mí me parece que eso presenta problemas.
Ana: ¡pero cómo no va a presentar problemas, todo presenta problemas!
Oscar: pero poner al Esposo al mismo nivel que Soren Kierkegaard, porque hay que tener en cuenta que Soren Kierkegaard es una voz diferenciada dentro de todo este dispositivo, no está en el mismo nivel, lo que no significa es que sea el sujeto absoluto tampoco.
Ana: pero yo no digo que sea el sujeto absoluto, ¿vos me entendés lo que quiero decir?
Erica: sí, claro.
Oscar: lo que yo propongo es poner entre paréntesis la clave religiosa que él propone para leer los textos estéticos, porque si no va a tener encima siempre a él diciendo: esto entendelo así, y esto así.
Ana: no, yo en eso estoy de acuerdo, que leamos lo que leemos como escritos estéticos. Pero ya que me digas que Kierkegaard es un seudónimo de Kierkegaard, ¡vamos!
Oscar: acá en el seminario uno puede pensarlo así.
Ana: yo no.
Andrés: y vas a hacer todo lo posible para convencernos.
Oscar: a mí me parece que se puede aplicar una cosa que dice Nietzsche, en Zaratustra: el problema de ustedes es que me encontraron demasiado rápido a mí, antes de encontrarse a ustedes, ahora piérdanme a mí y después más adelante traten de encontrarme de vuelta, es cuando él despide a los discípulos.
Laura: ¿y cómo lo ligas con esto?
Oscar: me parece que hay que perder a Kierkegaard, que lo encontramos demasiado rápido.
Corina: que te da la clave de cómo leerlo...
Ana: bueno, ¿demasiado rápido?! A mi me llevó cuarenta años.
Corina: pero es porque si leo “Mi punto de vista” listo para vos, esto va acá y esto allá, en veinte minutos.
Oscar: es como el que descubre que la tierra se mueve porque se los enseñó la maestra.
Erica: pero Ana no dice eso
Oscar: yo no dije que ella dijo eso, yo no estoy juzgándola a Ana.
Erica: ella dijo que leamos lo estético como estético
Corina: pero Oscar propone leer lo estético como un escrito. El no propone leer lo estético como estético, propone que leamos estos escritos sin poner esto es lo que no es verdadero.
Ana: ¡¡¡yo no digo eso!!!!
Erica: ¿quién dijo que es lo no verdadero?
Laura: preguntaba si se podía pensar que por ejemplo “Temor y temblor” tiene más afinidad en la obra.
Oscar: a mí me parece que “Temor y temblor” representa un problema porque justamente es una obra con un tinte tan religioso, y sin embargo él advierte que es estético, con lo cual él mismo ahí te está haciendo un reto, a ver dónde está lo estético de “Temor y temblor”, cuando todo te conduce a una posición religiosa. Es verdad que el autor dice que no comprende a Abraham, de todas maneras me parece que con eso sólo no alcanza para pensar porqué es estética. Porque ahí es como que Kierkegaard instala una sospecha hacia el que habla en “Temor y temblor”.
Estético tiene la siguiente dificultad, tiene como una ambigüedad de base en Kierkegaard: por un lado, es una posición existencial que consiste en regirse por la sensualidad o por la sensibilidad.
Ana: o como dice en “O lo uno o lo otro”: es lo que se es.
Oscar: es lo inmediato.
Ana: en cambio en lo ético es lo que se llega a ser.
Oscar: ese que se es, es a nivel sensualidad...es el que se rige por el momento particular, aquel que no reconstruye una unidad subjetiva a lo largo de su experiencia, porque esa unidad la conquista solamente la posición ética, que es el que asume, que se hace cargo de la dispersión... La estética es dispersión existencial, vos estás hoy acá, después allá...la búsqueda de la felicidad, el placer. En ese sentido lo estético se opone a lo ético. Porque lo ético sería como la asunción libre de la unidad de la experiencia del yo, frente a la dispersión, la continuidad.
Libre es la clave, porque vos elegís ser el que sos. Es el Juez que dice: desespera, elige la desesperación. Como que vos te hacés cargo de lo que fuiste en cada instante de tu vida y respondés por ello, sería como esa responsabilidad libre. Esa es la ética. Que según este juez todo eso conduce en un primer plano al matrimonio, y después dice que la clave de la ética es la exposición. El sujeto ético es aquel que se expone a sí mismo frente a los otros, frente a la comunidad. Por eso el matrimonio de alguna manera lo encarnaría o condensaría.
Ana: es donde se incorpora a lo general también, es el que no está fuera de lo general, el que se involucra en lo general.
Oscar: el que se reconoce en lo general. Esta es la cuestión más claramente alejada de Kierkegaard me parece. Ahí es la más construída de todas estas posiciones, es la menos creíble, porque el continuamente está haciendo lo contrario.
Erica: ahí sí existe la posición de Kierkegaard.
Oscar: sí.
Erica: ah, bueno.
Oscar: eso lo dije desde un principio. Para mí, Soren Kierkegaard está en una posición distinta, no es que digo que están todos en el mismo plano.
Erica: está bien....
Oscar: yo decía que hay dos acepciones de estético: una se opone a la ética que es la que aparece más manifiestamente en “O lo uno o lo otro” porque ahí parece que la disyuntiva es entre esas dos, entre lo estético y lo ético, y donde el juez le reprocha al esteta esa cuestión de que no se hace cargo de su responsabilidad de asumirse como tal, como quien es.
Ana: a mí me gustaría agregar que en la posición ética el asesor toma lo religioso, pero ¿cómo lo toma? También de una manera estética, por eso también entra dentro de lo estético, porque lo religioso es tomado de una manera estética: como la familia, como el matrimonio, etc.
Oscar: por eso yo decía que hay dos acepciones de lo estético: en una, está meramente opuesto a lo ético, ahí el que habla es el juez, el que está diciendo qué es lo ético y qué es lo estético. Es el juez en la parte B de “O lo uno o lo otro”. Lo que pasa es que después Kierkegaard hace aparecer otra posición según la cual ese dilema no es el verdadero dilema, entre lo estético y lo ético, porque lo ético es desesperación también. Entonces parecería que la verdadera oposición es entre la estética y la religión, y la ética sería como un enmascaramiento de la estética.
Corina: me parece que como dice Ana ahí se muestra que esa posición es estética más que ética.
Oscar: así es como aparece la ética en Kierkegaard
Corina: ahí en “O lo uno o lo otro”, en “Temor y temblor”, no sé si es tan así...
Oscar: para mí. es exactamente igual.
Corina: para mí, es otra la ética de....digo, porque....
Oscar: “Temor y temblor” está escrito contra la posición ética como la salida de la desesperación.
Corina: pero habla de la suspensión de la ética, en el instante...
Oscar: lo que pasa es que la ética esa no admite ser suspendida porque justamente él dice que el singular puede ser superior a lo general. La posición ética no va a admitir esto.
Corina: pero no es lo mismo la ética de la tragedia que esta ética que es una estética también.
Laura: en “Temor y temblor” dice que esta posición de Abraham sería la ética.
Oscar: no, la posición de Abraham suspende lo ético, porque desde el punto de vista ético es un asesino. Para él, es la fe.
Lo que vos decías acerca de la transición es problemático (referido a un comentario inaudible de Ricardo) en el sentido de que muchas veces se lo reduce como si fueran tres momentos de un desarrollo: el inmediato es el estético, el mediado es el ético, y después la superación sería el religioso. A mí me parece que hay pasajes de la obra de Kierkegaard que ponen en duda esta secuencia. Él encuentra más cercanía entre la posición estética y la religiosa, y la ética puede ser el extravío más grande. Lo que tienen en común es el tema de la pasión, la estética y la religiosa.
Ana: el ético está tan aburguesado en su posición que no deja ni un resquicio.
Oscar: acentúa la voluntad libre de elegirse a sí mismo. Y el tema de la pasión que trata en “Temor y temblor” como clave es una cosa que tienen en común lo estético y lo religioso
La estética tiene esa doble acepción: una opuesta a lo ético y la otra entendida como pasión cercana a lo religioso.
 
Oscar: Sabemos que Kierkegaard escribió parte de su obra con el discurso de la comunicación indirecta, de los seudónimos, que empezó a usar primero sin declararlos y después declarándolos. Una vez declarados, incluso inventó un nuevo seudónimo para intentar una posición que era más religiosa de la que el podía llegar a arrogarse: el de Anticlimacus. Él publica sus primeras obras seudónimas simultáneamente con sus discursos religiosos y siempre a estos últimos, llamados discursos edificantes, los firmaba con su propio nombre….
Andrés: también se llamaban discursos cristianos.
Oscar: ….y algunas otras como “Las obras del amor”. Simultáneamente, publica las obras que llama estéticas o seudónimas, la primera de las cuales es “O lo uno o lo otro”, sin declarar que se trataba de él. No sé si en Copenhague se sabría, cuando se publicaron esas obras, que él era el autor o si logró mantenerlo oculto hasta que lo reveló en “Mi punto de vista”.
Ricardo: creo que logró mantenerlo oculto unos pocos meses.
Andrés: en algunas de las seudónimas, firma como editor.
Oscar: pero no en el caso de “O lo uno o lo otro”. Incluso, mientras lo escribía, se mostraba de noche en los teatros, esperaba que se apagaran las luces, esperaba unos minutos a que empezara la función y se iba corriendo a seguir escribiendo, y esto era para que creyeran que era un tipo disipado, y que no podía ser él quien estuviera escribiendo esa obra. O sea que era todo una gran comedia.
Laura: además suponía que todos lo estaban mirando.
Oscar: era un personaje en una ciudad mucho más chica que las actuales y se vestía con trajes llamativos, era un dandy.
Andrés: un poco creído también ¿no?
Ana: tenía de qué.
Oscar: la cuestión es que, a lo largo de unos pocos años, edita varias obras firmadas con seudónimos y casi siempre simultáneamente y hasta a veces en el mismo día publica obras firmadas con su propio nombre: por ejemplo, editar con dos seudónimos el mismo día que creo que son “La repetición” y “Temor y temblor”.
Ana: o también “O lo uno o lo otro” que lo publica casi paralelamente con un discurso religioso.
Oscar: “Etapas en el camino de la vida” sale paralelamente a los discursos religiosos.
Ana: por eso, se enfurece cuando piensan que en él hay una especie de evolución, de desarrollo evolutivo en su pensamiento. Eso lo dice mucho en el “Poscriptum” que lamentablemente está en italiano, en inglés y en francés, pero no en castellano. En la última parte del “Poscriptum”, aclara esto que dijo Oscar. Ninguna palabra de los seudónimos es mía, dice él. Por eso, lo enfurece el hecho de que se considere que hay una evolución en lo que la gente suele dividir como el estadio estético, el ético y el religioso; como si fuera la scala paradisi de la que hablábamos el otro día en referencia a Johannes Climacus. No hay ninguna evolución porque justamente dice que con la mano izquierda da los escritos estéticos y con la derecha los otros, pero es tonto decir: yo primero fui esto y después lo otro. Justamente el hecho de que se publiquen en el mismo año, o en el mismo día o con una diferencia de poco menos de un mes, muestra que no fue algo y después evolucionó y se fue para el otro lado.
Ricardo: además a veces se asocia la religiosidad con una etapa cercana a la muerte.
Ana: pero creo que es lo que decía Oscar: el hecho de que sea una estrategia de la comunicación indirecta, para mí lo que vale es eso, que es una estrategia de comunicación indirecta. Tantas veces dice él que el mundo quiere ser engañado, y cita el adagio latino “mundus vult decipi”, que no le puede hablar a la gente en el lenguaje religioso porque lo va a repeler, entonces le habla en el lenguaje que entiende. Pero al mismo tiempo con la mano derecha da lo otro, y esto es tan verdadero como lo otro. Es lo que tenemos cada uno dentro de nosotros.
Oscar: o sea que, por un lado, está esa estrategia que ya es para embrollar, que genera muchos equívocos de por sí, como por ejemplo con el libro “O lo uno o lo otro”, que es el primero que edita. A nosotros, nos convendría leer el prólogo que escribe el supuesto editor de ese libro que es Víctor Eremita, un personaje creado por Kierkegaard, que encuentra unos papeles en el cajón de un secreter que había comprado en lo de un anticuario, y esos papeles que encuentra los atribuye, a su vez, a dos autores distintos. Es como que Víctor Eremita reconstruye lo que escribió el que llama el autor A, un joven esteta, y lo que escribió el autor B, que sería el juez Wilhelm. Esa división creo que la infiere a partir de lo que decían los escritos, porque los del juez siempre mantenían una unidad en tanto que los textos del joven A, que es el esteta, no tenían ninguna unidad. En un momento, dice que podría ser que fueran los dos el mismo autor. Pero tampoco puede asegurar cuál de las dos partes, si la estética o la ética, se escribió antes.
Corina: nada te va a quedar claro.
Ana: ese prólogo es para matarse de la risa.
Oscar: cuenta toda la historia del secreter, de cómo lo encontró en el anticuario, de cómo es que se le había pasado por alto que había un cajón cerrado con llave, como un fondo secreto. La cuestión es que un día tenía que sacar plata de uno de los cajones y estaba tan nervioso porque estaba tocando la campanilla del tipo del “remis” de esa época, que lo iba a buscar, que entonces agarra un hacha y lo rompe y sin querer se abre el cajón secreto y de ahí salen estos textos divididos en dos porque unos papeles están escritos de manera más o menos desprolija y los otros, escritos sistemáticamente como si se tratara de un documento judicial. Representan la posición estética del joven A y la posición ética del esposo que trata como de encauzar la vida del joven esteta a través de las dos o tres cartas que le escribe. Entonces, el libro que se conoce como “O lo uno o lo otro” está formado por esas dos partes. La primera parte son los papeles del joven esteta y la segunda parte son las cartas que le escribe este juez Wilhelm al joven. La segunda parte todavía no está publicada.
Los papeles del joven esteta incluye, entre otros, el “Diario de un seductor”. Estos papeles del joven esteta han circulado como libros presuntamente independientes, varios de estos fragmentos, por ejemplo, “Diapsalmata”, “Los estadios eróticos inmediatos o el erotismo musical” y después, cambiándole el título, “El reflejo de lo trágico antiguo en lo trágico moderno” que circuló como “Antígona”.
Laura: ¿de la segunda parte también circularon fragmentos?
Oscar: sí, son partes cortadas de manera inexplicable y absurda porque empiezan en cualquier lado y terminan en cualquier lado, porque después aparece “Estética del matrimonio” que es un pedazo que además no corresponde a ninguna división real del libro.
En realidad la parte B de “O lo uno o lo otro” termina con una carta que le manda un amigo al juez que sería el autor de la parte B.
Andrés: “El amor y la religión” pertenece a “Etapas en el camino de la vida”.
Ana: que también aparece escrita por un Esposo
Oscar: hay seudónimos que pasan a personajes y viceversa: como en el caso de Climacus o del Esposo. Una obra posterior, que se llama “Etapas en el camino de la vida”, tiene un capítulo que se llama “In vino veritas” y es una especie de Banquete donde aparecen muchos de los seudónimos como personajes: Víctor Eremita, el Esposo, Constantin Constantius. A su vez, “Etapas en el camino de la vida” también tiene un editor que es Hilarius Bogbinder, nombre que significa Hilario el Encuadernador, que también creo que encuentra unos papeles y que los junta todos.
La segunda parte de “O lo uno o lo otro” que se supone que lo tenía que publicar Trotta hace ya unos cuantos años y que viene demorada, termina con un ultimátum que aparentemente no está escrito por el Asesor Wilhelm sino por otro personaje que le manda como una especie de carta en la cual se desvela una posición religiosa. Esto nosotros no lo conocemos, a menos que sea “El amor y la religión”.
Andrés: no, porque ese es de “Etapas en el camino de la vida”. En este libro de Guerrero Martinez, “Kieerkegaard: los límites de la razón en la existencia humana”, está toda la producción traducida al castellano y dice a qué libro pertenece cada obra fragmentada en castellano.
Oscar: sería vital para comprender cabalmente este libro, conocer ese ultimátum que se coloca al final del libro con una carta de un personaje que presenta una posición religiosa que no coincide ni con el esteta ni con el juez y que fue ideado por el propio Kierkegaard en el momento de publicarlo.
Entonces, por un lado, el embrollo que el propio Kierkegaard promueve con su estrategia, y por otro lado, el desastre que hicieron acá los editores en castellano que hace que sea directamente incomprensible porque estos datos lamentablemente no están accesibles, así como ustedes se están enterando ahora de que tal libro en realidad no es un libro. Durante mucho tiempo fue leído Kierkegaard de esta manera, sin esta conciencia de las diversas posiciones de esos seudónimos que son todos distintas voces que no hay que integrarlas en una sola. En francés, posiblemente, la suerte haya sido distinta, las obras completas se hayan conocido mucho más rápidamente. Por ejemplo, en el caso de Sartre, los franceses contribuyeron al malentendido con sus interpretaciones, porque justamente Sartre muchas veces atribuye a Kierkegaard posiciones que son de Climacus. Toda la metafísica de la subjetividad que desarrolla Sartre, todo eso es Climacus
Ana: hay un libro de Hartshorne, “Kierkegaard, el divino burlador”, que dice que toda la filosofía de la libertad de Sartre está basada en la posición del Juez, del asesor Wilhelm de “O lo uno o lo otro”
Oscar: un consejo que le da el Juez al joven esteta dice: elígete a ti mismo, elige la desesperación, estás desesperado, pues bien, elige la desesperación, o sea: hacete dueño de la desesperación. Esa posición subjetiva fuerte de la libertad que se elige a sí misma desde la nada
Ana: y según él, en su validez universal.
Oscar: es algo que después Sartre desarrolla como la posición existencialista
Ana: los autores franceses, en general, no hacen ninguna diferencia entre Kierkegaard y los seudónimos; en cambio algunos autores ingleses, como Lowrie, sí, y Fabro, el italiano, también
Oscar: los franceses son los que más contribuyeron a difundir a Kierkegaard
Ana: a difundirlo mal.
Oscar: nosotros descubrimos el año pasado que Simone de Beauvoir, en “El segundo sexo”, cita a los seudónimos como si fueran Kierkegaard
Ana: eran frases de “O lo uno o lo otro”.
Laura: bueno pero....lo escribió Kierkegaard
Corina: es como decir que un personaje de Borges dice lo que dice Borges.
Ana: es como si en “Rayuela” hicieras hablar a Oliveira, el protagonista, y después pongas: Julio Cortázar, haciendo creer que eso lo piensa Cortázar.
Laura: ¿la idea no es que Kierkegaard es el religioso, el que firma con su nombre?
Oscar: vamos por partes. Lo que está mal es atribuírselo a Kierkegaard, porque por ignorancia terminan atribuyéndole al pensamiento de Kierkegaard todo lo que él haya escrito.
Laura: pero lo escribió Kierkegaard.
Oscar: pero en la atribución hay algo más que la constatación de la escritura, porque la escritura es un hecho fáctico. Ahora, como vos interpretás o contextualizás ese pensamiento va más allá de que esa frase haya sido publicada en un libro de Kierkegaard. Porque para mí sería como atribuirle a Platón lo que dice alguno de los sofistas que dialoga con Sócrates en los Diálogos.
Oscar: en filosofía, te incinerarían si vos le atribuyeras una frase de Tersímaco a Platón.    
Laura: con Zaratustra también es un problema, porque Zaratustra y Nietszche no es lo mismo y se le atribuye.
Oscar: la primera posición con respecto a Kierkegaard hace caso omiso de esta problemática y atribuye a tontas y a locas a Kierkegaard y después quiere armar con eso una especie de sistema kierkegaardiano en el cual Kierkegaard lo que representaría sería una reacción del individualismo en contra del sistema hegeliano. Y generalmente para esa versión de Kierkegaard ya está preparado el hecho de que Kierkegaard no innovó ningún concepto de la filosofía y que todos los conceptos que utiliza son hegelianos, y que entonces ya estaba previsto Kierkegaard en un momento del sistema hegeliano, que vendría a ser este de la conciencia desgarrada, y como que Kierkegaard no entendió cuál era su lugar en la historia de la filosofía y que Hegel ya lo había previsto, o sea que Hegel entiende a Kierkegaard mejor que Kierkegaard aHegel.
Laura: ¿qué otras interpretaciones había de Kierkegaard?
Oscar: la que yo digo es la que predominó por muchas décadas, que es la vez la reacción del individualismo frente a la totalidad hegeliana, como una versión individualista del idealismo, y después como padre del existencialismo. Ahí está la tradición marxista del siglo XX, como Lukács que lo piensa como la derecha hegeliana, que supo entrever los problemas del sistema hegeliano pero en vez de dar un salto hacia adelante, hacia el materialismo dialéctico, fue hacia atrás, hacia el confinamiento en la subjetividad solipsista. Eso dice Lukács, incluso creo que Adorno también.
En su tesis de doctorado, que circula como un libro que se llama “Kierkegaard”, Adorno sostiene que Kierkegaard es el individuo burgués reaccionario encerrado en su subjetividad solipsista. Frente a los problemas del sistema hegeliano, Kierkegaard en vez de dar un paso adelante, que sería la dialéctica materialista, se encierra en su mundo
Acá en la Argentina está la interpretación del padre Castellani que tiende a decir que todo lo que dijo Kierkegaard ya lo había dicho Santo Tomás.
Ana: yo lo leí y no es tan así....
Oscar: se llama “De Kierkegaard a Tomás de Aquino”.
Ana: lo que quiere decir es que no son antagónicos, no que sean lo mismo. En una parte del libro me acuerdo que dice que el napolitano fogoso parece Kierkegaard y el danés o el escandinavo frío parece Santo Tomás de Aquino, dos espíritus más disímiles no podría haber.Lo que quiere decir es  que en el plano de lo religioso no son tan diferentes el uno del otro.
Oscar: ....claro....no es que sean tan diferentes.
Andrés: como una señora que vino una vez y me dijo que lo único que le faltó a Kierkegaard era convertirse al catolicismo
Ana: pero eso está en las biografías de Kierkegaard, algunos le decían eso por algunas cosas que él mismo decía, por ejemplo de María, la madre de Jesús, cosas que lo acercan al catolicismo. Eso también lo dice Fabro, que no es un estúpido....se pasó años leyendo y traduciendo, tradujo doce tomos del Diario de Kierkegaard.
Laura: inaudible
Ana: no digo que sean lo mismo; yo leo a Santo Tomás y no quiero porque me parece que estoy leyendo a Aristóteles, por ejemplo.
Oscar: me parece que es una operación totalmente anacrónica la que hace Castellani, porque más allá de que, bueno, se parecen en el fondo, si vos aislás fragmentos de Kierkegaard y aislás fragmentos de Santo Tomás y podés armar analogías, parecidos, pero me parece que las posiciones fundamentales de ambos para mí son incompatibles. Todo eso que dice por ejemplo de que Kierkegaard vivía unos años más y se hacía católico, se murió joven...por ahí son coincidencias parciales, lo que decía de la virgen María, no creo que la Iglesia Católica lo hubiese tolerado ni creo que él hubiera tolerado a la Iglesia Católica.
Ana: de hecho por eso nunca se convirtió
Oscar: para mí, uno de los aportes fundamentales que hace a la historia de la filosofía es que por primera vez problematiza la idea de Voz en el pensamiento filosófico, de pensar los discursos filosóficos a partir de la voz que los dice, como voz singular y no como el Espíritu Absoluto que se autodespliega o la razón que se analiza a sí misma, o sea que hay siempre un singular que habla. Él mismo contribuye a hacer aparecer eso como problemático. Por supuesto que todo eso desaparece en la medida que vos querés armar un sistema kierkegaardiano desconociendo la estrategia de la comunicación indirecta.
Ese es el punto de partida, este caos editorial en el que nos movemos para leer a Kierkegaard
Corina: ¿y lo Diarios?
Oscar: son veinte tomos.
Corina: o sea que lo que circula acá como el Diario íntimo, que es cortito, es un 5 % de los diarios que no están traducidos al castellano
Ana: están en inglés y en alemán y Fabro tiene doce tomos traducidos al italiano
Corina: ¿él lo publicó?
Oscar: no, es póstumo
Ana: para el que sabe inglés, tenemos acá los cd en inglés con los veinte tomos completos
Oscar: para mí, el tema de los Diarios es otro problema. Una vez que saliste de esta primera posición caótica y descuidada a una posición escrupulosa y seria y decís: no, momento, él acá en el final del “Poscriptum” declara su estrategia de los seudónimos y aclara que todos estos seudónimos corresponden a posiciones estéticas, que no debe atribuirse a él nada de lo que dicen los seudónimos y que él afirma y sostiene solamente lo que escribió con su propio nombre. Ahí es como un primer ordenamiento.
Laura: él dice que se dejó dictar por voces de las que no sabe nada más que....
Oscar: dice que no supongan los lectores que él sabe más acerca de la posición de estos seudónimos que la que puede saber cualquier lector, y entonces él es como la mano que escribió lo que las voces le dictaron, como que no se mete en la interioridad de estos seudónimos. Eso, para mí, es revolucionario en el campo de lo que es el problema del autor
Andrés: se parece mucho a lo que diría cualquier novelista de sus personajes.
Laura: yo estaba pensando en las “Confesiones” de San Agustín y yo leo ahí voces distintas: una cosa es cuando habla del Dios que yo llamaría el efecto de Dios en mí, y otro es el Dios de la polémica con los pelagianos. Se podrían pensar como voces.
Oscar: no es que Kierkegaard haya inventado las voces. Lo que me parece es que lo problematizó, lo planteó como problema.
Laura: lo explicitó, no lo estoy minimizando, estoy tratando de pensar el concepto.
Oscar: además en reacción contra Hegel, claramente, porque parece que la posición de Hegel es que la voz es la del Espíritu Absoluto en su desarrollo inmanente desde la certeza sensible en adelante, es como el concepto universal que se despliega, no es Hegel, ni es nadie. Ahí sí me parece que hacía falta que un tipo como Hegel existiera para que Kierkegaard reaccionara y rompiera las voces filosóficas en este rompecabezas.
A mí me parece que lo central es que las voces son irreductibles o sea que no se puede decir tal voz es lo contrario de Kierkegaard, esa se parece a esta, o sea, que tienen una singularidad cada una de ellas y eso me parece que abre un camino muy interesante para la filosofía, como para desconfiar de la voz de la filosofía, o sea, tomar a la filosofía como género literario y analizarla con su retórica, con sus recursos, empezar a desconfiar un poco más del discurso filosófico que siempre se pretendió como si fuera transparente, como si fuera la autoconciencia, clara y distinta, siempre captándose a sí misma en su surgimiento. Kierkegaard marca que la voz filosófica es una voz opaca, es una voz singular, sospechosa, etc.
Corina: ¿y los Diarios?
Oscar: María José Binetti los va a traducir, o sea que si vos esperás...
Andrés: a ella le interesan tanto los diarios porque entiende que la clave está ahí, expresa esa opinión. Y uno ve que sus trabajos son todas citas de los Diarios.
Oscar: hay una segunda posición que sería tener en cuenta al propio Kierkegaard cuando declara su estrategia de la comunicación indirecta y que se basa fundamentalmente en “Mi punto de vista” y en el final del “Poscriptum” a partir del cual vos podés empezar a ordenar toda su obra, a darte cuenta de la importancia de los seudónimos y de tener en cuenta cuáles son seudónimos y qué seudónimos son y qué significa cada seudónimo, bueno todo eso, esa es como la lectura seria.
Ahora en esa lectura seria, en la medida que vos tengas una buena voluntad de ordenar todo esto, la primera cuestión es que Kierkegaard dice que tiene como texto de autoridad al Nuevo Testamento, o sea que todo lo que dice se remite a eso, esa sería la clave o base interpretativa.
Después aparece para mí el problema de los Diarios. Él escribe durante varias décadas su diario personal, día por día, desde antes de publicar todos los libros hasta supongo que los últimos días de su vida, y en estos diarios aparecen algunos borradores de ideas que después va a desarrollar en sus libros publicados, aparecen también otros comentarios jamás publicados en ningún lado y aparecen comentarios a posteriori de los libros publicados unos años antes: por ejemplo, qué piensa él de “Temor y temblor” en el año 51, varios años después de editarlo. Entonces, si vos querés saber más de este rompecabezas ¿qué hacés con los diarios? ¿los tomás como el texto de base, como que ahí habla Kierkegaard realmente? Porque eso también queda afuera de su estrategia, o sea que no es como lo seudónimos, ni tampoco es como los libros que firmó. A mí me parece que ahí está la cuestión de que se tiende a pensar que esos diarios son como los libros que firmó de su puño y letra, pero son diarios, y en los diarios, ¿quién es ese yo que atraviesa los veinte años de escritura? ¿Se puede decir que ese es Kierkegaard? Ya decir que es Kierkegaard sería como tomar una decisión filosófica, sería como que el de los diarios sabe más del pensamiento kierkegaardiano que incluso el de los libros que firmó con su propio nombre
Ana: igual no estaría nada mal poder leerlos todos. Por ejemplo, si estás en un día re-loco y te querés matar y todo lo ves horriblemente mal y negro, vos decís ¡ay, qué tipo pesimista espantoso!
Laura: hay gente que toma eso como paradigma de lo personal.
Ana: a eso voy, que eso es también peligroso
Oscar: porque uno mismo un día puede escribir cualquier cosa y al día siguiente otra...y además decide no publicarla, eso es una decisión fundamental ¿y si el tipo dice esto se me ocurrió ayer pero hoy ya no lo pienso?
Andrés: ¿para qué diablos lo guardó entonces?
Ana: y...porque uno guarda los diarios.
Oscar: hay una cosa muy interesante que es un efecto de los diarios y que es una cosa que por ejemplo a María José la llevan a apoyarse para decir que hay un solo Kierkegaard: que muchas de las cosas dichas por los estetas, por los seudónimos estéticos, en algún momento de los diarios las escribió Kierkegaard
Corina: no, porque en el diario vos ponés....como que desarrolla pensamientos, si vos estás pensando en hacer “Temor y temblor” y vos vas desarrollando: Abraham subió a la montaña...en el diario hay cosas que están tiradas así, no es que dice: ahora voy a pensar yo Kierkegaard, y aunque fuese así tampoco es atribuible a su pensamiento
Oscar: yo estoy diciendo ver que es interesante que en algún momento pensó eso y dejó constancia de eso.
Corina: el lo escribió porque lo pensó, lo que yo preguntaba era si se puede atribuir a su posición.
Oscar: yo digo que no.
Corina: por eso...
Oscar: pero lo que pasa es que tampoco digo que se lo puede tomar como una mera máscara ficticia que creó, sino que también se puede pensar como una posición que él en determinado momento asume y encarna.
Corina: son posiciones que él piensa.
Oscar: pero que además encarna, porque en un momento lo piensa, o sea: ¿qué es pensar?
Corina: yo puedo pensar cómo pensaría María José, esto y lo otro, es como un ensayo de pensamiento que no significa que vos encarnes la posición de María José. No significa que vos pienses lo mismo, vos estás haciendo un ensayo de cómo piensa otro.
Laura: si el otro es un invento tuyo...es un poco diferente
Oscar: sí, no es tan así, que diga: voy a hacer un experimento a ver cómo pensaría quién tal cosa.
El muchas veces en el diario dice cosas que coinciden y no es que esté escribiendo un borrador de lo que después va a escibir, sino que dice cosas, deja constancia de cosas que pensó ese día en su diario que después son frases que van a ser retomadas por alguno de los seudónimos estéticos.
Corina: obviamente son sus pensamientos los que están circulando y que los pone en personajes, lo que no tiene que ver con que sea su posición ¿vos le das más importancia a los diarios? Porque decís que en algún momento lo encarnó...
Oscar: lo que estoy diciendo es que me parece interesante para repensar la posición estética el no reducirla a posición ficticia, porque para mí el riesgo de la segunda posición es la de tomar todo lo estético como meramente ficticio.
Ana: yo me acuerdo cuando vino Darío González que dio el seminario en las Jornadas, y dijo que hay una escritora francesa, Nelly Viailleneux, que considera como escritos verdaderamente de Kierkegaard los escritos religiosos y edificantes, nada más.
Laura: ¿lo otro como qué lo toma?
Ana: y no sé porque no leí el libro....
Oscar: lo que me parece es que va a aparecer todo el Kierkegaard esteta, el desesperado, el cobarde, porque cuando uno acentúa la lectura desde una posición religiosa, tiende a aparecer el mártir.
Andrés: alejado de la vida del mundo
Corina: a mí se me viene la pregunta de porqué no se dedicaba a la religión y armaba todo ese circo. ¿Para qué escribe todo lo estético? Y también en su vida ¿para qué hizo todo ese circo, ese verso?
¿Por qué no vivió seriamente como mártir? En su vida también había una doble vida, como hay en las obras.
Oscar: ¿porqué le dedica tantas reflexiones a lo estético? Porque él es un esteta, está absolutamente calculado...
Corina: ¿para qué esa careteada en el teatro? ¿por qué no se queda tranquilo en su casa?
Andrés: o disfruta la obra...ya que fue.
Ana: seguramente que las obras que le interesaban las disfrutaba, porque de Don Giovanni habla mucho, de pe a pa la conoce.
Oscar: o asumiendo la predicación, como diciendo me voy a dejar de joder, me voy a dedicar a predicar, como hace en “El instante” como que ya se terminó la época de tanto devaneo estético, mi personalidad de poeta, ahora viene el combate contra la cristiandad que es lo que hace en los últimos años de su vida. Hay un riesgo muy grande al leerlo todo desde ahí, desde el combate contra la cristiandad, y leer todo: “Temor y temblor”, etc.
Corina: es otra forma de interpretarlo, como que antes no se animaba.
Oscar: y mientras no se animaba inventó todos estos subterfugios.
Andrés: él mismo dice porqué los inventa: no ha llegado la hora del combate
Corina: ¿pero porqué no ha llegado la hora? ¿qué estoy haciendo de mientras? ¿para qué hacía todo ese circo?
Ana: no era un circo, era una manera de hacer reaccionar a la gente, si la gente no reacciona...
Oscar: lo que me parece es que no hay porqué tomarlo tan al pie de la letra, cuando por otro lado vos ves que conoce muy desde adentro la posición estética, que no es simplemente la invención de un autor imaginativo.
Ana: y por eso que la conoce tan bien, él se da cuenta de que no es lo que tiene que ser, y por eso hace tanto para atacarla desde todos los frentes porque ¿qué es Wilhelm si no? Es el que ataca a la posición estética, pero a su vez tampoco esa es la posición...porque si vos leés el Prólogo de “O lo uno o lo otro”...
Oscar: yo propongo leer de ese libro cuatro pasajes, que son el Prólogo, Diapsalmata, El más desdichado y La rotación de los cultivos. Son cuatro textos relativamente cortos, donde me parece que más o menos queda bastante bien caracterizada lo que es la posición estética. Podríamos incluir también la introducción de Darío González porque tiene datos que ordenan mucho. El prólogo donde Víctor Eremita cuenta cómo encontró los textos, Diapsalmata que son un montón de papelitos que Víctor Eremita dice que encontró todos sueltos y que los juntó todos y los puso al principio del libro y después El más desdichado y La rotación de los cultivos. Eso de “O lo uno o lo otro” y después un par de capítulos de “Temor y temblor”, “Mi punto de vista”...
Porque “Temor y temblor” también es un texto estético según la clasificación que él propone. Lo cual es todo un desafío porque generalmente se la toma como que es la obra de Kierkegaard que todo el mundo lee y que para todo el mundo es Kierkegaard.
Laura: tal vez Kierkegaard puso ese nombre como otro seudónimo más que coincidía con su nombre propio.
Oscar: es una manera posible.
Ana: bueno, pero ahí me parece que nos vamos por las ramas.
Oscar: a mí me parece que es una hipótesis productiva: el que firma Soren Kierkegaard es un seudónimo más.
Ana: no, a mi no me gustan esas cosas, a mí me superan, me llevan al grado de la locura y no quiero, yo me quiero quedar donde estoy.
Andrés: no, date la oportunidad de...
Ana: para locura me alcanza con la mía. Algo firme tiene que haber, Oscarcito, ¡por favor, epa!
Oscar: si no, Ana, al final terminás restaurando la posición esa del sujeto autoconciente, porque todos los seudónimos son seudónimos, pero Kierkegaard es Kierkegaard
Ana: pero yo no me puedo poner por encima de él. ¿Entonces para qué escribió “Mi punto de vista”y para qué escribió el “Postscriptum”?
Corina: pero escribió “Mi punto de vista”, pero te hizo pensar en el lenguaje indirecto también.
Ana: pero obvio
Corina: te está haciendo pensar acerca de las voces y que les sospeches a las voces, no es que él está fuera del mundo, también te dice: sospechale a todo esto.
Ana: yo un algo firme necesito
Corina: está bien...si vos necesitás...pero a ella le puede gustar “Temor y temblor” y decir no, yo quiero que ese libro sea Kierkegaard.
Andrés: no lo pongas a la altura de Kierkegaard, ponelo a Jesucristo.
Ana: y bueno...sí, sí...y es justamente de ahí que me guío.
Oscar: vos desde una posición de fe podés sospechar de Soren Kierkegaard, no de Cristo.
Ana: miren, lean los discursos religiosos y después me dicen. Después sí, si leemos todo, fenómeno.
Oscar: el asunto es cómo lo leemos, el asunto es si lo leemos como que ahí está la papa, que a mí me parece que eso presenta problemas.
Ana: ¡pero cómo no va a presentar problemas, todo presenta problemas!
Oscar: pero poner al Esposo al mismo nivel que Soren Kierkegaard, porque hay que tener en cuenta que Soren Kierkegaard es una voz diferenciada dentro de todo este dispositivo, no está en el mismo nivel, lo que no significa es que sea el sujeto absoluto tampoco.
Ana: pero yo no digo que sea el sujeto absoluto, ¿vos me entendés lo que quiero decir?
Erica: sí, claro.
Oscar: lo que yo propongo es poner entre paréntesis la clave religiosa que él propone para leer los textos estéticos, porque si no va a tener encima siempre a él diciendo: esto entendelo así, y esto así.
Ana: no, yo en eso estoy de acuerdo, que leamos lo que leemos como escritos estéticos. Pero ya que me digas que Kierkegaard es un seudónimo de Kierkegaard, ¡vamos!
Oscar: acá en el seminario uno puede pensarlo así.
Ana: yo no.
Andrés: y vas a hacer todo lo posible para convencernos.
Oscar: a mí me parece que se puede aplicar una cosa que dice Nietzsche, en Zaratustra: el problema de ustedes es que me encontraron demasiado rápido a mí, antes de encontrarse a ustedes, ahora piérdanme a mí y después más adelante traten de encontrarme de vuelta, es cuando él despide a los discípulos.
Laura: ¿y cómo lo ligas con esto?
Oscar: me parece que hay que perder a Kierkegaard, que lo encontramos demasiado rápido.
Corina: que te da la clave de cómo leerlo...
Ana: bueno, ¿demasiado rápido?! A mi me llevó cuarenta años.
Corina: pero es porque si leo “Mi punto de vista” listo para vos, esto va acá y esto allá, en veinte minutos.
Oscar: es como el que descubre que la tierra se mueve porque se los enseñó la maestra.
Erica: pero Ana no dice eso
Oscar: yo no dije que ella dijo eso, yo no estoy juzgándola a Ana.
Erica: ella dijo que leamos lo estético como estético
Corina: pero Oscar propone leer lo estético como un escrito. El no propone leer lo estético como estético, propone que leamos estos escritos sin poner esto es lo que no es verdadero.
Ana: ¡¡¡yo no digo eso!!!!
Erica: ¿quién dijo que es lo no verdadero?
Laura: preguntaba si se podía pensar que por ejemplo “Temor y temblor” tiene más afinidad en la obra.
Oscar: a mí me parece que “Temor y temblor” representa un problema porque justamente es una obra con un tinte tan religioso, y sin embargo él advierte que es estético, con lo cual él mismo ahí te está haciendo un reto, a ver dónde está lo estético de “Temor y temblor”, cuando todo te conduce a una posición religiosa. Es verdad que el autor dice que no comprende a Abraham, de todas maneras me parece que con eso sólo no alcanza para pensar porqué es estética. Porque ahí es como que Kierkegaard instala una sospecha hacia el que habla en “Temor y temblor”.
Estético tiene la siguiente dificultad, tiene como una ambigüedad de base en Kierkegaard: por un lado, es una posición existencial que consiste en regirse por la sensualidad o por la sensibilidad.
Ana: o como dice en “O lo uno o lo otro”: es lo que se es.
Oscar: es lo inmediato.
Ana: en cambio en lo ético es lo que se llega a ser.
Oscar: ese que se es, es a nivel sensualidad...es el que se rige por el momento particular, aquel que no reconstruye una unidad subjetiva a lo largo de su experiencia, porque esa unidad la conquista solamente la posición ética, que es el que asume, que se hace cargo de la dispersión... La estética es dispersión existencial, vos estás hoy acá, después allá...la búsqueda de la felicidad, el placer. En ese sentido lo estético se opone a lo ético. Porque lo ético sería como la asunción libre de la unidad de la experiencia del yo, frente a la dispersión, la continuidad.
Libre es la clave, porque vos elegís ser el que sos. Es el Juez que dice: desespera, elige la desesperación. Como que vos te hacés cargo de lo que fuiste en cada instante de tu vida y respondés por ello, sería como esa responsabilidad libre. Esa es la ética. Que según este juez todo eso conduce en un primer plano al matrimonio, y después dice que la clave de la ética es la exposición. El sujeto ético es aquel que se expone a sí mismo frente a los otros, frente a la comunidad. Por eso el matrimonio de alguna manera lo encarnaría o condensaría.
Ana: es donde se incorpora a lo general también, es el que no está fuera de lo general, el que se involucra en lo general.
Oscar: el que se reconoce en lo general. Esta es la cuestión más claramente alejada de Kierkegaard me parece. Ahí es la más construída de todas estas posiciones, es la menos creíble, porque el continuamente está haciendo lo contrario.
Erica: ahí sí existe la posición de Kierkegaard.
Oscar: sí.
Erica: ah, bueno.
Oscar: eso lo dije desde un principio. Para mí, Soren Kierkegaard está en una posición distinta, no es que digo que están todos en el mismo plano.
Erica: está bien....
Oscar: yo decía que hay dos acepciones de estético: una se opone a la ética que es la que aparece más manifiestamente en “O lo uno o lo otro” porque ahí parece que la disyuntiva es entre esas dos, entre lo estético y lo ético, y donde el juez le reprocha al esteta esa cuestión de que no se hace cargo de su responsabilidad de asumirse como tal, como quien es.
Ana: a mí me gustaría agregar que en la posición ética el asesor toma lo religioso, pero ¿cómo lo toma? También de una manera estética, por eso también entra dentro de lo estético, porque lo religioso es tomado de una manera estética: como la familia, como el matrimonio, etc.
Oscar: por eso yo decía que hay dos acepciones de lo estético: en una, está meramente opuesto a lo ético, ahí el que habla es el juez, el que está diciendo qué es lo ético y qué es lo estético. Es el juez en la parte B de “O lo uno o lo otro”. Lo que pasa es que después Kierkegaard hace aparecer otra posición según la cual ese dilema no es el verdadero dilema, entre lo estético y lo ético, porque lo ético es desesperación también. Entonces parecería que la verdadera oposición es entre la estética y la religión, y la ética sería como un enmascaramiento de la estética.
Corina: me parece que como dice Ana ahí se muestra que esa posición es estética más que ética.
Oscar: así es como aparece la ética en Kierkegaard
Corina: ahí en “O lo uno o lo otro”, en “Temor y temblor”, no sé si es tan así...
Oscar: para mí. es exactamente igual.
Corina: para mí, es otra la ética de....digo, porque....
Oscar: “Temor y temblor” está escrito contra la posición ética como la salida de la desesperación.
Corina: pero habla de la suspensión de la ética, en el instante...
Oscar: lo que pasa es que la ética esa no admite ser suspendida porque justamente él dice que el singular puede ser superior a lo general. La posición ética no va a admitir esto.
Corina: pero no es lo mismo la ética de la tragedia que esta ética que es una estética también.
Laura: en “Temor y temblor” dice que esta posición de Abraham sería la ética.
Oscar: no, la posición de Abraham suspende lo ético, porque desde el punto de vista ético es un asesino. Para él, es la fe.
Lo que vos decías acerca de la transición es problemático (referido a un comentario inaudible de Ricardo) en el sentido de que muchas veces se lo reduce como si fueran tres momentos de un desarrollo: el inmediato es el estético, el mediado es el ético, y después la superación sería el religioso. A mí me parece que hay pasajes de la obra de Kierkegaard que ponen en duda esta secuencia. Él encuentra más cercanía entre la posición estética y la religiosa, y la ética puede ser el extravío más grande. Lo que tienen en común es el tema de la pasión, la estética y la religiosa.
Ana: el ético está tan aburguesado en su posición que no deja ni un resquicio.
Oscar: acentúa la voluntad libre de elegirse a sí mismo. Y el tema de la pasión que trata en “Temor y temblor” como clave es una cosa que tienen en común lo estético y lo religioso
La estética tiene esa doble acepción: una opuesta a lo ético y la otra entendida como pasión cercana a lo religioso.
 
Oscar: Sabemos que Kierkegaard escribió parte de su obra con el discurso de la comunicación indirecta, de los seudónimos, que empezó a usar primero sin declararlos y después declarándolos. Una vez declarados, incluso inventó un nuevo seudónimo para intentar una posición que era más religiosa de la que el podía llegar a arrogarse: el de Anticlimacus. Él publica sus primeras obras seudónimas simultáneamente con sus discursos religiosos y siempre a estos últimos, llamados discursos edificantes, los firmaba con su propio nombre….
Andrés: también se llamaban discursos cristianos.
Oscar: ….y algunas otras como “Las obras del amor”. Simultáneamente, publica las obras que llama estéticas o seudónimas, la primera de las cuales es “O lo uno o lo otro”, sin declarar que se trataba de él. No sé si en Copenhague se sabría, cuando se publicaron esas obras, que él era el autor o si logró mantenerlo oculto hasta que lo reveló en “Mi punto de vista”.
Ricardo: creo que logró mantenerlo oculto unos pocos meses.
Andrés: en algunas de las seudónimas, firma como editor.
Oscar: pero no en el caso de “O lo uno o lo otro”. Incluso, mientras lo escribía, se mostraba de noche en los teatros, esperaba que se apagaran las luces, esperaba unos minutos a que empezara la función y se iba corriendo a seguir escribiendo, y esto era para que creyeran que era un tipo disipado, y que no podía ser él quien estuviera escribiendo esa obra. O sea que era todo una gran comedia.
Laura: además suponía que todos lo estaban mirando.
Oscar: era un personaje en una ciudad mucho más chica que las actuales y se vestía con trajes llamativos, era un dandy.
Andrés: un poco creído también ¿no?
Ana: tenía de qué.
Oscar: la cuestión es que, a lo largo de unos pocos años, edita varias obras firmadas con seudónimos y casi siempre simultáneamente y hasta a veces en el mismo día publica obras firmadas con su propio nombre: por ejemplo, editar con dos seudónimos el mismo día que creo que son “La repetición” y “Temor y temblor”.
Ana: o también “O lo uno o lo otro” que lo publica casi paralelamente con un discurso religioso.
Oscar: “Etapas en el camino de la vida” sale paralelamente a los discursos religiosos.
Ana: por eso, se enfurece cuando piensan que en él hay una especie de evolución, de desarrollo evolutivo en su pensamiento. Eso lo dice mucho en el “Poscriptum” que lamentablemente está en italiano, en inglés y en francés, pero no en castellano. En la última parte del “Poscriptum”, aclara esto que dijo Oscar. Ninguna palabra de los seudónimos es mía, dice él. Por eso, lo enfurece el hecho de que se considere que hay una evolución en lo que la gente suele dividir como el estadio estético, el ético y el religioso; como si fuera la scala paradisi de la que hablábamos el otro día en referencia a Johannes Climacus. No hay ninguna evolución porque justamente dice que con la mano izquierda da los escritos estéticos y con la derecha los otros, pero es tonto decir: yo primero fui esto y después lo otro. Justamente el hecho de que se publiquen en el mismo año, o en el mismo día o con una diferencia de poco menos de un mes, muestra que no fue algo y después evolucionó y se fue para el otro lado.
Ricardo: además a veces se asocia la religiosidad con una etapa cercana a la muerte.
Ana: pero creo que es lo que decía Oscar: el hecho de que sea una estrategia de la comunicación indirecta, para mí lo que vale es eso, que es una estrategia de comunicación indirecta. Tantas veces dice él que el mundo quiere ser engañado, y cita el adagio latino “mundus vult decipi”, que no le puede hablar a la gente en el lenguaje religioso porque lo va a repeler, entonces le habla en el lenguaje que entiende. Pero al mismo tiempo con la mano derecha da lo otro, y esto es tan verdadero como lo otro. Es lo que tenemos cada uno dentro de nosotros.
Oscar: o sea que, por un lado, está esa estrategia que ya es para embrollar, que genera muchos equívocos de por sí, como por ejemplo con el libro “O lo uno o lo otro”, que es el primero que edita. A nosotros, nos convendría leer el prólogo que escribe el supuesto editor de ese libro que es Víctor Eremita, un personaje creado por Kierkegaard, que encuentra unos papeles en el cajón de un secreter que había comprado en lo de un anticuario, y esos papeles que encuentra los atribuye, a su vez, a dos autores distintos. Es como que Víctor Eremita reconstruye lo que escribió el que llama el autor A, un joven esteta, y lo que escribió el autor B, que sería el juez Wilhelm. Esa división creo que la infiere a partir de lo que decían los escritos, porque los del juez siempre mantenían una unidad en tanto que los textos del joven A, que es el esteta, no tenían ninguna unidad. En un momento, dice que podría ser que fueran los dos el mismo autor. Pero tampoco puede asegurar cuál de las dos partes, si la estética o la ética, se escribió antes.
Corina: nada te va a quedar claro.
Ana: ese prólogo es para matarse de la risa.
Oscar: cuenta toda la historia del secreter, de cómo lo encontró en el anticuario, de cómo es que se le había pasado por alto que había un cajón cerrado con llave, como un fondo secreto. La cuestión es que un día tenía que sacar plata de uno de los cajones y estaba tan nervioso porque estaba tocando la campanilla del tipo del “remis” de esa época, que lo iba a buscar, que entonces agarra un hacha y lo rompe y sin querer se abre el cajón secreto y de ahí salen estos textos divididos en dos porque unos papeles están escritos de manera más o menos desprolija y los otros, escritos sistemáticamente como si se tratara de un documento judicial. Representan la posición estética del joven A y la posición ética del esposo que trata como de encauzar la vida del joven esteta a través de las dos o tres cartas que le escribe. Entonces, el libro que se conoce como “O lo uno o lo otro” está formado por esas dos partes. La primera parte son los papeles del joven esteta y la segunda parte son las cartas que le escribe este juez Wilhelm al joven. La segunda parte todavía no está publicada.
Los papeles del joven esteta incluye, entre otros, el “Diario de un seductor”. Estos papeles del joven esteta han circulado como libros presuntamente independientes, varios de estos fragmentos, por ejemplo, “Diapsalmata”, “Los estadios eróticos inmediatos o el erotismo musical” y después, cambiándole el título, “El reflejo de lo trágico antiguo en lo trágico moderno” que circuló como “Antígona”.
Laura: ¿de la segunda parte también circularon fragmentos?
Oscar: sí, son partes cortadas de manera inexplicable y absurda porque empiezan en cualquier lado y terminan en cualquier lado, porque después aparece “Estética del matrimonio” que es un pedazo que además no corresponde a ninguna división real del libro.
En realidad la parte B de “O lo uno o lo otro” termina con una carta que le manda un amigo al juez que sería el autor de la parte B.
Andrés: “El amor y la religión” pertenece a “Etapas en el camino de la vida”.
Ana: que también aparece escrita por un Esposo
Oscar: hay seudónimos que pasan a personajes y viceversa: como en el caso de Climacus o del Esposo. Una obra posterior, que se llama “Etapas en el camino de la vida”, tiene un capítulo que se llama “In vino veritas” y es una especie de Banquete donde aparecen muchos de los seudónimos como personajes: Víctor Eremita, el Esposo, Constantin Constantius. A su vez, “Etapas en el camino de la vida” también tiene un editor que es Hilarius Bogbinder, nombre que significa Hilario el Encuadernador, que también creo que encuentra unos papeles y que los junta todos.
La segunda parte de “O lo uno o lo otro” que se supone que lo tenía que publicar Trotta hace ya unos cuantos años y que viene demorada, termina con un ultimátum que aparentemente no está escrito por el Asesor Wilhelm sino por otro personaje que le manda como una especie de carta en la cual se desvela una posición religiosa. Esto nosotros no lo conocemos, a menos que sea “El amor y la religión”.
Andrés: no, porque ese es de “Etapas en el camino de la vida”. En este libro de Guerrero Martinez, “Kieerkegaard: los límites de la razón en la existencia humana”, está toda la producción traducida al castellano y dice a qué libro pertenece cada obra fragmentada en castellano.
Oscar: sería vital para comprender cabalmente este libro, conocer ese ultimátum que se coloca al final del libro con una carta de un personaje que presenta una posición religiosa que no coincide ni con el esteta ni con el juez y que fue ideado por el propio Kierkegaard en el momento de publicarlo.
Entonces, por un lado, el embrollo que el propio Kierkegaard promueve con su estrategia, y por otro lado, el desastre que hicieron acá los editores en castellano que hace que sea directamente incomprensible porque estos datos lamentablemente no están accesibles, así como ustedes se están enterando ahora de que tal libro en realidad no es un libro. Durante mucho tiempo fue leído Kierkegaard de esta manera, sin esta conciencia de las diversas posiciones de esos seudónimos que son todos distintas voces que no hay que integrarlas en una sola. En francés, posiblemente, la suerte haya sido distinta, las obras completas se hayan conocido mucho más rápidamente. Por ejemplo, en el caso de Sartre, los franceses contribuyeron al malentendido con sus interpretaciones, porque justamente Sartre muchas veces atribuye a Kierkegaard posiciones que son de Climacus. Toda la metafísica de la subjetividad que desarrolla Sartre, todo eso es Climacus
Ana: hay un libro de Hartshorne, “Kierkegaard, el divino burlador”, que dice que toda la filosofía de la libertad de Sartre está basada en la posición del Juez, del asesor Wilhelm de “O lo uno o lo otro”
Oscar: un consejo que le da el Juez al joven esteta dice: elígete a ti mismo, elige la desesperación, estás desesperado, pues bien, elige la desesperación, o sea: hacete dueño de la desesperación. Esa posición subjetiva fuerte de la libertad que se elige a sí misma desde la nada
Ana: y según él, en su validez universal.
Oscar: es algo que después Sartre desarrolla como la posición existencialista
Ana: los autores franceses, en general, no hacen ninguna diferencia entre Kierkegaard y los seudónimos; en cambio algunos autores ingleses, como Lowrie, sí, y Fabro, el italiano, también
Oscar: los franceses son los que más contribuyeron a difundir a Kierkegaard
Ana: a difundirlo mal.
Oscar: nosotros descubrimos el año pasado que Simone de Beauvoir, en “El segundo sexo”, cita a los seudónimos como si fueran Kierkegaard
Ana: eran frases de “O lo uno o lo otro”.
Laura: bueno pero....lo escribió Kierkegaard
Corina: es como decir que un personaje de Borges dice lo que dice Borges.
Ana: es como si en “Rayuela” hicieras hablar a Oliveira, el protagonista, y después pongas: Julio Cortázar, haciendo creer que eso lo piensa Cortázar.
Laura: ¿la idea no es que Kierkegaard es el religioso, el que firma con su nombre?
Oscar: vamos por partes. Lo que está mal es atribuírselo a Kierkegaard, porque por ignorancia terminan atribuyéndole al pensamiento de Kierkegaard todo lo que él haya escrito.
Laura: pero lo escribió Kierkegaard.
Oscar: pero en la atribución hay algo más que la constatación de la escritura, porque la escritura es un hecho fáctico. Ahora, como vos interpretás o contextualizás ese pensamiento va más allá de que esa frase haya sido publicada en un libro de Kierkegaard. Porque para mí sería como atribuirle a Platón lo que dice alguno de los sofistas que dialoga con Sócrates en los Diálogos.
Oscar: en filosofía, te incinerarían si vos le atribuyeras una frase de Tersímaco a Platón.    
Laura: con Zaratustra también es un problema, porque Zaratustra y Nietszche no es lo mismo y se le atribuye.
Oscar: la primera posición con respecto a Kierkegaard hace caso omiso de esta problemática y atribuye a tontas y a locas a Kierkegaard y después quiere armar con eso una especie de sistema kierkegaardiano en el cual Kierkegaard lo que representaría sería una reacción del individualismo en contra del sistema hegeliano. Y generalmente para esa versión de Kierkegaard ya está preparado el hecho de que Kierkegaard no innovó ningún concepto de la filosofía y que todos los conceptos que utiliza son hegelianos, y que entonces ya estaba previsto Kierkegaard en un momento del sistema hegeliano, que vendría a ser este de la conciencia desgarrada, y como que Kierkegaard no entendió cuál era su lugar en la historia de la filosofía y que Hegel ya lo había previsto, o sea que Hegel entiende a Kierkegaard mejor que Kierkegaard aHegel.
Laura: ¿qué otras interpretaciones había de Kierkegaard?
Oscar: la que yo digo es la que predominó por muchas décadas, que es la vez la reacción del individualismo frente a la totalidad hegeliana, como una versión individualista del idealismo, y después como padre del existencialismo. Ahí está la tradición marxista del siglo XX, como Lukács que lo piensa como la derecha hegeliana, que supo entrever los problemas del sistema hegeliano pero en vez de dar un salto hacia adelante, hacia el materialismo dialéctico, fue hacia atrás, hacia el confinamiento en la subjetividad solipsista. Eso dice Lukács, incluso creo que Adorno también.
En su tesis de doctorado, que circula como un libro que se llama “Kierkegaard”, Adorno sostiene que Kierkegaard es el individuo burgués reaccionario encerrado en su subjetividad solipsista. Frente a los problemas del sistema hegeliano, Kierkegaard en vez de dar un paso adelante, que sería la dialéctica materialista, se encierra en su mundo
Acá en la Argentina está la interpretación del padre Castellani que tiende a decir que todo lo que dijo Kierkegaard ya lo había dicho Santo Tomás.
Ana: yo lo leí y no es tan así....
Oscar: se llama “De Kierkegaard a Tomás de Aquino”.
Ana: lo que quiere decir es que no son antagónicos, no que sean lo mismo. En una parte del libro me acuerdo que dice que el napolitano fogoso parece Kierkegaard y el danés o el escandinavo frío parece Santo Tomás de Aquino, dos espíritus más disímiles no podría haber.Lo que quiere decir es  que en el plano de lo religioso no son tan diferentes el uno del otro.
Oscar: ....claro....no es que sean tan diferentes.
Andrés: como una señora que vino una vez y me dijo que lo único que le faltó a Kierkegaard era convertirse al catolicismo
Ana: pero eso está en las biografías de Kierkegaard, algunos le decían eso por algunas cosas que él mismo decía, por ejemplo de María, la madre de Jesús, cosas que lo acercan al catolicismo. Eso también lo dice Fabro, que no es un estúpido....se pasó años leyendo y traduciendo, tradujo doce tomos del Diario de Kierkegaard.
Laura: inaudible
Ana: no digo que sean lo mismo; yo leo a Santo Tomás y no quiero porque me parece que estoy leyendo a Aristóteles, por ejemplo.
Oscar: me parece que es una operación totalmente anacrónica la que hace Castellani, porque más allá de que, bueno, se parecen en el fondo, si vos aislás fragmentos de Kierkegaard y aislás fragmentos de Santo Tomás y podés armar analogías, parecidos, pero me parece que las posiciones fundamentales de ambos para mí son incompatibles. Todo eso que dice por ejemplo de que Kierkegaard vivía unos años más y se hacía católico, se murió joven...por ahí son coincidencias parciales, lo que decía de la virgen María, no creo que la Iglesia Católica lo hubiese tolerado ni creo que él hubiera tolerado a la Iglesia Católica.
Ana: de hecho por eso nunca se convirtió
Oscar: para mí, uno de los aportes fundamentales que hace a la historia de la filosofía es que por primera vez problematiza la idea de Voz en el pensamiento filosófico, de pensar los discursos filosóficos a partir de la voz que los dice, como voz singular y no como el Espíritu Absoluto que se autodespliega o la razón que se analiza a sí misma, o sea que hay siempre un singular que habla. Él mismo contribuye a hacer aparecer eso como problemático. Por supuesto que todo eso desaparece en la medida que vos querés armar un sistema kierkegaardiano desconociendo la estrategia de la comunicación indirecta.
Ese es el punto de partida, este caos editorial en el que nos movemos para leer a Kierkegaard
Corina: ¿y lo Diarios?
Oscar: son veinte tomos.
Corina: o sea que lo que circula acá como el Diario íntimo, que es cortito, es un 5 % de los diarios que no están traducidos al castellano
Ana: están en inglés y en alemán y Fabro tiene doce tomos traducidos al italiano
Corina: ¿él lo publicó?
Oscar: no, es póstumo
Ana: para el que sabe inglés, tenemos acá los cd en inglés con los veinte tomos completos
Oscar: para mí, el tema de los Diarios es otro problema. Una vez que saliste de esta primera posición caótica y descuidada a una posición escrupulosa y seria y decís: no, momento, él acá en el final del “Poscriptum” declara su estrategia de los seudónimos y aclara que todos estos seudónimos corresponden a posiciones estéticas, que no debe atribuirse a él nada de lo que dicen los seudónimos y que él afirma y sostiene solamente lo que escribió con su propio nombre. Ahí es como un primer ordenamiento.
Laura: él dice que se dejó dictar por voces de las que no sabe nada más que....
Oscar: dice que no supongan los lectores que él sabe más acerca de la posición de estos seudónimos que la que puede saber cualquier lector, y entonces él es como la mano que escribió lo que las voces le dictaron, como que no se mete en la interioridad de estos seudónimos. Eso, para mí, es revolucionario en el campo de lo que es el problema del autor
Andrés: se parece mucho a lo que diría cualquier novelista de sus personajes.
Laura: yo estaba pensando en las “Confesiones” de San Agustín y yo leo ahí voces distintas: una cosa es cuando habla del Dios que yo llamaría el efecto de Dios en mí, y otro es el Dios de la polémica con los pelagianos. Se podrían pensar como voces.
Oscar: no es que Kierkegaard haya inventado las voces. Lo que me parece es que lo problematizó, lo planteó como problema.
Laura: lo explicitó, no lo estoy minimizando, estoy tratando de pensar el concepto.
Oscar: además en reacción contra Hegel, claramente, porque parece que la posición de Hegel es que la voz es la del Espíritu Absoluto en su desarrollo inmanente desde la certeza sensible en adelante, es como el concepto universal que se despliega, no es Hegel, ni es nadie. Ahí sí me parece que hacía falta que un tipo como Hegel existiera para que Kierkegaard reaccionara y rompiera las voces filosóficas en este rompecabezas.
A mí me parece que lo central es que las voces son irreductibles o sea que no se puede decir tal voz es lo contrario de Kierkegaard, esa se parece a esta, o sea, que tienen una singularidad cada una de ellas y eso me parece que abre un camino muy interesante para la filosofía, como para desconfiar de la voz de la filosofía, o sea, tomar a la filosofía como género literario y analizarla con su retórica, con sus recursos, empezar a desconfiar un poco más del discurso filosófico que siempre se pretendió como si fuera transparente, como si fuera la autoconciencia, clara y distinta, siempre captándose a sí misma en su surgimiento. Kierkegaard marca que la voz filosófica es una voz opaca, es una voz singular, sospechosa, etc.
Corina: ¿y los Diarios?
Oscar: María José Binetti los va a traducir, o sea que si vos esperás...
Andrés: a ella le interesan tanto los diarios porque entiende que la clave está ahí, expresa esa opinión. Y uno ve que sus trabajos son todas citas de los Diarios.
Oscar: hay una segunda posición que sería tener en cuenta al propio Kierkegaard cuando declara su estrategia de la comunicación indirecta y que se basa fundamentalmente en “Mi punto de vista” y en el final del “Poscriptum” a partir del cual vos podés empezar a ordenar toda su obra, a darte cuenta de la importancia de los seudónimos y de tener en cuenta cuáles son seudónimos y qué seudónimos son y qué significa cada seudónimo, bueno todo eso, esa es como la lectura seria.
Ahora en esa lectura seria, en la medida que vos tengas una buena voluntad de ordenar todo esto, la primera cuestión es que Kierkegaard dice que tiene como texto de autoridad al Nuevo Testamento, o sea que todo lo que dice se remite a eso, esa sería la clave o base interpretativa.
Después aparece para mí el problema de los Diarios. Él escribe durante varias décadas su diario personal, día por día, desde antes de publicar todos los libros hasta supongo que los últimos días de su vida, y en estos diarios aparecen algunos borradores de ideas que después va a desarrollar en sus libros publicados, aparecen también otros comentarios jamás publicados en ningún lado y aparecen comentarios a posteriori de los libros publicados unos años antes: por ejemplo, qué piensa él de “Temor y temblor” en el año 51, varios años después de editarlo. Entonces, si vos querés saber más de este rompecabezas ¿qué hacés con los diarios? ¿los tomás como el texto de base, como que ahí habla Kierkegaard realmente? Porque eso también queda afuera de su estrategia, o sea que no es como lo seudónimos, ni tampoco es como los libros que firmó. A mí me parece que ahí está la cuestión de que se tiende a pensar que esos diarios son como los libros que firmó de su puño y letra, pero son diarios, y en los diarios, ¿quién es ese yo que atraviesa los veinte años de escritura? ¿Se puede decir que ese es Kierkegaard? Ya decir que es Kierkegaard sería como tomar una decisión filosófica, sería como que el de los diarios sabe más del pensamiento kierkegaardiano que incluso el de los libros que firmó con su propio nombre
Ana: igual no estaría nada mal poder leerlos todos. Por ejemplo, si estás en un día re-loco y te querés matar y todo lo ves horriblemente mal y negro, vos decís ¡ay, qué tipo pesimista espantoso!
Laura: hay gente que toma eso como paradigma de lo personal.
Ana: a eso voy, que eso es también peligroso
Oscar: porque uno mismo un día puede escribir cualquier cosa y al día siguiente otra...y además decide no publicarla, eso es una decisión fundamental ¿y si el tipo dice esto se me ocurrió ayer pero hoy ya no lo pienso?
Andrés: ¿para qué diablos lo guardó entonces?
Ana: y...porque uno guarda los diarios.
Oscar: hay una cosa muy interesante que es un efecto de los diarios y que es una cosa que por ejemplo a María José la llevan a apoyarse para decir que hay un solo Kierkegaard: que muchas de las cosas dichas por los estetas, por los seudónimos estéticos, en algún momento de los diarios las escribió Kierkegaard
Corina: no, porque en el diario vos ponés....como que desarrolla pensamientos, si vos estás pensando en hacer “Temor y temblor” y vos vas desarrollando: Abraham subió a la montaña...en el diario hay cosas que están tiradas así, no es que dice: ahora voy a pensar yo Kierkegaard, y aunque fuese así tampoco es atribuible a su pensamiento
Oscar: yo estoy diciendo ver que es interesante que en algún momento pensó eso y dejó constancia de eso.
Corina: el lo escribió porque lo pensó, lo que yo preguntaba era si se puede atribuir a su posición.
Oscar: yo digo que no.
Corina: por eso...
Oscar: pero lo que pasa es que tampoco digo que se lo puede tomar como una mera máscara ficticia que creó, sino que también se puede pensar como una posición que él en determinado momento asume y encarna.
Corina: son posiciones que él piensa.
Oscar: pero que además encarna, porque en un momento lo piensa, o sea: ¿qué es pensar?
Corina: yo puedo pensar cómo pensaría María José, esto y lo otro, es como un ensayo de pensamiento que no significa que vos encarnes la posición de María José. No significa que vos pienses lo mismo, vos estás haciendo un ensayo de cómo piensa otro.
Laura: si el otro es un invento tuyo...es un poco diferente
Oscar: sí, no es tan así, que diga: voy a hacer un experimento a ver cómo pensaría quién tal cosa.
El muchas veces en el diario dice cosas que coinciden y no es que esté escribiendo un borrador de lo que después va a escibir, sino que dice cosas, deja constancia de cosas que pensó ese día en su diario que después son frases que van a ser retomadas por alguno de los seudónimos estéticos.
Corina: obviamente son sus pensamientos los que están circulando y que los pone en personajes, lo que no tiene que ver con que sea su posición ¿vos le das más importancia a los diarios? Porque decís que en algún momento lo encarnó...
Oscar: lo que estoy diciendo es que me parece interesante para repensar la posición estética el no reducirla a posición ficticia, porque para mí el riesgo de la segunda posición es la de tomar todo lo estético como meramente ficticio.
Ana: yo me acuerdo cuando vino Darío González que dio el seminario en las Jornadas, y dijo que hay una escritora francesa, Nelly Viailleneux, que considera como escritos verdaderamente de Kierkegaard los escritos religiosos y edificantes, nada más.
Laura: ¿lo otro como qué lo toma?
Ana: y no sé porque no leí el libro....
Oscar: lo que me parece es que va a aparecer todo el Kierkegaard esteta, el desesperado, el cobarde, porque cuando uno acentúa la lectura desde una posición religiosa, tiende a aparecer el mártir.
Andrés: alejado de la vida del mundo
Corina: a mí se me viene la pregunta de porqué no se dedicaba a la religión y armaba todo ese circo. ¿Para qué escribe todo lo estético? Y también en su vida ¿para qué hizo todo ese circo, ese verso?
¿Por qué no vivió seriamente como mártir? En su vida también había una doble vida, como hay en las obras.
Oscar: ¿porqué le dedica tantas reflexiones a lo estético? Porque él es un esteta, está absolutamente calculado...
Corina: ¿para qué esa careteada en el teatro? ¿por qué no se queda tranquilo en su casa?
Andrés: o disfruta la obra...ya que fue.
Ana: seguramente que las obras que le interesaban las disfrutaba, porque de Don Giovanni habla mucho, de pe a pa la conoce.
Oscar: o asumiendo la predicación, como diciendo me voy a dejar de joder, me voy a dedicar a predicar, como hace en “El instante” como que ya se terminó la época de tanto devaneo estético, mi personalidad de poeta, ahora viene el combate contra la cristiandad que es lo que hace en los últimos años de su vida. Hay un riesgo muy grande al leerlo todo desde ahí, desde el combate contra la cristiandad, y leer todo: “Temor y temblor”, etc.
Corina: es otra forma de interpretarlo, como que antes no se animaba.
Oscar: y mientras no se animaba inventó todos estos subterfugios.
Andrés: él mismo dice porqué los inventa: no ha llegado la hora del combate
Corina: ¿pero porqué no ha llegado la hora? ¿qué estoy haciendo de mientras? ¿para qué hacía todo ese circo?
Ana: no era un circo, era una manera de hacer reaccionar a la gente, si la gente no reacciona...
Oscar: lo que me parece es que no hay porqué tomarlo tan al pie de la letra, cuando por otro lado vos ves que conoce muy desde adentro la posición estética, que no es simplemente la invención de un autor imaginativo.
Ana: y por eso que la conoce tan bien, él se da cuenta de que no es lo que tiene que ser, y por eso hace tanto para atacarla desde todos los frentes porque ¿qué es Wilhelm si no? Es el que ataca a la posición estética, pero a su vez tampoco esa es la posición...porque si vos leés el Prólogo de “O lo uno o lo otro”...
Oscar: yo propongo leer de ese libro cuatro pasajes, que son el Prólogo, Diapsalmata, El más desdichado y La rotación de los cultivos. Son cuatro textos relativamente cortos, donde me parece que más o menos queda bastante bien caracterizada lo que es la posición estética. Podríamos incluir también la introducción de Darío González porque tiene datos que ordenan mucho. El prólogo donde Víctor Eremita cuenta cómo encontró los textos, Diapsalmata que son un montón de papelitos que Víctor Eremita dice que encontró todos sueltos y que los juntó todos y los puso al principio del libro y después El más desdichado y La rotación de los cultivos. Eso de “O lo uno o lo otro” y después un par de capítulos de “Temor y temblor”, “Mi punto de vista”...
Porque “Temor y temblor” también es un texto estético según la clasificación que él propone. Lo cual es todo un desafío porque generalmente se la toma como que es la obra de Kierkegaard que todo el mundo lee y que para todo el mundo es Kierkegaard.
Laura: tal vez Kierkegaard puso ese nombre como otro seudónimo más que coincidía con su nombre propio.
Oscar: es una manera posible.
Ana: bueno, pero ahí me parece que nos vamos por las ramas.
Oscar: a mí me parece que es una hipótesis productiva: el que firma Soren Kierkegaard es un seudónimo más.
Ana: no, a mi no me gustan esas cosas, a mí me superan, me llevan al grado de la locura y no quiero, yo me quiero quedar donde estoy.
Andrés: no, date la oportunidad de...
Ana: para locura me alcanza con la mía. Algo firme tiene que haber, Oscarcito, ¡por favor, epa!
Oscar: si no, Ana, al final terminás restaurando la posición esa del sujeto autoconciente, porque todos los seudónimos son seudónimos, pero Kierkegaard es Kierkegaard
Ana: pero yo no me puedo poner por encima de él. ¿Entonces para qué escribió “Mi punto de vista”y para qué escribió el “Postscriptum”?
Corina: pero escribió “Mi punto de vista”, pero te hizo pensar en el lenguaje indirecto también.
Ana: pero obvio
Corina: te está haciendo pensar acerca de las voces y que les sospeches a las voces, no es que él está fuera del mundo, también te dice: sospechale a todo esto.
Ana: yo un algo firme necesito
Corina: está bien...si vos necesitás...pero a ella le puede gustar “Temor y temblor” y decir no, yo quiero que ese libro sea Kierkegaard.
Andrés: no lo pongas a la altura de Kierkegaard, ponelo a Jesucristo.
Ana: y bueno...sí, sí...y es justamente de ahí que me guío.
Oscar: vos desde una posición de fe podés sospechar de Soren Kierkegaard, no de Cristo.
Ana: miren, lean los discursos religiosos y después me dicen. Después sí, si leemos todo, fenómeno.
Oscar: el asunto es cómo lo leemos, el asunto es si lo leemos como que ahí está la papa, que a mí me parece que eso presenta problemas.
Ana: ¡pero cómo no va a presentar problemas, todo presenta problemas!
Oscar: pero poner al Esposo al mismo nivel que Soren Kierkegaard, porque hay que tener en cuenta que Soren Kierkegaard es una voz diferenciada dentro de todo este dispositivo, no está en el mismo nivel, lo que no significa es que sea el sujeto absoluto tampoco.
Ana: pero yo no digo que sea el sujeto absoluto, ¿vos me entendés lo que quiero decir?
Erica: sí, claro.
Oscar: lo que yo propongo es poner entre paréntesis la clave religiosa que él propone para leer los textos estéticos, porque si no va a tener encima siempre a él diciendo: esto entendelo así, y esto así.
Ana: no, yo en eso estoy de acuerdo, que leamos lo que leemos como escritos estéticos. Pero ya que me digas que Kierkegaard es un seudónimo de Kierkegaard, ¡vamos!
Oscar: acá en el seminario uno puede pensarlo así.
Ana: yo no.
Andrés: y vas a hacer todo lo posible para convencernos.
Oscar: a mí me parece que se puede aplicar una cosa que dice Nietzsche, en Zaratustra: el problema de ustedes es que me encontraron demasiado rápido a mí, antes de encontrarse a ustedes, ahora piérdanme a mí y después más adelante traten de encontrarme de vuelta, es cuando él despide a los discípulos.
Laura: ¿y cómo lo ligas con esto?
Oscar: me parece que hay que perder a Kierkegaard, que lo encontramos demasiado rápido.
Corina: que te da la clave de cómo leerlo...
Ana: bueno, ¿demasiado rápido?! A mi me llevó cuarenta años.
Corina: pero es porque si leo “Mi punto de vista” listo para vos, esto va acá y esto allá, en veinte minutos.
Oscar: es como el que descubre que la tierra se mueve porque se los enseñó la maestra.
Erica: pero Ana no dice eso
Oscar: yo no dije que ella dijo eso, yo no estoy juzgándola a Ana.
Erica: ella dijo que leamos lo estético como estético
Corina: pero Oscar propone leer lo estético como un escrito. El no propone leer lo estético como estético, propone que leamos estos escritos sin poner esto es lo que no es verdadero.
Ana: ¡¡¡yo no digo eso!!!!
Erica: ¿quién dijo que es lo no verdadero?
Laura: preguntaba si se podía pensar que por ejemplo “Temor y temblor” tiene más afinidad en la obra.
Oscar: a mí me parece que “Temor y temblor” representa un problema porque justamente es una obra con un tinte tan religioso, y sin embargo él advierte que es estético, con lo cual él mismo ahí te está haciendo un reto, a ver dónde está lo estético de “Temor y temblor”, cuando todo te conduce a una posición religiosa. Es verdad que el autor dice que no comprende a Abraham, de todas maneras me parece que con eso sólo no alcanza para pensar porqué es estética. Porque ahí es como que Kierkegaard instala una sospecha hacia el que habla en “Temor y temblor”.
Estético tiene la siguiente dificultad, tiene como una ambigüedad de base en Kierkegaard: por un lado, es una posición existencial que consiste en regirse por la sensualidad o por la sensibilidad.
Ana: o como dice en “O lo uno o lo otro”: es lo que se es.
Oscar: es lo inmediato.
Ana: en cambio en lo ético es lo que se llega a ser.
Oscar: ese que se es, es a nivel sensualidad...es el que se rige por el momento particular, aquel que no reconstruye una unidad subjetiva a lo largo de su experiencia, porque esa unidad la conquista solamente la posición ética, que es el que asume, que se hace cargo de la dispersión... La estética es dispersión existencial, vos estás hoy acá, después allá...la búsqueda de la felicidad, el placer. En ese sentido lo estético se opone a lo ético. Porque lo ético sería como la asunción libre de la unidad de la experiencia del yo, frente a la dispersión, la continuidad.
Libre es la clave, porque vos elegís ser el que sos. Es el Juez que dice: desespera, elige la desesperación. Como que vos te hacés cargo de lo que fuiste en cada instante de tu vida y respondés por ello, sería como esa responsabilidad libre. Esa es la ética. Que según este juez todo eso conduce en un primer plano al matrimonio, y después dice que la clave de la ética es la exposición. El sujeto ético es aquel que se expone a sí mismo frente a los otros, frente a la comunidad. Por eso el matrimonio de alguna manera lo encarnaría o condensaría.
Ana: es donde se incorpora a lo general también, es el que no está fuera de lo general, el que se involucra en lo general.
Oscar: el que se reconoce en lo general. Esta es la cuestión más claramente alejada de Kierkegaard me parece. Ahí es la más construída de todas estas posiciones, es la menos creíble, porque el continuamente está haciendo lo contrario.
Erica: ahí sí existe la posición de Kierkegaard.
Oscar: sí.
Erica: ah, bueno.
Oscar: eso lo dije desde un principio. Para mí, Soren Kierkegaard está en una posición distinta, no es que digo que están todos en el mismo plano.
Erica: está bien....
Oscar: yo decía que hay dos acepciones de estético: una se opone a la ética que es la que aparece más manifiestamente en “O lo uno o lo otro” porque ahí parece que la disyuntiva es entre esas dos, entre lo estético y lo ético, y donde el juez le reprocha al esteta esa cuestión de que no se hace cargo de su responsabilidad de asumirse como tal, como quien es.
Ana: a mí me gustaría agregar que en la posición ética el asesor toma lo religioso, pero ¿cómo lo toma? También de una manera estética, por eso también entra dentro de lo estético, porque lo religioso es tomado de una manera estética: como la familia, como el matrimonio, etc.
Oscar: por eso yo decía que hay dos acepciones de lo estético: en una, está meramente opuesto a lo ético, ahí el que habla es el juez, el que está diciendo qué es lo ético y qué es lo estético. Es el juez en la parte B de “O lo uno o lo otro”. Lo que pasa es que después Kierkegaard hace aparecer otra posición según la cual ese dilema no es el verdadero dilema, entre lo estético y lo ético, porque lo ético es desesperación también. Entonces parecería que la verdadera oposición es entre la estética y la religión, y la ética sería como un enmascaramiento de la estética.
Corina: me parece que como dice Ana ahí se muestra que esa posición es estética más que ética.
Oscar: así es como aparece la ética en Kierkegaard
Corina: ahí en “O lo uno o lo otro”, en “Temor y temblor”, no sé si es tan así...
Oscar: para mí. es exactamente igual.
Corina: para mí, es otra la ética de....digo, porque....
Oscar: “Temor y temblor” está escrito contra la posición ética como la salida de la desesperación.
Corina: pero habla de la suspensión de la ética, en el instante...
Oscar: lo que pasa es que la ética esa no admite ser suspendida porque justamente él dice que el singular puede ser superior a lo general. La posición ética no va a admitir esto.
Corina: pero no es lo mismo la ética de la tragedia que esta ética que es una estética también.
Laura: en “Temor y temblor” dice que esta posición de Abraham sería la ética.
Oscar: no, la posición de Abraham suspende lo ético, porque desde el punto de vista ético es un asesino. Para él, es la fe.
Lo que vos decías acerca de la transición es problemático (referido a un comentario inaudible de Ricardo) en el sentido de que muchas veces se lo reduce como si fueran tres momentos de un desarrollo: el inmediato es el estético, el mediado es el ético, y después la superación sería el religioso. A mí me parece que hay pasajes de la obra de Kierkegaard que ponen en duda esta secuencia. Él encuentra más cercanía entre la posición estética y la religiosa, y la ética puede ser el extravío más grande. Lo que tienen en común es el tema de la pasión, la estética y la religiosa.
Ana: el ético está tan aburguesado en su posición que no deja ni un resquicio.
Oscar: acentúa la voluntad libre de elegirse a sí mismo. Y el tema de la pasión que trata en “Temor y temblor” como clave es una cosa que tienen en común lo estético y lo religioso
La estética tiene esa doble acepción: una opuesta a lo ético y la otra entendida como pasión cercana a lo religioso.
 
 

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